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España España · Donostia
Críticas de Jos
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
7
3 de febrero de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Critica: Suspiria (2018)

Susie Bannion siempre soñó con asistir a la academia de danza de Madame Blanc. Un día, se traslada a Berlin y consigue ser admitida en la prestigiosa escuela. Lo que no sabe es que tras sus puertas se oculta un mal ancestral, que transformara su sueño en una pesadilla.

Empezare diciendo que la Suspiria de Argento está en mi top ten de cine de terror, siempre que la vuelvo a ver me sigue fascinando tanto como la primera vez. Su imaginativa puesta en escena, su fotografía de colores vivos e intensos y la genial banda sonora de Goblin dan forma a un universo tan único y personal, que es difícil concebir una nueva versión a través de los ojos de otro realizador que no sea Argento.

Ante la falta de ideas originales del cine actual no hay película de terror de los 70 u 80 que escape a tener su propio remake. El director encargado de asumir la osadía de volver a llevar Suspiria a la pantalla grande es el italiano Luca Guadagnino, director de los dramas Cegados por el sol y Call Me BY Your Name, que están muy alejados del cine de género que realizaba Argento.

Esta nueva versión parte de la misma base argumental que el film original, para una vez pasado por el filtro personal de Guadagnino constituirse como una reinvención total de esta, que a la vez la complementa. Con la complicidad del guionista David Kajganich, Guadagnino desarrolla su película en pleno centro de Berlín, durante los atentados perpetrados por la extrema izquierda en los años setenta. Dota a la propuesta de un tono histórico y político del que carecía la versión previa, distanciándose del tono de fábula o cuento de hadas macabro con el que Argento impregnaba su clásico. El film avanza a ritmo lento en sus mas de dos horas y media de duración, pero que no pesan gracias al increíble trabajo de montaje y a la imaginativa puesta en escena. La película posee una atmosfera feista, arropada por una fotografía gris y apagada que huye de los colores vivos, dando forma a ese Berlín lluvioso e invernal en el que se desarrolla la historia.

Merece la pena resaltar el tratamiento de la danza en la película, que adquiere aquí más importancia en el desarrollo de la trama y que son obra del coreógrafo Damien Jalet. Muestra de ello es la secuencia que une los movimientos realizados por el personaje de Dakona Johnson, al destino de una de sus compañeras de academia, de montaje brillante y excelente planificación. También son destacables, la espectacular representación de la obra Volk y ese aquelarre final que rompe con el tono establecido hasta entonces, ralentizando la imagen, tiñendo la fotografía de rojo sangre y dando rienda suelta a un gore tan extremo que no dejara indiferente a nadie.

Guadagnino nos sorprende consiguiendo una buena interpretación de Dakona Johnson, actriz que hasta ahora mostraba registros muy limitados. Tilda Swinton se luce interpretando tres papeles, Madame Blanc, Helena Markos y el Dr. Josef Klemperer. En papeles secundarios tenemos a Mia Goth y Chloë Moretz, que están más que correctas como estudiantes de la academia. Merece la pena comentar el pequeño papel de Jessica Harper, protagonista de la Suspiria original, que aquí interpreta a la esposa de Josef Klemperer.

No es una película redonda, hay momentos en que tiende demasiado a la sobre explicación (el epilogo sobra) y el final se torna excesivo en una película hasta entonces más contenida. Pero a pesar de sus imperfecciones (las cuales no ensombrecen el resultado final), sé agradece que Guadagnino asuma el riesgo de reinventar totalmente Suspiria, dotándola de su propia personalidad, que puede gustar más o menos, pero que siempre será mejor que una actualización carente de personalidad como las que nos suele vender Hollywood.
Jos
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7
6 de enero de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Critica: Sin Amor

Zhenia y Boris son una pareja que esta en trámites de separación. Tienen un hijo en común del cual ninguno de los dos quiere hacerse cargo. Ante esta perspectiva, el crio decide escaparse de casa.

La película está dirigida por el ruso Andrey Zvyagintsev, realizador de films como El Regreso, Elena o Leviatán, que al igual que Sin Amor, obtuvo una nominación al Oscar a mejor película de habla no inglesa.

