Jamás he visto en una película tal conjugación de elementos preciosos como en "La invención de Hugo", tal y como es el amor paterno a la sombra de cientos de relojes que no son nada para los demás, pero una joya para el relojero, y también de dolor ante la pérdida y las injusticias sociales, la búsqueda de los sueños rotos, el mendigar un cariño.

Tal preciosidad protagonizada por el dulce Asa Butterfield, niño prodigio del cine de su momento como Hugo, el niño relojero y mendigo, abandonado por su tío borracho que sueña con dar vida a un autómata que asocia con su padre al intentar este ayudarlo. Frente a la torre Eiffel Scorsese ha hecho una recreación soñadora y magnífica del romántico París de los 30, dando la sensación de que todo es posible cuando acabas la película.

El reparto es inmejorable, con Ben Kingsley como hombre que recupera su vida, su gloria, y encuentra un verdadero amigo. Juguetero, director, comediante, mago....George será el comodín en esta baraja de personajes mágicos, casi etéreos como Isabelle, protagonizada por una Chloe Grace Moretz aún muy niña, pero realmente tierna y base principal para la historia. Jude Law aparece un breve tiempo, pero su presencia de padre querido deja atrás su habitual figura de gigolo para vendernos un sentimiento, una inquebrantable búsqueda de un algo que contra todo pronóstico se cumple. Es la mejor película de Scorsese, a menos para mí.
Si te gusta este director, adelante, te encantará Hugo y sus aventuras.

En esta película entran en comunión tantas cosas dispares y al mismo tiempo unidas entre sí que resulta irónico.
No se trata tan solo dentro de una película de ciencia ficción, en un futuro lejano sometido a una dictadura mental, si no más por los géneros que mezcla con tanta inteligencia que está destinado a un público minoritario.

Resalta por sí misma la película al comenzar, la cual trata de no hacerlo, cual Mátrix intenta llegar al mayor número posible de personas, pero como Mátrix su propia naturaleza lo impide. Para comprender los conceptos que maneja debemos situarnos en las sensaciones del otro, y luego comprender y enraizar que significado se le otorgan espiritualmente para finalmente clasificarlos, y eso es mucho pedir a un par de culos que se sientan en el asiento o sofá un sábado por la tarde, para no complicarse, a la espera de una buena peli, sencilla de entender.

Poca gente se tomará el trabajo de saber que John Preston no es el héroe de Mátrix, si no un hombre perdido en sus propios enredos familiares, políticos, militares y amorosos.

Reprimidos por la toma de un medicamente en una sociedad utópica que busca la supresión de todo sentimiento humano, desde el momento en que una ciudadana poco modelo llamada Mary le toca en la mano en la sala de interrogatorios sin que se haya tomado su dosis todo cambiará.

John Preston no es un mesías como Neo, es simplemente un hombre que se revela porque su naturaleza se lo dicta, consumido por su pasión imposible por una mujer que no puede tener y que le obsesiona, dueño de una serie de conocimientos y técnicas que pondrá en vigor para su funcionamiento de una jerarquía política en la que ya ni cree, para dejar en solfa aquello que es, lo que representa esta sociedad al entrar en vigor una guerra contra aquellos que sí que sienten, escondidos en las catacumbas.

Todo el trazado de personajes es perfecto para tan filosófico mensaje. Y es que "Equilibrium" es una gran película porque todos los actores fueron elegidos a la perfección, hasta el punto de aportar más de su propia cosecha que ser fieles al guión.
Emily Watson sabe que atrae a Christian Bale, y lo explota. En "Metroland" donde también les tocó trabajar juntos les pasó igual, y el resultando fue una química que no tenía falta de física, unas chispas como las que Bale jamás ha vuelto a sacar con ninguna actriz anodina de esas que suelen ponerle al pobre de pareja la mayor parte de las veces.

La lucha es la base de este clérigo, John Preston.
Y su concepción de los elementos, las acciones de otros y el mundo su mejor arma, no gana todo cuanto consigue porque sea el mejor, es porque es el que mejor comprende todo. Los asuntos terrenos y divinos.

Christian Bale hace un papel alucinante, frío y cortante como un cuchillo, pero luego deja paso a lo mejor de su interpretación, las dudas, el deseo, el miedo y el rompimiento de la vacilación. Cómodo en este personaje de "rarito" Ema Watson y Taye Diggs no serán recordados tal vez por estos roles, pero han sido especiales.

