Unas jóvenes que se encuentran después de un tiempo deciden salir de fiesta. La "mala fortuna" (tan común entre el cine norteamericano) les lleva a acabar secuestradas por un grupo de criminales perseguidos por la justicia, por quienes son violadas y asesinadas. Por una increíble casualidad (también bastante común entre el thriller fácil, poco trabajado), los padres de una de las chicas se enteran de quién les ha hecho esto y comienzan una venganza brutal y sangrienta (muy, muy sangrienta...¿era necesario?).

A pesar de que el largometraje se presenta como un producto medianamente formal y alejado de los tópicos de las películas para adolescentes (durante los primeros 20 o 30 minutos), al final resulta ser otro thriller obsesionado por mantener un nivel de tensión aceptable y que se conforma con desarrollar de forma correcta un guión bastante absurdo y repleto de los tópicos de los que hablaba al principio. Algunas escenas son realmente desagradables y, una vez más, me pregunto: ¿era necesario? Entiendo que la sangre vende, especialmente entre el público más joven, y que se utiliza (como en este caso) para tapar las carencias del guión; sin embargo, también tiene una consecuencia muy clara: el desinterés general que despierta la película conforme va progresando.

Que una frase de esta película se haya hecho tan famosa (ya sea para parodiarla, imitarla, recordarla o lo que sea) debe indicar algo más que significativo: nos encontramos ante una gran película de terror. ¿La frase? Por supuesto, "en ocasiones veo muertos". Shyamalan puede presumir en esta cinta de sorprender y aterrar al espectador a través de una historia que no es precisamente muy original. Sin embargo, el desarrollo de largometraje se conduce con tanta agilidad y confianza que hace al espectador caer absorto en él. Por momentos, por no decir durante toda la película, Shyamalan consigue que veamos (o creamos ver) lo que el director pretende. Es entonces, cuando ya pensamos que dominamos la historia y que, incluso, conocemos lo que va a pasar en los últimos 10 minutos, que nos deja boquiabiertos. Entonces conseguimos ver las cosas con claridad y darnos cuenta de todos aquellos detalles que justifican con una dignidad envidiable lo que el director nos quería contar desde un principio. El papel que protagoniza Bruce Willis es más que correcto aunque, como comprenderán, comparte mucho de ese protagonismo con el chico (Haley Joel Osment), quien hace una interpretación soberbia. Es una pena que Shyamalan no haya conseguido mantener el nivel de su debut en el resto de su filmografía (p.ej. "El Bosque", "La Joven del Agua", etc.).

Con "Scream" el director Wes Craven reinventa el cine de terror para hacerlo accesible a un público bastante más joven del habitual (especialmente adolescente). A pesar de que algunas escenas son increíblemente absurdas e incluso capaces de hacerte soltar alguna carcajada (algo completamente buscado por el director), hay que reconocer que la película es fácil de ver y resulta entretenida, sobre todo por saber quién es el asesino. Eso sí, si lo que busca es morirse de miedo, esta cinta no es la que está buscando.

Vuelve Belén Rueda para protagonizar una historia escalofriante, que en algunos momentos da un miedo tremendo. La actriz interpreta el terror psicológico en nuestro país como nadie y eso siempre es un plus para cualquier cinta que se precie. La historia no destaca especialmente por su originalidad; sin embargo, la capacidad que tiene Bayona para sorprender al público en los últimos 10 minutos es espectacular. Los actores que acompañan a Belén Rueda están a un nivel acorde con la protagonista, ésta siempre un puntito por encima del resto.

El sol se muere, la humanidad está al borde de la extinción, por lo que el mundo se encomienda a un grupo de jóvenes científicos para una misión suicida: soltar una bomba en el centro solar que sea capaz de partirlo en mil pedazos y que, por tanto, reactive la energía de éste en el planeta Tierra.

Es indudable que el aspecto visual del largometraje de Danny Boyle es maravilloso: sus efectos especiales (en este caso más bien "espaciales"), los juegos de iluminación, la variedad de planos y movimientos de cámara, etc. Lamentablemente, este aspecto es probablemente lo mejor que puede ofrecer "Sunshine". La idea principal que desarrolla Boyle no es solamente simple sino que, además, en demasiados momentos su desarrollo se hace lento y previsible.

Hay que agradecer al director su capacidad para sorprender al espectador en la última media hora de película, en la que el drama espacial parecer convertirse en thriller de terror; una tensión que no deja de ser insuficiente para mejorar una película que pasa un poco del aprobado. Lo mejor de la película, en mi opinión, es el final. Es bastante evidente lo que va a ocurrir con los protagonistas desde el principio de la cinta (de hecho, el director se encarga de repetirlo una y otra vez para que el espectador no se sienta defraudado después) pero, una vez más, Boyle consigue remover los sentimientos y diseñar una escena magnífica.