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Críticas de Time Bandit
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Críticas 124
Críticas ordenadas por utilidad
7
19 de diciembre de 2014
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La comedia de la temporada del cine francés, que cuenta con una premisa bastante similar al mayor taquillazo español del año, “Ocho apellidos vascos”; con la diferencia que, mientras esta última, al igual que pasaba con la también francesa “Bienvenidos al norte” explota los tópicos y las diferencias entre las regiones, lo que limita el alcance de la mayor parte de su humor al ámbito nacional. En cambio, las diferencias entre los personajes de “¿Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?” son mucho más universales, ya que no se basan en las distinciones entre dos regiones, ni siquiera de dos naciones, sino entre varias culturas (o religiones) diferentes. Puede que el matrimonio burgués y conservador testigo de cómo sus cuatro hijas se casan con un musulmán, un judío, un chino y un negro, que aquí nos encontramos sean franceses, pero podrían haber sido trasladados a cualquier otro país occidental sin necesidad de demasiados cambios.

Como ya apunta la premisa, el mayor peso de la trama (y de las situaciones cómicas) se apoya en las diferencias culturales, el hecho de que entre en tu familia una persona de otra cultura, etnia o religión, y los prejuicios entre éstos. Otro punto en común con la ya mencionada obra de Emilio Martínez-Lázaro es que ambas, pese a tratar temas tan espinosos como pueden ser ETA o el conflicto entre Palestina e Israel, en ningún momento salen del políticamente correcto humor blanco, pero no por ello perdiendo su efectividad. En ese aspecto, aciertan a no dibujar a los inesperados yernos (y sobre todo, a la familia del último de éstos) como si fueran ángeles perfectos y todo bondadosos, a los que el público se viera obligado a aceptar, simplemente, por su absoluta ausencia de maldad. En cambió, huyendo del maniqueísmo moralista, se muestran en todo momento como seres humanos, con virtudes y defectos similares al resto de los mortales, pero manteniendo sus características propias de su respectiva cultura.

El punto más flojo de la obra, sin duda alguna, es la insuficiente profundidad de todos los personajes; especialmente en el caso de las hijas, que salvo con la pintora-depresiva (que aun así, estas dos características no son suficientes para un personaje ni medianamente bien definido), del resto a parte de un par de menciones a su profesión, que tampoco resultan demasiado relevantes, no sabemos absolutamente nada sobre ellas. Aunque esto se compensa en parte por las correctas interpretaciones, donde destacan por encima del resto las de los veteranos Chantal Lauby y Christian Clavier. En cambio, su mayor baza a favor sea su ritmo, prácticamente carente de puntos bajos, que va “dejando caer” los momentos de mayor acierto cómico a buena distancia entre ellos: sin amontonarlos, ni dejando grandes “desiertos”. A lo que ayuda un montaje muy acertado, que en más de una ocasión colabora con éxito a la comicidad.

Una buena comedia para un mundo que cada día es poco a poco más universal, y afortunadamente, cada vez un poco más tolerante con el resto. Si esta obra tiene un mensaje, es que los prejuicios por muy grandes que sean, y por muy insalvables que parezcan las diferencias, siempre es posible derrotar esas dos barreras con voluntad mutua. Puede pecar de ser una visión, a día de hoy, todavía muy optimista, pero a veces hace falta para combatir el pesimismo del día a día. Y para eso, la risa siempre es una perfecta aliada.
Time Bandit
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9
13 de enero de 2014
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
A simple vista puede parecer una película más de piratas, u otra aventura edulcorada con niños como protagonistas; pero esta penúltima obra de Alexander MacKendrick es mucho más que ello. Podría considerarse perfectamente una secuela espiritual de “Sammy, huída hacia al sur” (como sucede con “Whisky a go-go” y “La bella Maggie”), con la que tiene bastantes puntos en común, para empezar el hecho de que la historia vuelva a estar narrada dese la vista de un niño, volviendo a trasladar la cámara hasta sus ojos. El personaje interpretado en su anterior obra por Edward G. Robinson tiene cierto parecido con el capitán pirata Chávez de esta película, al que da vida Anthony Quinn.