La temática es asombrosa, llena de mensajes ocultos y alegorías a las que se podría estar dando vueltas aún incluso detrás de un mes, lo que deviene de una dirección completa, unos diálogos interesantes y una historia original que al menos intenta sorprender por una vez y que enseñará más cosas de las que nos podemos imaginar. Componente humano, resultado divino. Coreografías sin igual, ventanas y espacio cutre.

Aún así esta película fue castigada por lo complejo de su argumentación, por la seriedad de algunas de sus escenas, por toda esa manía estúpida de que plagiaba a Mátrix, es decir, por todo lo mejor que tiene. Los miembros de la Resistencia deberían de haber tenido una acción más prolongada.
Esta temática estaría perfecta para una serie, pero por supuesto, hoy en día no tendrían ni idea de como hacerla. Sería un rollazo infumable lleno de actores sin talento, sin química y sin sentido. Meterían a tantos personajes niñatos estúpidos e inútiles tantos como para llenar una playa, para contentar a una joven audiencia que no comprendería ni le interesaría un pito esta temática y en una temporada se cancelaría. Suerte que es a partir del 2000.

Como rotunda fan del cómic de toda la vida, debo decir que hay muchas historias que podrían adaptarse como animaciones maravillosas de Astérix y que sin embargo ignoran vilmente.

A contracorriente tenemos esta simpática peli que si bien muestra elementos modernos que parecen disconformes como la presencia de la niña inventora pedante e innecesarios, también mantiene la película el aire clásico y la esencia de este cómic con un Obélix bobo pero desaprovechado, un Astérix auténtico y un Panorámix al que se le ha ido la olla una vez más y busca un sucesor druida. Premisa no muy entrañable, pero al menos es una excusa más para que el nombre de Astérix aparezca en la gran pantalla una vez más.
Es una historia innovadora e interesante, la peli pasa volando y sueltas un par de carcajadas, pero para engrandecer a Astérix hay que llevar más cómic a la gran pantalla, que poder puede hacerse.

Se trata de la calidad dramática, actoral, claridad en la dirección y la originalidad que presenta esta serie en plena de época de series que se lanzan a millones y que son literalmente basura pronta a su cancelación dada la escasez de historias originales.
"The Young Pope" es como las películas de Nolan al mito de Batman, imposible de resistir.
Esta serie es prácticamente ineludible, con un Jude Law bello y distante, que en ningún momento cede y mantiene con su rectitud el ritmo de una serie que no vende su alma para acabar enseñando su anatomía de madurito y componer la típica historia de cuatro curas calentorros y locos.
Y es que The Young Pope va más allá, entre los muros del Vaticano y las preciosas localizaciones italianas donde parece que el cuento de hadas está a punto de hacerse verdad, los secundarios entre ellos Javier Cámara ofrecen unas interpretaciones extraodinarias, presentando historias y realidades que nadie querría ver alrededor del pontificado de Pío XIII. La segunda temporada con John Malkovich está llegando, espero que sea igual de buena que la uno, que es un canto a aquello a lo que el hermético Pío XIII quiere contar, lo que siente, y lo que quiere dejar en el mundo.
La marca de la calidad, la creatividad y la incomprensión, la agudeza y la originalidad acompañan este producto. Maravillosa, cada capítulo un regalo sin comparación posible con nada actual.

Y tanto que era bonito, sexy, y nunca se manchaba, el de la chica protagonista junto a Brandon Lee corriendo por el desierto. Me ha llegado a gustar de verla la hora y media con él puesto haciendo de todo.
Rodada con un presupuesto limitado es una de las películas menos conocidas de Brandon, toda vez que nadie habla más que de su bendito "Cuervo".

Michael Gold tiene que encontrar a un científico capaz de fusionar con una determinada fórmula + un diamante + un láser que lo corta un arma de destrucción nuclear. El inspector seguirá las órdenes y contactará primero con la hija del susodicho.
A partir de aquí comenzarán a pasar una serie de cosas que convierten a Debi A. Monahan en la compañera ideal de un Brandon Lee que pese a quien le pese lucía mayores cualidades interpretativas con su padre que podrían haberle llegado muy lejos.

La asociación entre chico-chica no ocurre a la antigua usanza.

Dosis de humor con chistes y personajes diseñados para hacer gracia se entremezclan en una acción que hace lo que puede con lo que tiene. Entretenida.