Si no existiera "La vida es Bella", este film recibiría mucho mejores críticas, pero es que Benigni ha querido seguir explotando el chollo con una película que, sin estar mal, no llega a emocionar como la anterior. Destaca (por malo) el montaje, en el que da la impresión de que han tenido que entresacar secuencias y planos para acortar la película artificialmente.

Se agradecen películas que no sigan las pautas establecidas, sobre todo si son americanas. Un guión muy original, con bruscas elipsis temporarles entre secuencias pero con un ritmo muy naturalista dentro de cada una. Diálogos mordaces, quizás demasiado, y personajes muy bien construidos; complejos pero creíbles.

Eso, una maravilla de diálogos y unas excelentes interpretaciones.

Como si se tratara de un debate de Crónicas Marcianas sobre la invasión de Irak, Moore se ceba con saña en el personaje de Bush. Está muy bien su ejercicio de libertad periodística y la investigación que lleva a cabo en la película, pero a los que nos parece que no todo es blanco o negro, nos parece que montajes en paralelo de niños muriendo en Irak junto con la risa de Bush a cámara lenta son éticamente discutibles.

Un orgullo para la ficción nacional, contar con productos de esta calidad. Hay momentos en la historia que, por lo excepcional de sus intérpretes y la buena mano de Sorogoyen, parecen pedazos de realidad. Aunque la premisa puede parecer poco potente en principio, está desarrollada de manera exquisita.
Especial mención a la dirección de actores. Todos de 10.