Película que cumple con lo que pretende que no es otra cosa que entretener. Se agradece que no incorpore tantas fantasmadas como otras del mismo género.
El argumento por lo menos es más interesante que lo que vemos por ahí, pero eso sí yo creo que a partir de esta cinta Arnold Schwarzenegger pensó que debía ir buscando hueco en la política porque ni cuerpo ni fans daban para mucho más.

Lo mejor de la cinta la dirección de un clásico como Peter Hyams que a pesar de ser veterano tiene más pulso que la mayoría de jovencitos.

Siempre me extrañó como un director especialista de la acción como Guy Hamilton que había hecho películas de Bond y bélicas sobre todo, fuera el designado para realizar la más ñoña de todas las adaptaciones de Agatha Christie que es “El espejo roto”.

Intriga la verdad la justa, se trata más bien de un semidrama sobre la caída de una actriz famosa pero ya madura –muy oportuno que lo hiciera Elizabeth Taylor- y las complicadas relaciones personales con su entorno, desde su marido a compañeros de trabajo y productores y las envidias y celos que eso despierta.

La encargada de resolver el asesinato de turno será la señorita Marple –que a casi todos no cae bastante peor que Poirot- pero que esta vez lo hará casi a distancia ya que será el siempre acertado actor Edward Fox, que interpreta al sobrino de ella y que trabaja para Scotland Yard, el que irá sucesivamente contando a la anciana sabuesa los pormenores del suceso hasta que ella aparezca en la escena del crimen y lo resuelva en un periquete. Nada que no esperásemos.

Lo más curioso de todo es que aunque la película pasó sin mucha pena ni gloria, y no es ni de lejos de las mejores adaptaciones de las novelas de Agatha Christie , al director Hamilton le valió para repetir en la siguiente película titulada “Muerte bajo el Sol” –eso sí esta vez con el detective belga como debe ser- y a Angela Lansbury para que años más tarde fuera la protagonista de “Se ha escrito un crimen” dando vida a la señora Fletcher. Así que todos debieron quedar contentos. Yo desde luego no.

Nota: 5,7.

Leo muy atentamente algunas de las críticas que se han escrito hasta ahora de este bodrio alemán titulado “Mein Führer”, y me llevo la sorpresa que algunos realmente la han votado muy negativamente porque intuyen en ella una defensa de Hitler y sus circunstancias personales a la hora de tomar decisiones políticas.

No es mi caso, si recibe esta nota por mi parte es debido a que como comedia no tiene ni puñetera gracia, los alemanes hacen mil cosas bien, pero hombre el humor no es su fuerte. Si el director suizo germanoparlante y judío Dani Levy, quiere meterse en camisas de once varas está en su pleno derecho (yo le aplaudo), pero que lo haga bien, y no nos brinde una de las peores películas alemanas de los últimos años.

Coincido con otro compañero que apunta a que como obra de teatro posiblemente ganaría enteros, ya lo creo, son precisamente los actores los que sostienen toda la película e impiden que la quites antes de tiempo.

Todos los temas, independientemente de la crudeza o importancia de los mismos, se pueden tratar desde una vertiente cómica, el problema es que el sentido del humor no es una virtud que haya regalado la naturaleza a todos por igual, y desde luego el señor Levy debería de mirárselo si se troncha con esto.

Uno de los grandes petardazos europeos que recuerdo… aburrida, inverosímil, desenfocada y más cercana al estreñimiento que a la sonrisa.

“Operación Crossbow” es una muy apreciable película bélica que aborda el interesante asunto de los misiles balísticos alemanes en el último año de la guerra. Además de las bombas volantes, también se aborda el éxito que supuso la puesta en marcha del V2, un misil que no pudo como se esperaba cambiar el transcurso de la guerra pero que fue por lo menos uno de los últimos graves quebraderos de cabeza de los aliados. De haber sido más efectivos -únicamente el 25% de ellos alcanzaba sus objetivos- podían haber dicho la última palabra, y aunque Alemania difícilmente hubiese podido ganar el conflicto, la derrota y las condiciones no hubiesen sido las mismas.

La película de Michael Anderson (en uno de sus mejores trabajos) mezcla bien las diferentes escalas de la historia, desde la gran política de estado a la del espía que trabaja a pie de obra. Tiene además la originalidad de la presencia de una guapísima Sofía Loren en un papel que resulta chocante por su desenlace, y un grupo de excelentes secundarios envueltos en una trama la mar de entretenida.

Entre lo menos grato hay que apuntar hacia George Peppard, que resulta anodino y con falta de credibilidad como protagonista, y por supuesto toda esa parte final que le hace perder algún punto. Y es que la mayoría de estos productos no pueden evitar en algún momento caer en lo inverosímil de sus acciones bélicas.

Aún así, estamos ante una buena película de género, que ya en su día llamó la atención en el festival de San Sebastián, y que hoy en día se encuentra algo olvidada pero que es perfectamente rescatable como producto de evasión y como estímulo para acercarse a un tema que no se ha tocado como debiera dentro de la SGM.

Cuando vi la carátula que ponía “R.V.”, pensé: “Anda, una película sobre el Real Valladolid”. ¿De qué hará Robin Williams? ¿De Caminero, Da Silva, Pato Yáñez, Hierro, Eusebio…? Enseguida caí en la cuenta que sería de Valderrama porque siempre ha sido un tocacojones.

Luego nada, una vez que la puse resulta que iba de una familia americana tarada que se van de turismo de interior. Y debo confesar que me reí más de una vez. Es como aquellas películas de antaño de Chevy Chase, pero actualizada y puesta al día.

Sin ser la película cómica de la década tiene suficiente humor como para pasar el rato por toda la familia con cierto éxito.

Nota: 5,2.