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Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Críticas de El Golo Cine
Críticas 820
Críticas ordenadas por utilidad
6
14 de marzo de 2021
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por momentos extraña y bellamente filmada, Come True (2020), entre la ciencia ficción y un terror de baja intensidad, sigue a una joven muchacha en una trayectoria difusa entre lo onírico y la realidad. De origen canadiense y dirigida por Anthony Scott Burns, fue presentada en el último Festival de Sitges.

Por Nicolás Bianchi

En una atmósfera de grises y azules apagados que componen una ciudad indeterminada pero sumamente fría, Come True indaga en los límites entre lo onírico y lo real, con especial énfasis en lo que puede representar el inconsciente a partir de la experiencia cotidiana. Por momentos el film tiene el tono de una pesadilla lúgubre y gótica, pero por otros se trata de un viaje recubierto de cierto misticismo. Una música instrumental, sintética y algo lánguida envuelve a todo el relato.

La creación de un clima, de un medio con las características mencionadas está, como componente del film, en un lugar de privilegio con respecto a otros elementos, aunque no se trate de una obra experimental sino narrativa. La joven Sarah (Julia Sarah Stone), protagonista central de la película, escapa de su hogar por motivos que no se explicitan. Se transporta en bicicleta, asiste todavía al colegio y duerme en una bolsa de dormir, sobre el tobogán de una plaza desde donde, antes dormir, puede observar las estrellas que despuntan en el cielo.

Sarah encuentra un aviso en el que ofrecen una pequeña paga por participar de un estudio de análisis del sueño, lo que además le servirá para solucionar la falta de un espacio para dormir. La joven se compromete a asistir durante varias noches para que la enchufen a un aparatoso sistema de monitoreo de cierto estilo retro, con grueso cables y monitores cuadrados. Lo que suceda en ese espacio, y en los sueños, adquirirá un peso mayor que el resto de su vida, la que de a poco se difuminará.

En paralelo la muchacha comienza a relacionarse con Jeremy (Landon Liboiron), uno de los jóvenes científicos encargados de monitorear los sueños de los voluntarios. Mediante una nueva tecnología logran tomar algunas imágenes, casi siempre muy difusas, de lo que los pacientes sueñan. Lo que sucede en esos momentos está lejos de un colorido despliegue surrealista sino que se corresponde con la oscuridad del lugar en el que viven los personajes.

Los sueños, o las pesadillas, de Sarah suben en intensidad, lo que la lleva a sufrir algunas crisis en las que experimenta un ataque de pánico o se desvanece. Como si ese otro mundo comenzara a captarla por completo, Sarah entra, al estar despierta, en un estado de desesperación. Es un personaje solo, aislado, que cuando tiene una necesidad recurre a Jeremy, que es alguien a quien acaba de conocer.

Come True se devela lentamente y en sus momentos más confusos se sostiene en la personalidad de su protagonista. Por momentos el ejercicio estético supera al narrativo, lo que a todas luces es una búsqueda intencionada. No es sino hasta la última toma que se brinda la información necesaria para asir lo que sucede en la pantalla. Así, el espectador de pronto puede comprender lo que acaba de ver. Como si despertara de un sueño.
El Golo Cine
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5
2 de julio de 2020
0 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A 20 años de su estreno una revisión de Gladiator (2000), de Ridley Scott. Un buen comienzo que se desgrana a partir del segundo acto. El papel que catapultó a Russell Crowe al estrellato.

Por Nicolás Bianchi

En una entrevista con la BBC el actor australiano Russel Crowe contó que cuando comenzaron a filmar Gladiator el guión tenía solo 21 páginas, cuando lo esperable es que sean aproximadamente 110. En otras palabras, el rodaje comenzó cuando el argumento de la película todavía no estaba definido. “Hubo un momento en el que Ridley tuvo que dar un día libre al equipo porque, sencillamente, no sabíamos que íbamos a rodar al día siguiente”, comentó Crowe.

Al rever la película se nota la improvisación. El primer acto, de todas maneras, es convincente y está sólidamente planteado. La película comienza en los momentos previos a una batalla entre el ejército romano y fuerzas bárbaras en Germania. Allí se presenta al general Maximus (Crowe), quien a la vista es el único que no lleva capucha o casco. Recorre las filas de su ejército y los soldados lo miran con respeto y admiración. Antes de que comience el enfrentamiento dialoga con uno de sus subalternos a quien le plantea que puestos en la situación de los germanos, es probable que ellos hicieran lo mismo, resistirían a la dominación. Luego cuando imparte órdenes a la caballería, Maximus devela su propósito. Su principal interés reside en volver a su casa para poder trabajar en la cosecha y estar junto a su esposa y su hijo. A continuación, los ataques con catapultas, flechas y ballestas a las filas bárbaras emulan a la de un bombardeo moderno.

