Un batallón de paracaidistas recibe la órden de tomar una colina para dar protección a un movimiento de un cuerpo del ejército de EEUU en Vietnam. En teoría hay tiradores francos allá arriba.
Empieza la matanza, el sufrimiento, fuego de mortero y muertos a diestro y siniestro. Hasta ahí más ó menos una más de guerra.
Pero empieza el punto personal que en el buen cine bélico asoma: el conflicto interior de cada soldado, su historia personal entre tanta violencia.
Desaparecen los conflictos de barrio, de equipo de fútbol, racial, religioso y ese largo etcétera de barreras que ponemos entre unos y otros y aparece la unión y la solidaridad entre los soldados, incluso entre ellos y el enemigo, pese a tanta crueldad, el respeto.
El final es previsible, como en todos los conflictos armados.
Las personas humildes son las principales víctimas de las guerras.
Magnífica fotografía, rodada de forma pausada a ritmo más bien lento, no aburre, pero tampoco atrapa, salvo el dramatismo de las escenas de acción y la impotencia y el dolor que sí logra transmitir al espectador.
Una cinta que pasó sin pena ni gloria por la taquilla, pero que envejece bien.

Si te gustan las películas del Oeste, las de verdad, de toda la vida, con paisajes panorámicos, malos muy malos, diálogos trabajados, fotografía magnífica y tiroteos coreografiados, entonces no te lo pierdas.
Clint vuelve a un pueblo, se enfrenta a los malos, que además son malos para el ecosistema, y resulta que nos cuenta lo mismo que las 300 películas del Oeste que se han hecho antes, pero de una manera tan hermosa, que te atrapa, a pesar de ser muy muy lenta, y te mantiene en vilo hasta el final.

Lo siento, pero es que me parece tan original, la historia y el casting.
Es un acierto el meter en la misma película un actor como Brendan Fraser, al que se le echa mucho de menos en el cine actual y que te hace reir desde el minuto uno...y un bellezón como Elizabeth Hurley.
La crítica le dio caña, pero es que es una comedia, y las comedias tienen eso: es más difícil hacer reir que llorar.
Original como ella sola....¿quién se resistiría a la tentación de un diablo como Elizabeth Hurley?

Se me quedó grabado esa frase cuando la vi hace casi treinta años en tve2, en un ciclo de cine histórico los jueves por la noche que emitían en los ochenta.
Y lo flipé, porque era una obra maestra.
James Coburn lo borda, el típico sargento que todos querríamos tener en un lugar en que nadie ni en sus peores pesadillas desearía estar.
La película está bien seccionada, inicio, presentación de los personajes, la misión, la vuelta, y la batalla final.
La ira contenida que Sam Peckinph supo transmitir a sus personajes (Billy el Niño, Grupo Salvaje, La Huida...), esas imágenes ralentizadas, ser un pionero en ese efecto y en mostrar la sangre en los impactos.
Muchos lo seguirían (incluso el gran Stanley Kubrick ó Ford Coppola), pero como él ...nadie.
Esta película fue injustamente tratada por la crítica y pasó sin pena ni gloria en su momento por las salas de exhibición y en los festivales internacionales.
Es un alegato contra la guerra. Desde el punto de vista de un soldado, condecorado, grandes frases.
"Le enseñaré como lucha un oficial prusiano". "Y yo donde crecen las cruces de hierro". Impresionante.

Y eso es impepinable, gracias al tío Ridley, se puso de moda y empezaron a llover títulos de muy buena calidad (Troya, El Reino de los Cielos, 300, El Rey Arturo, La última legión y un largo etcétera).
Gracias a este señor que apostó por un género que muchos daban por muerto y que los adolescentes de entonces pudieron descubrir eso sí: con la animación 3D, efectos especiales inteligentemente utilizados y escenarios espectaculares.
Gracias señor director por unir tecnología, guión, buenos actores y sobre todo: una historia bien bonita.
El producto es de alta calidad y se ve una y otra vez y no cansa. Las escenas de acción son de esgrima clásica y con movimientos de masas, estilo Hollywood años 50-60.
Imprescindible.