Gran clásico y digo Gran con mayúsculas, porque es quizá como decía el título de otra crítica, la mejor película de animación de Walt Disney.

Retrata con fidelidad lo que es este cuento de Perrault, con un romanticismo absolutamente encantador, tanto que su banda sonora de Piotr Tchaicovsky como tema principal, que "Eres tú el príncipe azul" , describe, muestra, enseña, enamora y hace vibrar al público de todas las edades, dejando claro que el amor verdadero vence cualquier maldición.

Aquí todo está en orden. La villana es quien es, el mal y el bien como telón de fondo, mientras que las tres hadas, Flora, Fauna y Primavera velan por el futuro de la inocente Aurora, encarnación de la belleza ideal y del encanto femeninos, dotada de toda clase de dones.
Algo puro que proteger, y lo hacen ellas ayudando a su amor verdadero, el príncipe Felipe.

Fugaz lucha del bien contra el mal, en la que pronto queda claro como Walt Disney cuando hacía películas de verdad era inigualable.
La dirección, la adaptación del guión, la banda sonora, la animación.

Una obra maestra que seguirá enamorando a generaciones diferentes. Como el cuento lleva deslumbrando ya desde antes de Perrault. Desde eso de la Edad Media según las fuentes de Giambatista Basile.

La segunda precuela de la gran saga Alien, también dirigida por un Ridley Scott fallido, con una visión aburrida del juego que podría haber dado de pensar en otro origen para los extraterrestres más letales de la galaxia y un reparto de actores más adecuados para cada personaje.

La historia no germina porque además de ser predecible y aburrida está encarnada por actores pésimos por lo menos aquí. Y es que acostumbrados a Sigourney Weaber no nos puedes poner a Katherine Waterston como la capitana y tenernos felices y contentos, con cara de eterna sufridora con corazón como Noomi Rapace y su fallida Elizabeth Shaw. Eso fue lo que desequilibró el guión de aquella primera precuela, y lo que hace que ésta sea infumable.

El resto de personajes son tontos o estúpidos, siendo el personaje de Billy Crudup tan unidimensional como el de Charlize Theron en "Prometheus". No hay grandes líderes, solo lamentables personajes con aburridas historias personales, entre las que no destaca tanto Michael Fassy, siendo completamente sobrevalorado en esta saga.

Porque se llame Michael Fassbender no significa que todo cuanto ruede es genial, aquí personalmente no me ha gustado nada, por la escritura. Sus personajes como doble robots, el psicópata y el humano son realmente repelentes en esta segunda parte, no llegando a distinguirlos ni a desear hacerlo, lo que aún es peor. Carmen Ejogo, Callie Hernández, son solo algunos de los nombres que no se actualizan ni se disfrutan.

Los efectos son maravillosos y la luz, pero no así el vestuario ni los interiores, quien repetición tras repetición nos acaban pareciendo pesados.

Ridley se lo podría haber currado más, los marcianos devorando gente sin más no es un buen incentivo, aunque para nosotros es una suerte, así nos quita trabajo para seguir viendo a semejante tripulación de fracasados, como estas precuelas. Pobre intento de explicar una mitología que no necesita una aclaración.

Entre los tejados de la ciudad francesa con esos planos tan preciosos que la cámara coge y la perfecta reconstrucción ambiental de la Francia napoleónica, surge Vadocq, brillante hombre de acción evadido de la cárcel.

Vicent Cassel es quien encarna esta vez al astuto evadido de las colonias imperiales, perseguido por la policía. Ante su útlima evasión de una prisión-barco, el enfant terrible se verá envuelto en una serie de ajustes de cuentas con el hampa de los bajos fondos y la venganza por la muerte de su joven novia Anette, la ladrona y prostituta del mercado. Muy pronto la autoridad comprenderá que es más valioso como agente de su lado que en contra, y le promete el indulto.

