Siempre he dicho que el talento, el verdadero talento, ese que es puro y no necesita traducción de supuestos entendidos, suele vestirse con ropas muy sencillas. Y para muestra este corto.

Capitalismo, cultura o Brasil son conceptos que aparecen, cierto, pero el eje central es el ser humano. El ser tan evolucionado como nos muestra mediante imágenes sencillas y descripciones simples.
Parece en su inicio una broma realizada por un aficionado, incluso un vídeo panfletario. Pero cuando terminas de ver el corto te das cuenta como la creatividad y el talento de su creador te ha llevado sin darte cuenta por un viaje de nuestra conciencia colectiva.

No solo me alegro de haber descubierto esta gran obra por lo que muestra si no por como lo muestra. No hacen falta imágenes chocantes ni entrevistas o comentarios de famosos, simplemente se necesita la habilidad y el talento para obtener una pequeña joya como esta.

Uno de esos cuentos que pudo ser mucho y quedó en algo simplón.
Pese a situarnos en la Alemania nazi, lo que se cuenta es tan dulce que termina por ser empalagoso mezclando filosofías y poesía de una forma que no encaja.
Durante las más de dos horas nos muestran una historia entretenida pero demasiado larga y que le sobra momentos que no aportan nada.
Buena ambientación y grandes actuaciones del trío protagonista salvan (siendo generoso) de la quema este libro.
Más breve y con menos adornos hubiera sido un buen ejemplo de cuento para toda la familia.

Sus películas sí.
Como película es mala en todos los sentidos. Argumento, sonido, interpretaciones y un largo etcétera.
Pero tenemos al dragón Bruce Lee. Dicen que no sabe actuar, pero aparece en pantalla con ese crujir de huesos, esos movimientos rápidos y flexibles y solo puedes mantener la mirada sin pestañear para ver el espectáculo.

Con esto no merece ni un aprobado. Pero como en los mejores banquetes lo mejor llega al final. El duelo con Norris.
Dos bestias pardas, dos estilos de lucha, dos filosofías. Y en un escenario como el coliseo donde te hace pensar en esas batallas de gladiadores donde el público vibraba de emoción.
El intercambio de guantazos, el cambio del estilo de lucha o ese arrancar de pelos de pecho que hace Lee a Norris hace de esta escena de las mejores y más recordadas de su género que, no nos engañemos, no volverá a verse nunca más.

Tras muchos años la he vuelto a ver y pensaba que terminaría en un "que mal le sientan los años". Nada más lejos de la realidad para esta joya que se acerca a los 40.
La música es la mejor que se puede sentir en una película de miedo. Esa melodía te la ponen a oscuras en una casa en la que estés solo y te comienzas a plantear porque no hacemos como en América y podemos portar armas.
El montaje y el ritmo son excelentes. El primero más que el segundo que solo tiene algún momento aislado de lentitud pero totalmente pasable.
Y el reparto. Me da igual. El niño... ese niño... la niñera está por ahí también, pero el niño... No sabes si matarlo a palos o salir corriendo por si "se rebota".
Un buen guión en el que no podemos olvidar el género al que pertenece.

Las secuelas siendo generoso son pasables. Esta es la mejor por descontado. La emoción, la tensión y en algunos casos la angustia que provoca son de una gran calidad teniendo en cuenta que opta por ser efectiva y no efectista.
Y bueno, relacionarlo con "La semilla del diablo" o "El exorcista" es normal pero eso no hace que pierda puntos ni interés.

Una frase perfecta para el final de la obra. Y como no es una obra de humor queda algo ridículo que repitiendo decenas de veces lo mismo, así, por la patilla, consigas lo que quieres.
Ya me imagino en el banco, diciendo a esa mujer que soñaba ser feliz pero terminó en una oficina bancaria, concediéndome un crédito por pedírselo 20 veces...

Pero la película está bien hecha. No sobran momentos y es interesante pese a durar dos horas.
Las actuaciones, Nicholson borra a todo el reparto con sus 15 minutos mientras cumplen Moore y Bacon. Tom, mi amigo Tom, solo puedo decir...que blancos son sus dientes.

Juicios militares muy bien realizados que merecen la pena para entretenerse pero que no aporta ninguna novedad o giro argumental.