Mientras Maximus se muestra confiable, valeroso e independiente, tanto por lo que dijo como por lo que hace cuando comienza la batalla, comienza la presentación de su antagonista Commodus (Joaquin Phoenix), quien viaja junto a su hermana en un carruaje lujoso y lo único que desea es que se produzca su ascenso como emperador una vez que su padre Marcus Aurelius (Richard Harris) muera, para lo que, se entiende, no falta mucho.

Una vez consumada la victoria romana sobre los germanos el general camina por el campamento donde observa a los soldados heridos y luego se detiene a conversar con un grupo de senadores que están hablando de política. Cuándo le preguntan si cree que la república debería volver como forma de gobierno a Roma, Maximus reitera que sus intereses son solo tres: la cosecha, su esposa, su hijo. La reunión es interrumpida por el arribo de Commodus que se aparta para conversar a solas con Maximus para plantearle la situación opuesta a la que elaboran los senadores. Roma necesita otro emperador fuerte que va a ser él, el legítimo heredero de su padre. Maximus escucha y asiente sin la más mínima empatía.

Al día siguiente, Maximus camina por el campamento y antes de llegar adonde se dirige observa que Commodus está entrenando con un grupo de hombres. No se presentó para la batalla contra los germanos pero alguna habilidad con la espada parece tener, lo que va a ser importante mucho más adelante. Ya en la carpa del emperador, Marcus Aurelius, próximo a morir, le ofrece a Maximus ser el protector de Roma ya que no confía en su hijo Commodus. Maximus lo tiene que pensar. El ofrecimiento es concreto pero no termina de ser aceptado porque eso lo desviaría del plan de cosecha, esposa e hijo. Esa misma noche, el emperador cita a su hijo Commodus y le cuenta sus planes. Marcus Aurelius se confiesa con él: “Tus defectos como hijo son mis defectos como padre”. Luego de romper en llanto Commodus le reprocha la falta de amor paterno y lo mata al ahogarlo con un abrazo, con la pasión que a él le hubiera gustado recibir pero que ahora el anciano no puede soportar.

Maximus es despertado por su escudero quien lo informa de la muerte del emperador. Frente al cuerpo de Marcus Aurelius, en algo que parece un velorio, Commodus le exige a Maximus que le jure lealtad a él, el nuevo emperador. Maximus lo desaira y entonces Commodus ordena que lo maten a él y a su familia. Cuando se llevan a Maximus para su ejecución, el general mata a sus captores y logra escapar a pesar de haber sido gravemente herido. Emprende rápidamente el viaje a caballo a su hogar pero llega demasiado tarde. Los campos linderos con su casa fueron quemados y arrasados. Su esposa y su hijo están muertos, crucificados en el arco que se ubica en la entrada de la propiedad. Ya no hay cosecha posible ni familia, el personaje no tiene más motivación. Maximus entierra a su familia y se desmalla junto a los túmulos de tierra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Golo Cine
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8
17 de abril de 2022
2 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Situada en 1979 en Houston, Texas, cuenta la historia de un grupo de jóvenes que alquila la casa de huéspedes de una granja para filmar una película porno. Dirigido por Ti West, el film dialoga con clásicos del terror estadounidense. Con Mia Goth. Cuenta con la distribución del sello A24.

Por Nicolás Bianchi

En 1974 The Texas Chain Saw Massacre, de Tobe Hopper, se convirtió en un éxito de público y un gran negocio. Casi 50 años después X llega como una versión gentrificada y estetizada de aquel clásico del terror. Los puntos en común del argumento son muchos aunque el film de Ti West no goza de ese aire rebelde y salvaje, y por entonces novedoso. Es, en cambio, una obra en la que el estilo y la composición de varios de sus planos dan cuenta de una búsqueda estética que está en línea con lo que ofrecen las películas distribuidas o producidas por A24.

En el breve prólogo un grupo de policías locales deambula por una granja en la que sucedieron varios hechos espeluznantes y sangrientos. Toda la película sucede en las 24 horas anteriores a ese momento. Tres parejas compuestas por dos actrices y un actor porno, un director, un productor y una sonidista llegan a la granja que habita otra pareja de ancianos. Howard (Stephen Ure), el propietario, recibe a todos con una escopeta en la mano y exige discreción, algo que evidentemente es imposible.