Después de que un tornado destrozara su casa en Jamaica; la señora Thornton, al contemplar la indiferencia que muestran sus hijos por la muerte, decide enviarlos a Inglaterra para que dejen de ser unos “salvajes”. Pero durante el viaje, el barco en el que viajan los niños es asaltado por un grupo de piratas; y debido a un error, los niños terminan en el barco pirata. Chávez, el capitán pirata, se encariñara de la hija mayor, Emily; y protegerá a los niños de su supersticiosa y temerosa tripulación.

Historia contada de una forma atípica, donde se muestra con más humanidad a los piratas que a los niños. El capitán Chávez haría lo que fuera por el bien de Emily; de la que como muestra más de una escena, parece ser se ha enamorado; aunque eso le cause problemas con su tripulación. Zac (James Coburn) es mostrado como un compañero fiel, que seguirá a su capitán hasta el final. En cambio, el resto de piratas se nos muestran como débiles, cobardes y, sobre todo, supersticiosos. En contraste, los niños siempre están tranquilos; pero la falta de miedo no es debida a la valentía sino a la insensatez y la ignorancia; además son mostrados como completamente amorales. Lo que para los niños es un simple juego, para los piratas es una clara señal de la muerte; y para agrandar más la distancia entre piratas y niños, haciendo aun más difícil que los unos se entiendan con los otros, sólo el Capitán Chávez y Zac hablan inglés.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Time Bandit
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7
25 de enero de 2015
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intenso thriller urbano que nos traslada al Belfast de 1971, cuando los enfrentamientos entre el ejército británico con los miembros del I.R.A, y simpatizantes de ambos lados, era el pan de cada día. La película consigue recrear con gran acierto las frías y oscuras calles nocturnas de la ciudad; que transformada en un interminable laberinto para el protagonista, esconde peligros mortales en cualquier esquina. Donde el tiempo se transforma en una lucha continua por la supervivencia, que es realmente en lo que consiste la película, llegando a convertir al sangriento conflicto político y social en un simple marco, más que el centro de la historia.

Huyendo de maniqueísmos, lejos de mostrar a unos como santos y a otros como diablos, se nos ofrece un retrato humano de los dos bandos, y aunque se enseñe el horror causado por ambos, bien es cierto que el lado británico es tratado con más indulgencia. Lejos de estereotipos andantes, nos encontramos con personajes con dudas, claroscuros y conflictos de intereses. Algunos de ellos, son dignos del cine negro.

En cambio el protagonista, interpretado de una manera solvente por Jack O'Connell, se trata de uno de los puntos débiles, ya que en ningún momento se hace un retrato psicológico o emocional suyo; en lugar de eso, se limitan a (literalmente) soltarlo en medio de la ciudad para que huya de un lado a otro indefenso, sin saber bien a dónde ir. Probablemente, la inclusión de la subtrama familiar tuviera intención de ofrecerle más profundidad al personaje, pero en lugar de conseguirlo da la sensación de ser un añadido caprichoso e innecesario, pues el resto de la película se hubiera mantenido exactamente igual con total coherencia en su ausencia.

Una película trepidante que enganchará al espectador, gracias a su agilidad narrativa y a la ambientación absorbente, que unidas consiguen intensificar la sensación de peligro constante; no solo para el protagonista sino para todas las personas que se cruzan en su camino. Pero no se trata del típico entretenimiento de persecuciones delirantes, tiroteos multitudinarios o explosiones exageradas y grandilocuentes; sino que nos muestran los hechos desde una perspectiva cruelmente realista; que consigue que el miedo y la angustia de sus personajes traspasen la pantalla.

