Una película que deja huella a pesar de lo previsible. Hablar sobre Descent conduce necesariamente a analizar el final, que da consistencia al film: el resto es una larga introducción a un final largo y chocantemente intenso. El tratamiento de la imagen potencia la crueldad de las escenas principales del film. La considero hábilmente diseñada para empujar al espectador a través de un camino que sólo puede desembocar de una única manera para ser brillante. Los personajes están muy bien construidos, nos provocan empatía en el caso de la estudiante brillante interpretada magistralmente por Rosario Dawson, pero también es hábil la forma de colocarnos en contra, justificadamente, de un engreído jugador de fútbol que no sólo no se arrepiente de sus actos, sino que ni siquiera es consciente del profundo daño que provoca, un actor muy bien escogido a mi entender.
Los personajes, de todos modos, presentan ciertos claroscuros que no quedan plasmados en la película, pero fáciles de deducir. El guión no destaca por nada en especial, su mayor fuerte está en la historia y en la interpretación actoral. De todos modos resulta casi imposible valorarla en su totalidad sin recurrir al spoiler.

Qué empeño en denostar el cine español. No entiendo las críticas sangrantes a títulos como el que nos ocupa, Alfredo Landa, pilar fundamental de toda la película, me resulta igual de creíble y verosímil que cualquier estrella de ese N.Y. referencial. Consigue emocionar y empatizar con el espectador, sin artificios, sin un gesto de más ni de menos.
Hija de su tiempo, no puede compararse con el actual cine policiaco, no hay sangre ni muertes explícitas que caen en el ridículo, ese mal que aqueja al Blockbuster contemporáneo. Pero Garci sabe como transmitir sin mostrar más de lo necesario.
La ambientación es muy setentera, bares cubiertos por una alfombra de colillas y servilletas usadas, tabaco rubio, veladas de boxeo con más músculo que neones...todo funciona bien, pero el tiempo y toda la cantidad de visionados de películas vistas posteriormente, influyen a la hora de hacer una valoración. No se puede negar que ha envejecido mal, pero no es un defecto en sí de la película. Landa demuestra ser un actor versatil, con una interpretación que ya quisiera Javier Bardem.
Y sólo me gustaría reseñar la ausencia de una escena de desnudo, que llevamos arrastrando desde aquel rancio "destape" que parece obligado en cualquier peli española desde la desaparición de la censura hasta el día de hoy. ¿Veís como no pasa nada si no sale teta?
No le pongo más nota, porque creo que el reparto es correcto, sin excesos, y el tramo final me parece demasiado precipitado, pero de todos modos, una peli a tener en cuenta.

A mí me ha gustado. No me interesa el rigor histórico, (aunque el personaje es interesante y apetece buscar en la Wikipedia). La interpretación de Cumberbatch es soberbia, Keira Knightley es más fea que pegarle a un padre (aunque hace un trabajo más que convincente) y en general es entretenida, estéticamente agradable y el ritmo narrativo es atinado, con los flashbacks justos y necesarios. Peli con genio atormentado muy recomendable.

Una obra personal, inteligente, lúcida, preciosista... es como ese cuadro que pintas y piensas "éste es para mí". Se filma mucho para gustar al público, y al final acabamos con el blockbuster facilón y sin contenido.
Está tejida de otra manera, con el ritmo pausado de la cinta y de los ojos del artista. Te enseña a observar, a detenerte en cada plano, a deleitarte con la belleza de la naturaleza encarnada en Aida Folch.
Me encantan los momentos filosóficos de la cinta, así como la ambientación rural, el blanco y negro que realza luces y sombras, como un boceto a carboncillo que termina esculpido en blanco mármol. La protagonista, rezuma espontaneidad y frescura; Jean Rochefort, experiencia, análisis, hastío... sólo con mirar lo que él mira.

Precious puede ser excesiva, melodramática, desgarradora ... pero consigue su objetivo a través de una historia difícil de digerir, nos adentramos en la realidad de una adolescente, descendiendo en un pozo que cada vez es mas oscuro, más tétrico, más doloroso (sin llegar a sobrepasar la frontera de lo ridículo, que es el problema de los telefilmes de sobremesa). Deja huella, te afecta, no puedes permacer impasible sin emocionarte ante un despliegue de sucesos que van minando tu resistencia al dolor.
Me gusta mucho el enfoque de que "el conocimiento os hará libres", porque damos muchas cosas por sentado, pero hay que aprenderlas, no sólo necesitamos sentido común.
Las fantasías de la protagonista son un escape a la realidad: tan exageradas como el presente que ella vive, guardando un equilibrio, a modo de balanza, de todas las cosas que le tocan vivir.
Pude empatizar con Precious, y quizá sea una de las películas que recordaré durante mucho tiempo aunque no la vuelva a ver.