El comienzo del film es como un mazazo en plena cara del espectador. Vemos la vida de este matrimonio ya extinto, cuyos reproches están a la orden del día y su egoísmo les hace ver a su hijo como una losa en la reconstrucción de sus vidas. Según avance el film entenderemos los motivos de su comportamiento, pero se hace difícil llegar a conectar emocionalmente con ellos. El mundo que rodea a la pareja no es mucho mejor, sus amantes, familiares, compañeros de trabajo o incluso la policía, conforman un universo de seres egoístas. Solo los voluntarios que buscan al niño desinteresadamente dejan entrever un rayo de esperanza en este mundo deshumanizado.

La realización es fría, de ritmo lento, llena de planos fijos que no pierden detalle y sutiles movimientos de cámara que nos narran esta dura historia. Zvyagintsev más interesado en la parte emocional, centra toda la narración desde el punto de vista de los padres, ahuyentando así todo atisbo de thriller que podría haber propiciado la desaparición del niño. La dirección está bien secundada por la excelente fotografía de Mikhail Krichman.
Las actuaciones del elenco son mas que correctas, en especial la de Maryana Spivak, que sale airosa de interpretar un papel muy difícil.

Es una película cruda, de difícil digestión. Que nos lanza un mensaje desolador sobre el ser humano. Con unos personajes egoístas, que son incapaces de asumir sus responsabilidades y madurar. Y con un epilogo desesperanzador, que nos deja claro que por mucho que su vida cambie, están condenados a repetir los errores del pasado.
Jos
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5
27 de enero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Critica: Bohemian Rhapsody

Brian May y Roger Taylor pasan las noches tocando en garitos sin mucha fortuna. Después de una de sus actuaciones y tras perder a su vocalista, Freddie Bulsara se ofrece para ocupar su lugar. Juntos darán forma a la mítica banda de rock Queen

El realizador del film es el veterano Bryan Singer, director de la sobresaliente Sospechosos Habituales y de la mayor parte de las películas de la saga X-Men. Debido a los numerosos problemas surgidos durante la realización del film, Bryan Singer fue despedido dos semanas antes de terminar la filmación. El encargado de sustituirlo fue Dexter Fletcher, realizador de films como Eddie el Águila y Amanece en Edimburgo. Quizá por estar rodada a cuatro manos, la película termina siendo un monstruo de Frankenstein errático, convencional y carente de emoción salvo en sus veinte minutos finales, en los que se recrea con minuciosidad la actuación del grupo en el ya mítico Live Aid y donde es imposible no saltar de la butaca si uno es fan del rock o de Queen.

Tampoco ayuda el convencional guion escrito por Anthony McCarten y Peter Morgan, que pasa por los momentos mas glamurosos de la vida de Freddie Mercury sin detenerse mucho en su lado oscuro. Sus problemas con las drogas, su dañina relación con el productor Paul Prenter o su etapa final víctima del Sida están tratados de forma superficial y merecían mayor profundidad.

Donde sí destaca la película es en la actuación de Rami Malek como el malogrado Freddie Mercury. Malek se mueve, habla y da vida a Mercury de forma tan convincente que llegas a creerte que realmente estás viendo al frontman de Queen. El resto de los actores que interpretan a la banda están a buen nivel, pero al igual que ocurría con esta, quedan a la sombra del carismático líder. Mención aparte merece la interpretación de un irreconocible Mike Myer en un papel secundario, interpretando a un ejecutivo de EMI que no existió realmente y que es una mezcla de todos los ejecutivos que rechazaron como single a Bohemian Rhapsody por su excesiva duración.

Hay que decir que la película se hace amena en sus más de dos horas de duración, pero al final lo único que deja poso es la interpretación de su protagonista y las míticas canciones que disparan directamente al corazón de nuestra nostalgia. Queen y Mercury se merecían algo más que esta película carente de alma. Pero teniendo en cuenta como May y Taylor (productores de la película) llevan dos décadas exprimiendo su legado, no es de extrañar que la película termine siendo una superficial campaña de marketing para seguir llenándose sus bolsillos.
Jos
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8
6 de enero de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Critica: Under The Silver Lake

Sam es un treintañero que vive en un complejo de apartamentos en Los Ángeles. No tiene trabajo, ni aspiraciones de ningún tipo y su vida carece de sentido. Un día, mientras curiosea desde su balcón, se fija en una vecina que deambula por la piscina. Cuando ella desaparece sin dejar rastro, Sam se obsesiona con resolver el misterio de su desaparición.