Consigue recrear con cierto acierto un conflicto realmente complejo, que sin llegar a ser un valioso retrato histórico, sirve para aproximarnos a él aunque sea de una manera un tanto superficial. Pero, en lo que realmente acierta esta película no es en el “dónde” sino en el “qué”, ya que se trata de un trepidante y verosímil thriller, que si bien encaja adecuadamente en su contexto, podría haberse adaptado fácilmente a cualquier otro tiempo y lugar. Para los que huyan de las exageradas y con exceso de adrenalina películas de acción, encontrarán aquí un más que correcto sustituto.
Time Bandit
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7
25 de noviembre de 2014
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva obra del veterano director Ken Loach, que en esta ocasión nos traslada a la Irlanda de los agitados años treinta para contarnos la historia real del activista James Gralton, que con la ayuda de varios amigos y jóvenes de clase obrera de su pueblo natal convirtió un albergue en el único lugar en el que poder soñar y ser libres en esa Irlanda asfixiada por la gran depresión. Un lugar donde los jóvenes escuchan música y bailan, pero también aprenden arte, literatura, deporte, y sobre todo, a pensar por sí mismos. Pero ello provocará las iras de los latifundistas locales y de su párroco, que los considerará anticristos.

El cine del británico Ken Loach siempre ha estado relacionado al realismo social, sin intentar disimular sus ideales políticos, lo que suele producir el desprecio de muchos simplemente al no estar de acuerdo con dichos ideales. Pero dejando éstos al margen, no cabe duda de que nos encontramos ante una obra bien realizada sobre unos principios narrativos sólidos, y que cuenta con una preciosa fotografía que brilla tanto al mostrarnos los paisajes verdes de Irlanda, como en los abundantes planos de interior, que consiguen trasportar al público a una casa obrera de la Irlanda de los años 30. Las interpretaciones en todo momento resultan creíbles, pero no llegan a brillantes. Es cierto, que los personajes no poseen todos los matices que hubieran necesitados, llegando en algún momento al maniqueísmo.

La película inicia con imágenes de archivo para ayudar al espectador a introducirse mental y emocionalmente en el periodo histórico en el que se ubica la obra. Y esa sensación no abandona al espectador en toda la obra, ya que se esté de acuerdo o no con lo que la obra nos plantea, no cabe duda que consigue reflejar la época y el lugar que recrean. Siendo la elección de actores locales una gran elección para lograr este propósito. Ver esta obra es como mirar por una mirilla hacia el pasado, deteniéndose en un punto en concreto, y observar lo que sucede.

Seguramente, la subtrama del romance sea uno de los puntos más flojos de la obra, ya que no goza del suficiente tiempo como para poder desarrollarse del todo, lo que hace que el público no pueda sentir ninguna empatía por los dos enamorados, a lo que no ayuda el hecho que las escenas dedicadas a ésta no brillen precisamente por su original planteamiento. Pero, pese a ello se trata de una obra realizada con cuidado y mucha pasión, lo cual se nota de principio a fin. ¿Que se nota a favor de que parte recae la simpatía del realizado? Mejor eso que hundir toda la obra en una tibia falsa neutralidad. Un canto a la libertad, en todas sus formas, que tres cuartos de siglo después de los sucesos que narran, siguen siendo necesario.
Time Bandit
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6
14 de abril de 2014
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Un hombre no se rige por los cielos, un hombre se rige por su voluntad. Te pregunto, ¿eres un hombre?”

La idea de llevar esta historia bíblica hasta la gran pantalla rondaba en la cabeza de Aronofsky desde que éste rodaba Pi, fe en el caos. Financiada por él, amigos y familiares, parecía que se tendría que conformar con trasladarla solo al mundo del cómic pero el grandísimo éxito que supuso Cisne Negro le brindó la oportunidad de firmar su particular visión de la historia del diluvio universal. Pero aun así, el trabajo no fue fácil ya que tuvo que combatir con Paramount para que fuera su montaje el que llegara a las salas de cine de todo el mundo excepto a los países en los que ha sido prohibida. La película es una versión poco fiel del relato original, lo cual no sería un problema si no fuera porque está basada en un texto considerado sagrado por las tres principales religiones monoteístas del mundo. Pero realmente el visionado de esta obra no tiene por qué ofender al creyente de ninguna religión, a no ser que tenga la cabeza cerrada con candado.


