¿Pero salían strippers? Yo lo único que vi fue una muy buena historia, bien contada. ¿Algún problema? Qué cansino el sesudo análisis del Soderbergh comercial o el Steven indie. Qué plomos los críticos de lugares comunes.

Me hizo gracia pensar en la frustración de los tres mirlos de juvenil plumaje y ropaje -que a la postre resultaron tener cuarenta primaveras- que al acabar de ver la película, sólo se quedaron con el macguffin (o la falta de ellos) Miel y boca del asno.

Mereció mucho la pena esperar ese plano final.

De qué otro modo pude cerrar cinco años de mi vida. Aquella mañana a las 8.15 sentí que algo ya no volvería. No se puede ser igual cuando las decisiones que tomas te obligan a asumir que ha de quedar atrás, que debes olvidar hasta el punto de convencerte de que hubiera sido mejor que no existiera.

Cinco años en los que aprendí que ayudar a los demás debería ser nuestra naturaleza. Cinco años que me deberían servir para los 50 siguientes. Cinco años que utilicé para entender que así debe ser, que lo hecho, hecho está.

Una noche cerca del aeropuerto.

Un hombre arrojándose de un helicóptero.

Un cielo azul atravesado por un avión.

Un 24 de mayo inolvidable.

Una mañana única en una vida.

Una sensación irrepetible.

What's done it's done.

- Comienza el "Infierno".
Crash, bang, zas, tatatatata, boom... y siguientes.
Concatenación inútil de imágenes bélicas. ¡Cómo chupa del frasco el bueno de Jean-Luc !
¡Qué categoría la suya! ¡Chavales, una de imágenes de archivo!

- Seguimos con el "Purgatorio".
Bueno, después de esta metáfora guerrera, sacaremos algo en claro...
Sí, bastante guapa la chica... a ver qué nos cuenta... Sí... Sí... Sí... Sí... Ya... Ya... Joder, no me estoy enterando de nada... ¡Ahí va! "¿ Ese tío no es Fernando Delgado?", le pregunto a mi amigo. "¿Quién es ese?", me contesta. "Sí, el tío ese que hacía el programa de los sábados en la ser, le echaron, y ahora lo único que hace es una sección de dos minutos que se llama diario de un mirón". "Ah, ése que está resentidísimo con la Iglesia; no, éste es Joan Goytisolo", me responde. ¡ Joan Goytisolo! ¿Eso que lleva es una bufanda o me lo parece? ¡Y el tío se pone a soltar peroratas en español! Ni pies ni cabeza... y, además, una dicción pésima.

- Por fin, el "Paraíso".
Bueno, tranquilo, que en la sinópsis dice que dura sólo 10 minutillos...
¡Diez minutos! Si lleva casi 20 y sigue. Éste se está riendo de mí. Por favor qué enciendan las luces...

- Luces:
Creí que este momento no iba a llegar nunca. Caras de sopor, de no haber entendido nada. ¿Seremos todos tontos? Sí, sí, señor Godard, eso es lo que usted quiere que pensemos, pero esta vez no va a colar...
Esto no es más que un fraude (con todos mis respetos a los fraudes) y usted un impostor.
¡ No nos hagas perder más el tiempo, colega!
Ya que eres incapaz de transmitir emociones, por lo menos, aprende a explicarte. Lo tienes bien fácil; te doy ejemplos: Miyazaki, Tati, Chaplin, Ozu, Wilder...

Antes de empezar con la crítica de este artilugio, quiero decir que yo partía con una ventaja, y es que sabía exactamente qué me iba a encontrar. Sabía que podía dedicarme a mis cosas durante 80 minutos y que debía estar atento sólo tres. Podía permitírmelo, ya que, por una vez, la diferencia entre el precio de la entrada (2 euros) y la calidad del film casi se correspondían. Esta grandísima ventaja me hizo relajarme y no tomarme como algo personal los insultos a la inteligencia que nos dedicó el señor Rosales. Además, me lo hizo más llevadero, acordarme de la crítica de TXARLI , y de cómo su hermano y él habían humillado a este elemento, no pudiendo por menos que imaginarme la cara de gilipollas que se le tuvo que quedar a este sapientísimo barbudo cuando le dedicaron tamaños improperios.
Así fui a la cita con mis pensamientos, pero, aun con eso, no pude por menos que sentirme burlado durante casi una hora. Me quedé maravillado al ver que todo era exactamente como lo había imaginado. Había un montón de tomas de videocámara sin ningún atractivo o mensaje. Había una escena de sexo que daba vergüenza ajena; la más desagradable que había visto en mi vida, con dos protagonistas que parecían darse asco. También me asaltó una duda... ¿Sabrían los habitantes de San Sebastián que este fulano les estaba espiando? Pienso, sobre todo, en el señor con muletas que en la estación del cercanías es seguido con extraña reiteración. ¿Qué pasa señor Rosal, que también era un etarra?.
Mi mayor sorpresa, sin embargo, fue ver cómo el resto del público miraba fijamente la pantalla.¡Son tontos o qué! ¿Qué hacen con la vista fija al frente? ¿Por qué adelantan el cuello como queriendo sacarle todo el jugo al asunto?Incluso una mujer, que encima luego se pone a roncar, se permite el lujo de mandarnos callar a mi amigo a mí, cuando estamos hablando de otras cosas. ¿Pero no se ha dado cuenta de que no hay ni un solo diálogo? Pardilla.
Todo esto, sin embargo, son minucias frente a lo que considero más grave: la bastarda frivolidad de este Javier Rosales. ¿A qué viene inventarse la vida de un etarra?... Y si no te la has inventado, ¿quién te ha contado todo eso, Jaime querido? Qué pasa, ¿qué conoces a alguno de éstos y en vez de denunciarle, le preguntas por su vida? ¿O es que elucubras sobre cosas tan serias, sólo para ganarte una perrillas? Ya te daré yo dos euros.
Además, ¿tú de qué vas? ¿A qué viene soltar chorradas en la rueda de prensa del Festival sobre lo importante que es el diálogo y el mensaje de tu película, si luego te sacas de la manga esta puta mierda, inane, vacía, aséptica, insulsa y sin mensaje? ¿Pero tú quién te has creído para decir que aportas soluciones, si te estás presentando con esta mierda parida por una hiena? Me parece que este trabajo sólo demuestra tu incapacidad para expresar qué es lo que piensas sobre el problema de estos terroristas y, que dicho sea de paso, me da totalmente igual.
¡Vete a engañar a otro sitio, sapientísimo director!