'Gravity' es muy fácilmente la propuesta más ambiciosa del año.

En palabras del equipo que trabajó en ella, tuvieron que inventar una nueva tecnología para poder llevar a cabo el rodaje de las escenas, además de subdividir las escenas en subtomas para poder coordinar movimientos de los actores con movimientos de cámara. Una auténtica odisea cinematográfica, vaya.

El resultado que se espera ante tanta parafernalia anterior se exige alto, y en ese ámbito Gravity no decepciona: los primeros quince minutos son espectaculares, los siguientes diez son angustiosos y de ahí al final nos mantendrá pegados a la butaca. 90 minutos se pasan volando, y es que Gravity tiene el gran punto positivo de que dura lo que tiene que durar. Antes de que empiece la acción nos presenta a los personajes con los diálogos mínimos y necesarios para contextualizarlos y a partir de ahí es una auténtica montaña rusa de acción, aventura y drama.

Por tanto, técnicamente es una auténtica obra maestra, que no debería pasar desapercibida por ningún amante de la ciencia ficción. Emocionalmente, la película es "sólo" buena. Expone creíblemente algunas de las emociones que se podrían sentir en situaciones como esa (temor, angustia, desorientación, soledad) mientras que en otras situaciones se decanta por el lado más meramente hollywoodiense, resultando un poco forzadas y desequilibrando una pieza de un contenido dramático más que alto.

Sandra Bullock lo hace estupendamente. George Clooney ídem en un papel similar al caracter guasón del propio actor, lo que hace que empatices más con su personaje. Juntos emprenden un tour de force con un único objetivo: sobrevivir. Sin embargo, Bullock es la auténtica y genuina protagonista, una Ripley del siglo XXI que ante un acontecimiento totalmente diferente al que se expone en la película de Ridley Scott, actúa de la misma manera que el personaje de Sigourney Weaver más de treinta años atrás: luchando con todas sus fuerzas, gastando toda su energía en seguir con vida.

Es una película magistralmente rodada y genialmente interpretada, que desde luego compensa el dinero de la entrada. Sentirás en tu propia piel los mismos sentimientos que la protagonista y esperarás con todas tus fuerzas que nuestra heroína consiga imponerse al espacio y salir victoriosa.

Cold Mountain es una buena película, con los ingredientes perfectos para los trabajos que el señor Minghella estaba habituado a realizar: una historia poderosa, un trasfondo trágico, un contexto que permitía el lucimiento de los aspectos técnicos y de la propia dirección, y unos personajes con el suficiente empaque para que un afortunado actor le pudiera sacar el mayor jugo posible. ¿Cuál es el resultado? Notable pero no sobresaliente, como cabría esperar por trabajos anteriores de este magnífico cineasta.

La película me ha gustado mucho, y estoy de acuerdo con que deja satisfecho al espectador, ya que regala una aventura entretenida, con toques de grandeza que no deberían pasar desapercibidos. Tiene una fotografía esplendorosa, una ambientación perfecta, una música bellísima y una dirección inspirada, épica y lírica. También es curiosa la amplia colección de secundarios que aparecen y desaparecen de la historia, que no mejora necesariamente la trama del film en sí, pero que supone un divertimento para aquellos espectadores que quieran agudizar la vista y sorprenderse por sus caracterizaciones y escenas particulares.

Creo sin embargo que el principal problema de Cold Mountain es que intenta abarcar demasiado. El montaje "desordenado" dota de dinamismo a la historia y no deja lugar para el aburrimiento, pero hace cojear a las distintas historias, ya que en varias ocasiones no se profundiza demasiado en los pasajes que se narran, que desfilan ante los ojos del espectador como una sucesión de tomas sin más. Si se hubiera eliminado algún pasaje y se hubiera incidido más en el resto de historia, el resultado hubiera sido más compacto, más como una narración sólida, no lineal, pero que mantiene una estructura interna estable.

Un párrafo aparte merecen las interpretaciones, las más irregulares de la filmografía del director. Jude Law empieza bien con su papel seco y poco expresivo y tiene algún gran momento, pero otras veces se me antoja sobreactuado y poco acertado. Otro tanto ocurre con Kidman, gran actriz que durante la mayor parte del metraje se limita a hablar con voz dulce pero sin transmitir las emociones de su personaje. Zellweger también comenzó bien, pero hacia el final de la película su propia actuación se envició hacia la exageración y el histrionismo, resultando por momentos poco creíble. De los muchos secundarios destacaría a P. Seymour Hoffman, Donald Sutherland y a Brendan Gleeson, el resto cumple aceptablemente.

Ésta es una película donde se aúnan muchos géneros cinematográficos en un metraje de 150 minutos, y se logra un resultado más que digno, razón por la cual hay que felicitar al fallecido Minghella. Sin embargo, habiendo sido testigo de películas de la grandeza de El paciente inglés o El talento de Mr Ripley no puedo dejar de plantearme que esta película podría haber dado para más en las manos de ese gran director.