Polémicas aparte, adentrándonos ya en materia puramente cinematográfica, tenemos ante nosotros una película técnicamente impecable. Hay varias escenas en las que Aronofsky hace gala de su talento tras las cámaras, especialmente en la narración de Noé a sus hijos sobre la creación del mundo (en la que por cierto, mezcla la teoría de la evolución con el mito de la creación saliendo muy bien parado). La ambientación está lograda en todo momento y los efectos especiales, sobre todo en los instantes claves como el diluvio, son impecables. Seguramente el punto más flojo es el guión, errático en algunos pasajes y sin saber aprovechar algunos otros. En ningún momento se hace largo pese a sus dos horas y veinte minutos de metraje, pero sí resulta bastante irregular. Hay varios detalles en la trama plausibles, principalmente el hecho de que no se conforme con retratar a Noé y a su familia como un grupo de santos sin una sola sombra y al resto de los seres humanos como al pecado hecho carne. Mientras su familia es mostrada como insegura,con dudas respecto a su misión y como llevarla al cabo, Noé es retratado, aparte del hombre justo y honrado del que habla la Biblia, como un hombre testarudo y seguro de su misión llegando hasta el fanatismo. En cambio, a los “villanos” no se les presenta como a seres que hacen el mal por hacerlo, sino como unos pobres infelices que luchan desesperadamente por sobrevivir. Otra posible interpretación de la historia sería una comparación con la sociedad actual, en la cual el diluvio representaría la tremenda crisis económica.


En el reparto destaca enormemente la fantástica interpretación de un Russel Crowe capaz de mostrar todo el progreso del personaje, desde la incredulidad del principio a la implacable firmeza que consigue una vez comienza a llover. Jennifer Connelly, que repite con Aronofsky tras Requiem por un Sueño (la mejor obra del director), en la mayor parte de la trama está poco más que de adorno pero cuando es el turno del momento más trágico, cumple perfectamente con su cometido. Emma Watson está correcta pero vuelve a mostrar actitudes suficientes para convertirse en una estrella. El papel de Anthony Hopkins como Matusalén es prácticamente anecdótico sin embargo siempre alegra verlo participar en alguna película. Ray Winstone interpreta sin problemas el segundo papel más interesante de la película: el del villano el Rey Tubal. Puede que otro actor lo hubiera interpretado con mayor soltura, pero su personaje conforma uno de los aspectos más estimulantes del filme . Lejos de mostrárnoslo como un simple villano que quiere hacer el mal, en todo instante justifica sus actos, llegando al extremo de parecer más coherente sus argumentos que los del propio Noé. Y por si esto fuera poco, nos deja varias frases antológicas donde destacaría la que encabeza esta crítica.

Estamos, por tanto, ante una película con más virtudes que defectos. Seguramente sea uno de los mejores blockbusters del año y aún así las escenas de acción no son el fuerte del filme. El asalto al arca bebe de las épicas batallas del Señor de los Anillos pero resueltas con menor brío. Y ya que sale a colación la trilogía de Peter Jackson, Los Vigilantes recuerdan a los Ents, los hombres-árbol de Las dos Torres, sin embargo estos detalles se compensan debido a los grandes matices de los personajes. Aronofsky vuelve a demostrar aquí su talento para meterse en la cabeza de sus personajes y hacerles descender a sus propios infiernos.

Si el espectador busca una epopeya bíblica al estilo Ben-Hur, La historia más grande jamás contada o Los diez mandamientos, desde luego, ésta no es su película. Si espera ver una adaptación literal y fiel de la narración bíblica, se escandalizará ante el menor cambio pero si no es así, tiene delante una película que mezcla perfectamente la épica y grandiosidad de toda epopeya y el drama más íntimo y agobiante.


Lo mejor: Que no se quede en la simpleza del relato y profundice lo máximo posible, dotando a la historia y al personaje de Noé de una mayor complejidad.

Lo peor: Un guión irregular. Tarda en arrancar con un arranque demasiado pausado, frío y quizás excesivamente reiterativo con los flashbacks del pecado original.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Time Bandit
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