La última película de Nani Moretti esta basada en una novela israelí de 2017 titulada "Shalosh Qomot" del escritor Eshkol Nevo. En el guion han participado aparte de Nanni Moretti, Federica Pontremoli y Valia Santella los cuales nos llevan a un drama vecinal con historias entrecruzadas en un viejo edificio.

Una mujer embarazada camina por una calle desierta a altas horas de la noche, cuando un automóvil se acerca a gran velocidad y atropella a otra mujer que cruzaba la carretera, tras la colisión casualmente se estrella contra el edificio donde vive el joven junto a sus padres. La película trazará diez años en la vida de los personajes afectados por este incidente.

A Moretti le han catalogado muchas veces como el Woody Allen italiano, sus melodramas siempre han cosechado premios en festivales y han tenido bastante impacto entre el público, títulos como "Caro diario", "La habitación del Hijo"o "Mía Madre" le avalan como un interesante director.

En esta ocasión las historias que nos presenta resultan interesantes, pero no logran nuestra máxima atención. Los personajes no son del todo positivos ni empatizas demasiado con ellos, algo que lastra mucho la narrativa desigual que tiene. Tampoco ayuda el tono televisivo que parece tener.

En conjunto no se puede hablar de una película mala, sin embargo, si de una obra menor de este gran realizador italiano.
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No la vi en el Festival de San Sebastián ante los comentarios del público que salía de los cines alarmado diciendo que era un rollazo de aupa. Decidí verla en Sitges ante las magníficas reseñas de los críticos especializados y ya con la idea de ver algo raro. Tengo que decir que se me hizo bola desde el primer momento y no pude entrar en la historia que me estaban contando.

Una lentitud en las escenas alargadísimas que termina con tu paciencia es la tónica dominante del film, por lo que hay veces que cuestiono si mis gustos cinéfilos van al revés o nos invade otra ola de gafapastismo y culturetismo ante "obras" que dejan mucho que desear.

La película comienza en algún lugar no identificado de Europa a mediados del siglo XX, donde una niña con dientes de cristal vive encerrada en un apartamento siniestro y lúgubre bajo la estricta vigilancia de un hombre que, llegado un momento, deberá entregarla a un no menos misterioso castillo.

Una atmosfera de terror enfermizo está presente durante todo el metraje y eso es uno de los grandes logros del film, pero un guion tan denso y los pocos diálogos que tiene, no ayudan a comprender a donde quiere llegar la directora con esta extraña historia difícil de entender.

La directora Lucile Hadžihalilović tiene dos largometrajes anteriores "Innocence" y "Evolution" que no he visto, y que después de ver este film se me han quitado las ganas. Esta narrativa de tipo contemplativo esquivando dar respuestas a lo que estás viendo no me resulta nada convincente y creo que comercialmente estamos ante un film de nulo recorrido.
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Un aprobado justito se lleva este film de acción sobre hielo que por una clara falta de presupuesto no puede cubrir sus ambiciones.

Los personajes de Liam Neeson no quieren convertirse en héroes de acción, pero las circunstancias requieren que tome esa postura, algo que empezó en la primera parte de "Taken" (Venganza) y que ha continuado repetidamente hasta hoy. Ya con sus 69 años mucha cuerda no le debería de quedar.

Mike es un rudo camionero que junto a su hermano discapacitado se atreven a transportar cualquier cosa, después de que una mina en Manitoba (Canada) se derrumbe y atrape a más de 20 trabajadores, Mike y Gurty responden a la llamada de auxilio para llevarles el equipo necesario para su rescate.  El viaje sería peligroso en las mejores circunstancias, pero se le añade que está entrando la primavera y el deshielo comienza, algo lo que hace que las condiciones sean aún más peligrosas. El poco margen de tiempo hasta que se les agote el oxígeno a los mineros hará que partan cuanto antes tres camiones...  

Escribe y dirige Jonathan Hensleigh (Mata al irlandés, The punisher) que no consigue dibujar bien a los personajes ni una trama coherente en esta historia que podría recordar a las estupendas "El salario del miedo" o su remake "Carga maldita".

Las escenas de acción no están muy logradas, gracias a unos pobres efectos visuales. Aparte del camión de Neeson tenemos otros dos que son conducidos por el contratista local Jim Goldenrod (Laurence Fishburne) y el de una joven indígena de veintitantos años bastante carismática llamada Tantoo (Amber Midthunder).

Un film que se estrenó en julio en Netflix en algunos países y que en España se verá en cines el próximo 27 de agosto de 2021.
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Un estupendo drama que dirige David Martín de los Santos con mucho acierto para ser su primera vez tras las cámaras en un largo.

María, una anciana que vive en Bélgica, allí emigro y se estableció cuando era joven. Después de ser ingresada por una dolencia en el hospital, coincide en la habitación con una joven española llamada Verónica la cual padece un problema cardíaco. La chispa de la joven choca con la seriedad de Maria lo que provoca que no conecten al principio.  Poco a poco comienzan a entenderse, ya que las dos padecen la angustia de la soledad. Algo hará que Maria comience a tomar unas decisiones que jamás se le hubieran ocurrido.

La tristeza y la melancolía acompañan el rostro de Petra Martínez durante todo el metraje, la cual consigue llevar el peso de la historia con una fuerza increíble. Anna Castillo con su maravillosa espontaneidad y tan natural como siempre nos ofrece también un gran papel como Verónica.

La España vacía también sale a relucir en la trama, ya que Maria acude en busca de respuestas tras un importante giro en la mitad de la película, en esta segunda parte se cuestionara si su vida ha merecido vivirla o podría haber sido de otra manera.

Resulta una historia simple, pero muy contundente que te deja noqueado, gracias a unos personajes sencillos y a la vez absolutamente fascinantes.
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La codicia de las grandes empresas y la corrupción de los gobiernos muchas veces encubren casos de envenenamientos por vertidos tóxicos de personas inocentes que podrían haberse evitado, es difícil destapar estas acciones, la película narra como un fotógrafo estadounidense fue al pueblo costero de Minamata en Japón y público unas fotos en la prestigiosa revista LIFE mostrando al mundo lo que allí estaba ocurriendo.

Johnny Depp (que también produce el film) interpreta al fotógrafo de Guerra W. Eugene Smith, cuya carrera se disparó en 1971 cuando viajó a Minamata, Japón, para documentar los efectos del envenenamiento por mercurio entre la población local debido a la negligencia deliberada de la Corporación Chisso. Una empresa química de plásticos que vertía los desechos al mar sin ningún control. Los habitantes de la zona (la mayoría pescadores) sufrían unos daños terribles.

Pero el director Andrew Levitas opta por pasar por alto el trabajo de fotógrafo de Smith y los horrores y que ha visto, girando toda la historia sobre un personaje poco motivado en su trabajo, alcohólico y un desastre como persona. Sin centrarse demasiado en el horror que está sufriendo el pueblo japones y divagando en otras cuestiones menos interesantes. Algo que reflejo mucho mejor Todd Haynes en «Aguas Oscuras» de 2019 con una temática similar.

Tampoco cuaja la música de Ryuchi Sakamoto con unos chirridos poco acertados.

En resumidas cuentas se agradece sus buenas intenciones, pero el planteamiento irregular que propone no consigue hacer crecer el interés a medida que la vamos viendo.
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