Típica producción de humor amable
Me ha parecido una serie que no tiene nada que envidiar a sus homólogas americanas. Bien construida y con detalles sumamente originales, como son los hijos virtuales, que dan un punto diferente y cómico.
Es una serie que te garantiza pasar un buen rato, para ver un episodio diario, tranquilamente.
El guión es divertido, lleno de sonrisas y con alguna carcajada. Los actores están bien y resultan bastante creíbles.

Recomendable para ver en pareja o en familia.

La serie, estupendamente interpretada y dirigida, nos lleva a lo largo de su extenso metraje desde el Berlín de los años 50 hasta la caída del muro. Entre medias, el desarrollo de la guerra fría, desde la revolución húngara a bahía cochinos.
La verdad es que la cuidada ambientación y la sucesión de pequeñas historias que se van entrelazando, te engancha sin remedio. Y aunque la serie está rodada donde está rodada, y se pasa por encima de ciertos episodios de la CIA, sobre todo en América Latina, no deja de evidenciar la miseria moral de las agencias de inteligencia (de cualquier signo).
Sin entrar en politiqueo, es una gran serie de espías, que te mantiene intrigado hasta el final, a la búsqueda del gran "topo" de los rusos en la Compañía... nada es lo que parece en el mundo de los agentes dobles (o triples). Sólo una cosa es cierta: Nunca hubo buenos y malos.
No lo dudes, sumérgete en las cloacas de la historia.

La frase del título sale en la película. Y es que es una película ultraviolenta que pretende dar otra vuelta de tuerca a cómo presentar la realidad de las favelas, lugares donde es menester recordar que no hay presencia policial. En cada favela es un comando de delicuentes el que mantiene un status quo de aparente orden, beneficioso para sus intereses. La policía no entra y ellos no salen.
Si Ciudad de Dios nos contaba la historia desde dentro, esta película nos la cuenta desde el punto de vista de un grupo policial de élite que prescinde de cualquier regla para combatir a los comandos de las favelas. Y la verdad es que uno no sabe quién da más miedo, si estos polis o los criminales. Hay escenas muy duras que a uno, desgraciadamente, no le resulta difícil creer.
Es una película de difícil digestión: nadie se salva. Los criminales son malos, los polis normales son corruptos, los estudiantes bien de la universidad son unos hipócritas y los del comando de élite son... mejor veálo usted mismo. Eso si, los muertos suelen ser en su mayoría los pobres ciudadanos de a pie de la favela.
El ritmo trepidante y la historia bien contada le engancharán sin duda. Si usted pasa del cine denuncia, no se preocupe, es una buena peli de acción... ¿o es de miedo?

Pues sí, lo confieso, la he visto cuatro veces. Y seguro que en el fututo repito. La verdad es que a mí esto de los dramas victorianos... pues que los veo y paso un rato entretenido. Pero esta película es una obra maestra. Yo de cine entiendo lo justo (como de coches), pero me quedé extasiado viendo este filme. Sigo quedándome boquiabierto con la secuencia del baile. ¿Cuántos directores son capaces de hacer eso?. No la describo porque es imposible. Hay que verla. Espero que este director goce de una salud de hierro y una mente preclara, y que siga ofreciéndonos muestras de su enorme talento.
Y la historia es muy bonita, un poco de telenovela, un poco de humor, un poco de lágrimas... Los escenarios están retratados maravillosamente. El ritmo es perfecto. Es una de esas ocasiones en que todo encaja.
En fin, que si no la ha visto, está de suerte. Póngase cómodo/a, y disfrute de una experiencia que pocas veces tendrá la ocasión de visionar.

Pues eso, que reirse es bueno para la salud, y con esta serie es imposible no reirse. Tina Fey ha creado una comedia brillante, con personajes hilarantes (baldwin está magistral) que llenan la pantalla con unas risas aseguradas. Todo transcurre en un set de la NBC (filial de una filial de una empresa de pelucas...), donde la Fey dirige un programa en directo. Baldwin es el responsable de la NBC y de la división de electrodomésticos de la corporación...
La primera temporada no tiene desperdicio: ironiza sobre todo lo imaginable, desde las relaciones interpersonales a la furia patriotera yanqui.
La mejor sit comedy del año: humor inteligente a raudales. Muy recomendable.