Hacia los años 70 se desarrollaba en Cali una generación de artistas especialmente interesada en el cine. Esta generación, por la que se llegó a hablar de "Caliwood", dio lugar a algunas de las mejores películas del poco floreciente cine colombiano. Uno de sus mayores intereses era la cultura popular, en gran parte proveniente de Estados Unidos, como muestra en sus obras el famoso escritor "maldito" Andrés Caicedo. De ella tomaron el motivo de los vampiros los dos principales directores de este grupo: Carlos Mayolo en su "Carne de tu carne", que estrenaría solo un año después de la que ahora nos ocupa, y Luis Ospina en "Pura sangre". Desde luego, esta fijación por los vampiros tiene mucho que ver con la sangrienta historia fracticida de Colombia.

En este caso concreto, tenemos a un viejo rico y pervertido para quien los empleados matarán y así conseguir sangre fresca con la que sobrevivir a su enfermedad. Por lo tanto, aquí se hace literal aquello de que los ricos le chupan la sangre a sus subalternos, componente sociopolítico de la película que luego se verá reforzado (parece asemejarse la procedencia oscura de la sangre con la forma de conseguir el dinero). Además, hay unas irónicas referencias religiosas que funcionan bien. También en la película aparece la vida de estos empleados, en sus fiestas con drogas, el proceso de conseguir los niños cuya sangre extraerán y una subtrama de negocios turbulentos entre los patrones. Puede surgir el aburrimiento, la verdad.

La atmósfera pretende ser de misterio y terror, pero tiene un aire cutre que entorpece sus propósitos, por ejemplo en las interpretaciones o en la música de serie B. En comparación a "Carne de tu carne", al menos aquí no hay momentos demasiado ridículos (en aquella película se aparecen de forma ridícula algunos ancestros). En general, la película es curiosa, un buen intento, aunque no totalmente logrado.

Película bien hecha aunque poco original sobre dos personajes que por azar se encuentran y juntos se enfrentan a las heridas del pasado para encarar un futuro donde poder enraizar. Estos dos personajes (ella, inestable madre de un niño; él, profesor de ese niño) pasarán unos días en el ambiente playero donde ella trabaja, y a donde llegan las deudas de su pasado, para luego visitar a la familia de él, a la que hacía años que evitaba, en una segunda parte totalmente diferenciada de la primera (lo único común son los personajes y algunos temas como la maternidad).

Lo positivo: La directora sabe qué hace con la cámara, los encuadres están muy medidos y saben transmitir las distancias y los anhelos a través de símbolos como ventanas y verjas o contrastes como el de la piscina y el mar. Los momentos donde los personajes tienen una cierta ambigüedad. La actriz protagonista (Louise Bourgoin).

Lo negativo: La historia está tan trillada que en ocasiones parece que incluso al guionista le daba pereza explicarla. En bastantes ocasiones los personajes y las situaciones están muy caricaturizadas (ricos estirados y malos, populares que no saben comer lo que les sirven los ricos, etc.).

Película de atmósfera mítica sobre un hombre que regresa al pueblo después de 18 años encarcelado y a quien le esperan los hijos del hombre al que mató, para vengarse, y la novia que en aquel tiempo tenía, para redimirle. El destino, la venganza, el honor, son algunos de los temas trágicos que aquí se tocan en un guión escrito por García Márquez, quien imprime a la película un aire muy similar al de su novela "Crónica de una muerte anunciada". De hecho, aunque la estructura parezca lineal, se aprecia una clara circularidad entre las generaciones de familias protagonistas, circularidad que remite a un tiempo mítico pero también a la repetición de los ciclos de violencia en Colombia. El hermano pequeño de los Moscote (la familia de vengadores) será la única esperanza de cambio.

Personalmente, la película me pareció demasiado clásica, falta de emoción y chispa, un guión filmado con fidelidad pero sin nervio. Como una novela de García Márquez reescrita por un funcionario con la prosa del BOE.

Película mítica en el contexto colombiano, una de las pocas reseñables en ese país antes de "La estrategia del caracol" (1986), doblemente conocida por la participación de García Márquez. Se define como cortometraje surrealista, pero no es comparable en grado de extrañamiento con "El perro andaluz" (aunque también hay corte de navaja), por poner un ejemplo. Hay también un cierto costumbrismo de matiz neorrealista (actores no profesionales).

Hay una estructura superficial, muy sencilla, un gringo que captura una langosta azul radioactiva para analizarla y que luego, tras robársela un gato, tiene que partir en su búsqueda por un curioso pueblo caribeño que tiene sus personajes y sus ritos peculiares. Obviamente hay un argumento más profundo, que gira en torno al conflicto entre mente racional y lógica (el gringo) y realidad mágica e incontrolable (los nativos).

Hay que notar que en varios momentos la cámara parece jugar a su antojo olvidando la historia principal y enfocando pequeñas escenas o incluso objetos que parecen no guardar mucha relación, lo que quizás pueda ser entendido como producto de la visión del "voyeur" que aparece en la película con binoculares.

En ocasiones, calificar a una película como "simple" puede tener connotaciones positivas: con pocos medios y un lenguaje sencillo se pueden lograr grandes obras. No es el caso. Aquí, la técnica de animación con muñecos en "stop motion" resulta muy pobre, en comparación con la fantasía desplegada en otros autores (por ejemplo Jan Svankmajer), y el contenido resulta tremendamente simplista: mensaje político sobre un país feliz y creativo que es vendido por su presidente a los intereses mercantilistas del "vecino del Norte" (clara alusión a EEUU), por lo que los ciudadanos acaban pensando en rebelarse y el gobierno en reprimirlos. Canciones de protesta amenizando el camino.