Soy de las que se mete mucho en las películas...
Momentos de tensión:
- Cuando se choca con el vagabundo en la segunda carrera.
- En el casino (el tiempo pasa muy lento, me da a mi).
- La muerte de Lola y la resurrección.
- Cuando la echa el padre del banco confesando que no es su hija.
- Los dos golpes del socio con los matones cuando van en coche.
- Los momentos en la cama de Manni y Lola (es para tomar aire, pero a mi me producían más tensión, jaja).
- Cuando Lola llega a la intersección con el dinero y Manni no está.
- La madre y el p*** champú.
Y alguno más que se me escapará por ahí.

Y lo de que la historia de la gente que se va encontrando cambie, me parece algo acertadísimo.

Se vuelven colegas porque el vagabundo lleva observando al pobre Tom durante meses. De hecho, es una de las cosas que le dice Gerri nada más empezar el episodio: ese tipo lleva ahí meses. Pues los meses que llevas muerta, hija, o un poquito más, pero vamos, lleva estudiando a Tom desde que se muere Gerri, hasta ahí todo bien.
Y, aunque es muy evidente, la gracia de este episodio es que claro, es que alguno será irreal, que el vagabundo no existe, pero BUM, la que no existe es Gerri, que es exactamente la conciencia de Tom intentando que se de cuenta de sus errores. Una p*** maravilla, porque en todo momento piensas que es el vagabundo, por las cosas que hace, lo rápido que va, nunca le ves en la calle... El ser imaginario, que hace todo fuera de plano. Pero cuando se ve en plano que le quita el móvil, le esconde las cartas... Eso ya no puede ser imaginario, lo estamos viendo, y Tom NO ESTÁ. Ahí se nos sugiere el final, pero no nos lo cuentan. Brillante.
Aún me queda ver si en los títulos de las obras de la mujer hay algún que otro significado oculto, pero tal y como lo veo, está absolutamente brillante.
Por cierto, Hodor está muy limpito.

He de decir que no entendí bien el tema entre el padre y el amigo oloroso en el primer visionado, pero a la segunda vez, al igual que muchas cosas me parecieron pesadas y sin gracia, este tipo de cosas, como las "Rachel" y demás, me provocan una leve satisfacción entenderlas, ya sabeis a qué sensación me refiero.

Pese a ser una película de ficción histórica, esto no es razón para criticarla. Si nos informamos un poco, sabremos con unos pocos clics que Mozart y Salieri no tenían esa rivalidad.
Tom Hulce me parece una maravilla: puede representar a un idiota que va perdiendo la razón poco a poco, curiosamente, llegando a ser un tipo cuerdo al borde de la muerte, aunque no sepa la realidad de lo que le sucede con Salieri.
La escena del entierro es brutalísima, y más aún acompañada de ese Requiem tan precioso.