Comedia romanticona, sensiblera, ñoña pero aceptablemente entretenida sobre las segundas oportunidades en la vida. ¿O no son necesarias, después de todo?

La ambientación está muy lograda pero nadie se cree que estos adolescentes sean tan talluditos... ¡casi podríamos intercambiar a la hija adolescente por la madre!

La historia ya vista varias veces no ofrece ni sorpresas ni novedades. Fluye apestando a rosa pijo y a rebeldía de niña de papá. No hay golpes buenos ni tan siquiera simpáticos. Parece un telefilm de sobremesa pero con menos ideas.

Fotografía normalita, quitando las tomas iniciales y finales que son iguales y muy interesantes.

Si en vez de Coppola el director fuera Smith no tendría ni 3 puntos en Filmaffinity ahora mismo.

Aceptable ¿drama? familiar con una cuidada ambientación y puesta en escena. La luz es abundante en casi todo el metraje así que al espectador le llega la sensación de unas vacaciones intimistas más que de un drama. La música está muy bien y se ajusta a las escenas.

Buenas actuaciones: Evans y Kerr están muy bien. Especialmente la última, tiene una expresividad contundente en su mirada. Mills interpreta otra vez sus papeles preferidos: adolescente simpática y vivaracha con buenos sentimientos. ¡Pero que no pega nada a esta película! Haría falta alguien más lánguido para este papel. Su magnetismo y optimismo encajan con Disney pero no aquí (se supone que era un drama, ¿verdad?)

La parte de intriga tiene moderado interés pero no acaba de engancharte (por las dos partes). La parte sentimental es simpática y algo predecible pero entretiene.

Toca el tema de la madurez y el paso de la adolescencia a la juventud. Lo podría haber hecho de una forma adulta y seria, aunque respetes las locuras adolescentes. Sin embargo sale aquí un clon entre un presunto drama que pocas veces te llega a calar como tal y la comedia edificante y ñoña de un clásico Disney. Se queda en tierra de nadie y no consigue emocionarte como podría haberlo hecho.

Entretenida película de terror con escenas tan exageradamente gores que, directamente, te hacen reír.

El argumento se sigue con interés y simpatía. Se agradece que no intenten engañar al espectador: sólo quieren entretener y lo consiguen. Recurren a clichés (el científico loco, la rubia ingenua, el héroe típico americano, el malo maloso...), a algún desnudo puntual y a la fascinación por el hecho de poder dar vida --o, por lo menos, evitar la muerte-- para enlazar una historia alocada y con poco peso pero entretenida.

La verdad es que hay ritmo en la película y consiguen divertir. El entrañable aroma a serie B se nota durante todo el metraje. Aunque aquí invirtieron, claramente, mucho más de lo habitual en los efectos especiales: casi todos ellos para litros y litros de sangre, maquillaje y movimiento mecánico de muñecos.

Me gustó pero también me pareció sobrevalorada.

Grandísima película llena de sensibilidad, rigor histórico, humor, poesía y costumbrismo.

A través de los ojos de un niño vemos la descripción de la España profunda previa a la guerra civil. Con su mirada curiosa, tierna, alegre y libre de complejos nos habla del amor, del éxito y el fracaso, de la vida...

Fantástica ambientación de una aldea cualquiera, en este caso gallega, en los años de la república. El rigor con el que se ambienta la película en sus vestuarios, edificios, carteles, costumbres... es alucinante. Además las imágenes costumbristas de convivencia entre vecinos son una delicia: Convincentes, cercanas, creíbles. Parece que realmente estás allí viviendo esa escena.

Guión buenísimo: las adaptaciones literarias de tres textos diferentes dan como resultado esta historia coherente, interesante, llena de lirismo y que aúna crueldad y felicidad.
La trama principal es la relación entre un niño y su anciano maestro. El cual fascinará al alumno, con su bagaje cultural, su buen humor, su temple y su mirada optimista a la vida. Los previsibles cambios políticos y el miedo en esta España cainita hará que la necesidad de supervivencia cambie muchas cosas.
Entorno a ella salen otras historias paralelas: el hermano músico que quiere dominar el saxofón. Para él ir al pueblo de al lado con una orquesta es ir de "gira internacional" (escribo textualmente). La otra historia es la de una mujer, hija ilegítima, que vive con su madre y un perro.
Distintos finales para las dos historias que surgen como "spin-off" de la trama principal. El nexo de presentación de estas historias es el niño protagonista.