La historia se divide en dos mitades exactas. Durante el día el grupo filma varias escenas siempre protagonizadas por el semental afroamericano Jackson (Kid Cudi). Bobby (Brittany Snow) deja en claro que lo que hacen es para cumplir el sueño americano de poder comprar una casa con piscina mientras que el productor Wayne (Martin Henderson) solo parece preocupado por ganar unos dólares aquí y ahora, sin tanta proyección a futuro.

El nudo central de la película está en el personaje de Maxine (Mia Goth), una joven cocainómana que está convencida ciegamente de que merece una vida mejor y que la pornografía es el primer paso en esa dirección. Su contracara es la anciana Pearl (también protagonizada por Goth mediante un gran trabajo de maquillaje), que a pesar de la decrepitud de su cuerpo continúa experimentando deseos sexuales que su marido Howard no puede satisfacer.

La elección de la misma actriz para ambos personajes, o sea para la heroína y la villana, habilita un juego en espejo sobre el sexo y el deseo, la juventud y la ancianidad. Ambas experimentan los mismos fuegos internos pero lo que hace monstruosa a Pearl es el paso del tiempo. En X el Dios y el Diablo pueden ser la misma persona en distintas circunstancias y las referencias visuales o argumentales para sostener esa idea están ahí para quien las quiera encontrar.

Uno de los varios méritos de West es que las pretensiones estéticas de la película no soslayan al terror. X es incómoda y contiene dos o tres escenas que pueden provocar algún sobresalto. Los jóvenes bellos de hoy serán los ancianos monstruosos de mañana. Es solo una cuestión de tiempo. Y no todos pueden escaparse en una camioneta por la ruta hacia algún lugar seguramente mejor.
El Golo Cine
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8
20 de agosto de 2021
10 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Green Knight (2021) es una película formidable, escrita y dirigida por David Lowery, que cuenta una fábula caballeresca en un mundo de fantasía. Es impecable desde el punto de vista estético y narrativo. Con Dev Patel, Alicia Vikander, Joel Edgerton y Ralph Ineson. Producida por A24.

Por Nicolás Bianchi

Lowery es, luego de su quinta película, uno de los directores del momento. Ya incursionó con éxito tanto en el cine mainstream y más comercial con Pete´s Dragon (2016), para Disney, y The Old Man & the Gun (2018), último protagónico de Robert Redford. Dentro del cine independiente deslumbró también con Ain´t The Body Saints (2013) y A Ghost Story (2017). The Green Knight es, sin dudas, una de las películas del año.

Se trata de una fábula fantástica y medieval, que comienza con una voz en off a modo del ‘érase una vez’ mientras en pantalla queda claro que el cuidado estético de la imagen es total. Visualmente la película es extraordinaria. Filmada en Irlanda, combina paisajes naturales con efectos especiales de manera tal que casi todo luce vivo y real. Y el casi tiene que ver con la fantasía, las brujas, los animales parlantes y las demás criaturas que pueblan el mundo del film.

Gaiwain (Dev Patel) es un joven hijo de una bruja (Sarita Choudhury) y sobrino de un rey (Sean Harris), que aspira a ser un caballero pero todavía le falta una leyenda que lo respalde. En una reunión de Navidad en el palacio se le presenta la oportunidad cuando un extraño caballero se presenta ante la corte y ofrece un desafío. Gaiwain da un paso adelante y acepta. Pero hay una condición. Dentro de un año el joven deberá buscar al caballero verde, al que alude el título, y retribuir a su contrincante.

De este modo, el protagonista inicia un viaje, a modo de odisea, por los caminos de una tierra desolada y un bosque encantado en los que se cruzará, como en una aventura, con una galería de extraños personajes. Lo que está en juego, en última instancia, es el honor que el joven necesita para convertirse en un caballero, algo que Gawain parece pero que todavía no es.

La película se aleja, tanto por el tono como por el ritmo, de lo que es común en el género fantástico. Desde el punto de vista estético presenta puntos de contacto con The Witch (2015), otra producción de A24 en la que también participan los actores Cathie Dickie, que aquí interpreta a la reina, y Ralph Ineson, que le pone voz al caballero verde. Si bien The Green Knight no es una historia de terror sí se trata del periplo de un personaje, a priori, condenado, que debe cumplir con su destino.