Si en su anterior película, la excelente It Follows, se percibían influencias muy bien asimiladas del cine de John Carpenter (con Halloween como referente más palpable), en esta ocasión, David Robert Mitchell, fija su mirada en Alfred Hitchcock y David Lynch para construir su nuevo film. La realización mezcla estas influencias junto a múltiples referencias a la cultura Pop, en una estructura de film Noir que retuerce y parodia para dar forma al bizarro puzle fílmico. La dirección de Robert Mitchell encuentra un gran aliado en la excelente partitura de Richard Vreeland (que ya colaboro en su anterior film), en una amalgama de imágenes y sonido que nos trae a la memoria el cine de la década de los 50.

La película trata sobre cómo la influencia de la cultura Pop nos define como individuos en nuestra juventud, idolatrando a iconos hasta coronarlos dioses y adoptando su arte como seña de identidad. Un arte que esta producido por grandes empresas que tienen sus propios intereses y al que le importa poco que estos falsos ídolos terminen rotos porque hay más esperando a la cola. El film también hace referencia a cómo cuando somos jóvenes tendemos a idealizarlo todo y como para madurar debemos dejar atrás esa realidad impostada.

Andrew Garfield (que desde que dejo atrás a Spiderman escoge papeles más interesantes) interpreta con convicción al personaje central. El resto de los actores le secundan muy acertadamente. A destacar la actuación de un Jeremy Bobb totalmente irreconocible como el compositor y la aparición de Patrick Fischler, actor que intervenía en Mulholland Drive (2001, David Lynch), película con la que este film tiene varios puntos en común.

Hay que decir, que es una película que pide al espectador que sea más participativo de lo normal. Al igual que el protagonista tiene que descifrar las pistas para poder resolver el enigma que le obsesiona, nosotros tendremos que poner todos los sentidos para encontrar el significado del film. Es una propuesta que gana con sucesivos visionados y es recomendable verla dos veces antes de formarse una opinión. También hay que decir que la película tiene un ritmo lento, una duración excesiva y es tan enrevesada que será una losa para todos aquellos que van al cine buscando un mero entretenimiento que se lo de todo mascado.
Jos
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8
25 de febrero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Critica: Green Book

Estamos a comienzos de los 60, Toni Lip es un racista italoamericano que acepta trabajar como chofer y guardaespaldas para Don Shirley, un pianista negro. Los dos tendrán que aprender a relacionarse durante un viaje por el sur de Estados Unidos.

Lo primero que llama la atención en este film es que tras la cámara esta Peter Farrely, que junto a su hermano Bobby Farrely, dirigió un gran número de comedias de humor chusco como Dos tontos muy tontos, Vaya par de idiotas o Algo pasa con Mary. En su primera realización en solitario, deja de lado el humor escatológico y nos propone un drama de corte clásico.

La película navega por terrenos conocidos, a nada que hagamos memoria recordaremos cientos de films protagonizados por personajes de distinta etnia o extracto social que tienen que aprender a convivir y aceptarse durante el transcurso de un viaje. A pesar de pecar de previsible, esto no ensombrece un guion solido y sin fisuras, que acierta plenamente en el tratamiento y desarrollo de sus personajes centrales, con los que es fácil conectar desde el comienzo del film.

La elección de Mahershala Ali y Viggo Mortensen para interpretar los papeles protagonistas es de lo más acertada. Un correcto Mahershala Ali cambia de registro interpretando un papel alejado de los que le han dado popularidad. Viggo Mortensen por otra parte, nos deleita con otra de esas soberbias interpretaciones a las que nos tiene acostumbrados. Adquiriere algo de peso, habla con un perfecto acento italiano, derrocha el carisma que el personaje demanda y nos muestra un sentido del humor que hasta ahora permanecía oculto en sus anteriores papeles dramáticos. Ambos, ayudados por unos estupendos diálogos, son los responsables de seducir un público que termina comiendo de su mano hasta la llegada de los inevitables títulos de crédito finales.

El tratamiento del racismo en la película resulta poco original, pero es de agradecer que surja de forma espontánea, huyendo de falsos discursos aleccionadores.

El film obtuvo cinco nominaciones al Oscar: mejor actor principal, mejor montaje, mejor actor secundario, mejor guion y mejor película. Ganándolo en las tres últimas categorías. Dejando de lado los premios (que siempre son muy subjetivos), al final nos queda un film con una realización clásica, buena factura, agradable de ver y que te deja con una sonrisa al terminar de verlo.
Jos
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