Buenísima dirección. Interesante, poética, nostálgica, realista. Trata con mimo a los personajes, todos son importantes, todos tienen algo interesante que decir hasta los secundarios parece que tienen peso con José Luis Cuerda. Un poco melodramática en varios momentos finales, como el final. Pero en el resto de la película está muy comedido así que el promedio es satisfactorio.

Actorazos: el niño Manuel Lozano es muy bueno. Expresivo y muy convincente. Tiene una habilidad innata para comunicar con el rostro muchísimas emociones distintas. Además tiene una voz simpática y desenvuelta que le va perfectamente a su personaje.
Fernán-Gómez, grandísimo del cine español. Dominio absoluto de su rostro para expresar lo que quiera: perplejidad, enfado, indiferencia, apuro... Su característica voz grave es modulada aquí con la melancolía que se le presupone a su personaje, resultando una combinación que arrasa cada vez que la oyes.

La fotografía es buenísima. Llena de colores, de matices, de luces y mimando al personaje que interpreta. Buenos encuadres llenos de poesía y de realismo a la vez. Imágenes que aúnan optimismo y melancolía.

Mi escena favorita (aunque no la más espectacular ni la más dramática) ocurre cuando el profesor y el niño hablan de si existen el Cielo y el infierno. El profesor lleva una manzana en la mano (símbolo de sabiduría) y mientras se la da al niño le dice con cierta tristeza "el infierno podemos ser nosotros mismos".
Es una clara similitud con la narración bíblica de comer una manzana del árbol de la ciencia y, a partir de entonces, tener la sabiduría. Ese despertar a la consciencia se escenifica con la manzana que es la depositaria del mensaje que nos hace despertar: "Cielo e infierno están en nosotros mismos".

Por poner algún "pero", es verdad que se busca cierto toque melodramático, especialmente al final. Pero, sinceramente, le va bien a la historia y no desmerece por ello.
Los rótulos de los títulos de crédito en la cabecera del film son simplemente horribles.

¡Vaya final! Devastador. Imposible que no se te escape alguna lagrimilla... Para mí, uno de los mejores del cine. Tanto español como internacional.

Gran película llena de poesía y de libertad. Y muy recomendable. Te ayuda a replantearte las cosas que de verdad importan en la vida. Carpe diem.
Pero, me temo, desde un punto de vista bastante superficial. Muy dirigida a un público de edad adolescente, como sus protagonistas (adolescentes inteligentes, claro).

Dirigida con tino por Weir. Sabe cómo realzar las escenas, sean en un bosque de noche, en una fiesta de adolescentes o dentro de una clase de literatura. Con Weir todas ellas saben a más. Casi parece que estás con ellos mientras ocurre todo.

Buen guión, lleno de guiños optimistas y de libertad. Pero, muy pueriles, me temo. Muy obvios: las bicicletas, los patos volando, el r'n'r en la radio, el osado enamorado que da un beso... Weir sabe el camino más rápido para llegar a los sentimientos y lo toma. Sin reflexión ni madurez. ¿Quiere hacer una apología de la pasión vital desenfrenada? ¿O sólo busca un volcán de sensaciones? Sensaciones que sí que emocionan pero que después se apagan con la misma rapidez.

Se podría haber buscado un contrapunto más sólido al encantador e inspirador personaje que hace Williams. Lo hay, sí. Pero sin peso, sin ser un verdadero rival. Qué pena no haber dado más protagonismo a algún antagonista que amplíe durante la película la frase: "Algún día descubrirán que no son Mozart ni Picasso y le odiarán por ello". Haber presenciado un diálogo entre los dos extremos le hubiera hecho ganar puntos al film. Incluso si dejas ganar al profesor Keating.

Buen elenco de actores jóvenes. Muy convincentes y muy expresivos. Abarcan un amplío abanico de emociones y no siempre es fácil. Ellos lo hacen con mucha profesionalidad.
Robin Williams lo peta. En realidad se está interpretando a sí mismo: Un personaje simpático, con cierta tristeza en la mirada, romántico y juerguista por igual. Y dispuesto a alegrar(se) la vida a la gente que conoce. Ocupa toda la pantalla cuando aparece pero de una forma natural y... hasta curativa.

Escenas brillantemente resueltas que se van a quedar a vivir contigo para siempre (ver zona spoiler).

Un clímax bien narrado que ya se presagia pero el drama lacrimógeno me parece exagerado, forzado y hasta falso (ver zona spoiler).

La escena final es literalmente "inolvidable".

A partir de ahora, siempre que veas una de las películas de Robin Williams seguirás viendo al profesor Keating. Ya no hay sitio para otro personaje en ese rostro. Esa es la fuerza demoledora de esta película y el extraño vínculo que se establece con Keating, la libertad, la felicidad y la poesía.