Así comenzará la transformación de este personaje, que si bien va de menos a más a lo largo del metraje, refrescado por la energía de un personaje prescindible pero que realmente es una gozada para la vista como es el de La Baronesa, interpretada por Olga Kurylenko, sin duda ella y Cassel son lo mejor de este film en el que el maravilloso vestuario, la escenografía y la reconstrucción ambiental eclipsan a todo lo divino, todo lo humano, para acabar ofreciéndonos una película que es una maravilla para la vista, pero una historia endeble para el intelecto y el género de acción y aventura.

Espero que podamos ver juntos de nuevo otra entrega, pues una sola película se queda en poco.
Pero por ahora esta primera ha sido más bien floja, las escenas de acción son sobreactuadas, la historia por dentro una simpleza, y la dirección muy light.

Charlotte Rampling más andrógina y hermosa que nunca, despliega toda la elegancia de su arsenal en esta película vanguardista, incómoda de comprender y de ver dramáticamente hablando frente a un Peter O´Toole mermado, como si le hubieran chupado toda la sangre del cuerpo, al igual que su papel de césar en la miniserie "Augustus" también con una Rampling cada vez más fuerte y segura de si misma en la pequeña pantalla.

El conde de la película se refugia con su segunda esposa en la isla, esperando que el tiempo pase, la guerra acabe y por tanto dejasen a los civiles en paz para poder volver. La decadencia psicológica de la pareja principal es lo que ocupa la parte más surrealista, llena de matices y momentos más que inolvidables.

Al igual que cuando encarnara a Livia frente a Augusto, Charlotte Rampling roba con su elegante frialdad, su fiereza y su gran personalidad cada escena volcando su frustración frente a su marido, el hombre celoso de su intimidad, frío y capaz.

El resto del reparto principal está ocupado por Jorge Luke como su criado sin más pretensiones, hombre que inaugura los secretos casi cortesanos de los poquitos supervivientes que quedan frente a sus costas, por lo que al igual que el personaje de Max Von Sydow, el del antaño amigo fiel el drama comienza en su nudo, para el posterior desarrollo argumental.
Las idas, las venidas, la desconfianza entre desconocidos y subordinados, eso es lo que realmente quiere decir esta cinta en la que las lealtades cambian, la guerra y la paz. Los personajes jugarán sus cartas y las pocas habilidades que han adaptado para la enseñanza. Es esta una película en la que nada se puede difinir, es inquietante y la atmósfera es un maravilloso tapiz en el que cada uno de los personajes incluidos los del servicio tenían que posar para poder pintarse, basándose del hecho en que cada uno tiene sus propios problemas.
Vanguardista a más no poder, la primera crítica le hizo justicia.

Cuando la acción aún lo era y los héroes de artes marciales tenía a tope el mercado.
Cuando una película de bajo presupuesto pero con un público fiel consumidor de esta industria la convertía en una si no de las más conocidas querida y entretenida.
Así pasó con "Red Scorpion", una combinación política, bélica y un tanto cómica con la elección de diversos artistas muy exageradamente encasillados en buenos, malos, detestables o no, que ayudan y hunden al miso tiempo al protagonista, el oficial ruso que encarna Dolph Lundgren, quien durante su bajada a los infiernos tiene una revelación en plena misión en África de lo que está bien o no, es el protagonista absoluto de este desconocido film por parte de los que no son cinefilos a tope.
La cara de ladrillo de Lundgren compagina con su maestría en el arte del luchador, del que está orgulloso él mismo y cualquier espectador. Los mejores años fueron sin duda aquellos.

Iluminado el oficial alemán intentará ayudar a un buen hombre, irónicamente negro, el cual lo ha ayudado hasta decir basta.
Dolph L. se fue haciendo un hueco en este mundillo, y su cara a aparecer en otras pelis que sí cruzaron el charco.
Pero la modestia con que ha interpretado siempre y la calma son envidiables.