La información se brinda con suma economía y no hay diálogos larguísimos ni mucho menos explicativos. La película se basa en su despliegue visual para narrar, y lo logra con creces. En el tercer acto se presentan una serie de escenas montadas sin diálogos, de ritmo aletargado, en el que se recorre buena parte de las posibilidades del género medieval. La música original compuesta por Daniel Hart, en la que priman las voces acampanadas y las cuerdas, es también brillante. The Green Knight puede ser una experiencia inédita, por su forma, dentro del género fantástico, al menos en una apuesta destinada a conseguir cierta masividad.

Está disponible en múltiples plataformas de alquiler y también se consigue online. Contacto: [email protected].
El Golo Cine
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7
25 de diciembre de 2020
5 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda entrega de la nueva saga de la Mujer Maravilla enfrenta a la heroína a dos villanos a la vez que despliega una mirada feminista, popular y política sobre distintos aspectos que atraviesan a la sociedad actual. Wonder Woman 1984 (2020), de Patty Jenkins, además rescata distintos aspectos de la mitología del personaje.

Por Nicolás Bianchi

Los superhéroes pueden ser tomados como vehículos de distintos significados. Si se deja de lado lo puramente narrativo de cada historia, o sea el modo en el que el héroe enfrenta al villano, quedan los otros mensajes, los que parecen secundarios y se sueltan al pasar pero muchas veces pueden distinguir a una película de otra. El Batman de Nolan, por poner un ejemplo, podría ser interpretado como una oda a la justicia por mano propia en tiempos en los que Occidente enfrentaba con suerte dispar guerras contra lo que denominaba como terrorismo.

La Wonder Woman de Patty Jenkins, en ese sentido, recoge varias de las banderas e issues feministas que ese movimiento con distintos nombres impulsa a través del mundo. La heroína que interpreta Gal Gadot bien podría ser tomada como ícono para las movilizaciones del MeToo allá o el NiUnaMenos acá. Ella no solo imparte justicia, en definitiva lo que hacen todos los héroes, sino que además fundamenta el cómo.

WW1984 inicia con un flashback de la niñez de Diana, cuando ella ya despuntaba como la semi diosa que sería en su adultez dentro de una sociedad multi étnica de amazonas perfectas capitaneadas por los personajes de Hippolyta (Connie Nielsen) y Antiope (Robin Wright). Pero esta faceta del personaje ya resultó más desarrollada en la primera entrega de la saga, Wonder Woman (2017), por lo que aquí solo sirve para introducir un concepto. Diana se siente incompleta, algo le falta.

En su trabajo como museóloga, ya en el presente de la película ubicado en 1984, Diana comenzará a entablar una amistad con su nueva compañera de trabajo Bárbara Minerva (Kristen Wiig), quien deberá analizar un objeto antiguo rescatado de un robo a una joyería frustrado por la protagonista con su otra identidad, la de la mujer casi todopoderosa. Mientras apresa a los ladrones y destruye un revólver soltará un ‘odio a las armas’ que como otros statements dispersos en la película buscarán sentar una posición.

Aquel objeto resulta ser un amuleto antiguo, confeccionado por los mismo dioses que manufacturaron el lazo de la verdad de Diana, que confiere un deseo a quien se lo pide, aunque a modo de relato de terror, quien recibe un don, sin saberlo, también perderá algo. Diana pedirá reencontrarse con su amor Steve (Chris Pine) muerto en la primera entrega de la saga, Bárbara querrá ser ‘fuerte, sexy, cool y poderosa’ como su compañera, mientras el sinuoso empresario del petróleo Max Lord (Pedro Pascal) se hace con el artefacto para convertirse en un personaje delirantemente poderoso.

Más que un villano Max Lord se convierte en un sistema, un modo de anhelar más y más, de acumular. Su caracterización como un empresario del petróleo, industria característica del siglo XX, tampoco aparece como una casualidad. A la par, Diana, siempre en guarda de los indefensos y desde cierta altura moral, y Bárbara, empoderada pero despiadada, presentan dos modelos de mujeres distintos. La primera acción importante del personaje que se convertirá en la villana Cheetah es en reacción al acoso callejero. Wonder Woman siempre buscará reencarrilarla más que combatirla.

Aquí no se reseñarán los guiños a la mitología de Wonder Woman ya que serían spoilers innecesarios pero allí están para que los fans disfruten. Amén de pertenecer a una saga y a una franquicia, la de DC, WW1984 es una película que empieza y termina, siempre acompasada por la precisa musicalización de Hans Zimmer. Contra el sistema imperante la directora Jenkins hace dialogar a dos formas de empoderamiento femenino, el iracundo y el otro, el de Wonder Woman, distinta y elevadamente moral, además de cool, poderosa y sexy.
El Golo Cine
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