Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Alejandro Rubio
<< 1 5 6 7 8 9 10
Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
La sustancia
Documental
España2016
5.6
66
Documental
6
30 de diciembre de 2016
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Festival de Cine Europeo de Sevilla empieza por todo lo alto. De las cientos de películas que durante estos diez días formarán parte de la cartelera sevillana, la primera en pasar por este escáner será “La Substància” (perteneciente a la categoría “Resistencias”), una cinta española sobre el copia y pega de la población china.


“La Substància” expone la historia de cómo una empresa china se trasladó a Cadaqués con el fin de construir una réplica de esta en su país origen. Para ello, viajaremos tras los ojos de Tingting, una mujer que reside en Kadakisi, nombre de la copia del municipio catalán.

En los primeros minutos de la cinta, escuchamos una voz intentando entonar una canción. Sin embargo, no lo logra de manera exitosa ya que no es capaz de encontrar un punto álgido o un estribillo. Es probablemente el mayor símil que encontramos con respecto al propio documental, que en ocasiones peca de desordenado y de poseer una estructuración algo sucia. Quizás el mayor handicap de esta cinta haya sido apostar por un guión de muy pocas palabras y haberse apoyado en una fotografía como modo narrativo. Sin embargo, también es la mayor virtud de “La Substància”, pues es capaz de dejar atónito al espectador fotograma a fotograma. Planos abiertos dotados de una alucinante simetría que son acompañados por juegos de luces y cambios anti-naturales de matices. Además, las localizaciones se presentan mediante planos secuencia con un movimiento uniforme horizontal.

Sin embargo, apoyar todo el peso narrativo (o documental) en la fotografía tiene sus consecuencias. Se echa de menos un guión con la suficiente consistencia como para poder prescindir unos minutos de su fotografía envolvente. Afortunadamente, en ocasiones, la cinta de Lluís Galter consigue conmutar muy bien ambos elementos para conseguir la búsqueda de la calma y la serenidad. La disculpa. La desconexión.

“La Substància” es algo así como una adaptación inversa de “Lost In Translation”, apostando también por la presencia de una fotografía impactante un guión de pocas palabras. Sin embargo, nunca llega a ser tan transcendente y emotiva, a pesar de contar con dos gemelas chinas como “El Resplandor” o a un doble de Isabel Coixet como filósofo hablando del Cap de Creus.

Nota: 6 / 10
Alejandro Rubio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4
30 de diciembre de 2016
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al parecer, “El Puente de los Espías” es una de las mejores películas del año. Y es que viene de la mano del que pudo haber sido considerado uno de los mejores directores del pasado siglo: Steven Spielberg. Una pena que sea tan solo una apariencia.


“El Puente de los Espías” es una de esas películas que posee todos los requisitos para ser un exitazo en cuanto a premios se refiere: una maravillosa dirección, muy buenas interpretaciones y un cuidado técnico solo apto para directores de semejante calibre. Sin embargo, el resultado manifiesta una frialdad excesiva para todo el trabajo que hay detrás. Y digo frialdad por no decir un coñazo.

Como ha quedado demostrado, el pilar más importante de una película es su guión. Este puede ser todo lo interesante, realista y duro que Spielberg quiera, pero cuando algo es insípido, es insípido. Partiendo de la base de que es un tema muy propenso en el cine de los años 90s (hubo un boom nadie sabe por qué en narrar la historia de la Guerra Fría, la Unión Soviética y demás asuntos bélicos), el rescate de este no está a la altura. El hecho de que en 150 minutos de metraje no haya ni un solo gancho para los que no vivimos las cintas bélicas con la misma intensidad que gran parte de la población provoca el mayor “handicup” del metraje. Para alguien como yo era imposible empatizar o interesarse por las acciones que los personajes llevan a cabo, debido a que esta siempre abarca la guerra desde un primer plano.

Eso sí, Spielberg demuestra llevar consigo numerosos años de experiencia. Pocas veces se ven películas tan estrictamente limpias en su apartado más técnico. Es capaz de impactar en el espectador con tan solo un sencillo juego de luces, representando el carácter de cada personaje con una luminosidad u otra. Cada plano estaba tan sumamente mimado que es imposible apartar la vista de la pantalla… durante los primeros treinta minutos de la cinta. Después, una vez ya nos hemos acostumbrado a semejante despliegue de inteligencia en la dirección de la fotografía y del sonido, el guión no consigue mantenernos con la misma precisión pegados a la pantalla, y es una pena.

Y lo que realmente me duele es que es culpa mía, no del director. Si bien yo hubiese sido un aficionado al cine bélico o a la historia de mediados del siglo XX, hubiese sido una experiencia cinematográfica brutal. Sin embargo, tal y como ya he mencionado, poco hace Spielberg para atraer a este público en concreto.

Las interpretaciones son magistrales, destacando en especial a Mark Rylance, que deja en segundo plano al mismísimo Tom Hanks (ganador de dos premios Oscars en dos años consecutivos). El supuesto protagonista de la historia, un abogado encarnado por el ya nombrado Tom Hanks, resulta algo lejano a la hora de poder empatizar. El resto de interpretaciones, bastante buenas aunque no tan destacables como Rylance.

En definitiva, “El Puente de los Espías” es una cinta hecho para un público demasiado específico que no necesita de otro gancho además de las discusiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética para quedar alucinado y ser incapaz de despegarse de la pantalla un solo segundo. Una pena que no me encuentre entre ese grupo de personas.

Nota: 4 / 10
Alejandro Rubio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
4 de julio de 2017
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Hubo que poner algunas normas. Esto no es Ámsterdam”. La ópera prima de Alberto Utrera llega a escasas salas de cine, pero no por ello debe ser menospreciada. “Smoking Club (129 Normas)” es una comedia bastante fresca y a reivindicar en el cine español. Lejos quedaron los temas tabú y, por suerte, los dramas policíacos que son financiado en el país, a pesar de ser refritos de otras cintas distribuidas en anteriores años.


“Smoking Club (129 Normas)” habla sobre un accidente ocurrido en un fumadero alegal bajo tres puntos de vista. La historia está narrada en primera persona por uno de los fundadores del club, dirigiéndose de manera directa a cámara, explicando lo sucedido y sentado en un sofá. Todo muy “Modern Family”. Además, el jefe estará acompañado por su hermana, el otro fundador del club y todos los socios que visitan el local, cuyas personalidades están llevadas al extremo.

Su carácter cómico incorrecto supone una de las bases fundamentales de esta película. Los diálogos entre los personajes resultan sarcásticos a la par que caricaturescos, siendo uno de los aspectos a destacar de este largometraje. Frases como “Jorge es apolítico, pero de derechas fundamentalmente” o “La silla de Stephen Hawking ha matado a Dios” provocarán carcajadas inmediatas en el espectador, manteniendo la cinta en alto durante sus 80 minutos de duración. Además, su guión está complementado de manera idónea con una edición pomposa y casi propia de un cómic que, al tratarse de una comedia, supone un modo visual muy divertido para adentrarnos en los efectos del cannabis en cada uno de los personajes. Estas bolas de billar ardiendo y otras distorsiones de la realidad aportan a “Smoking Club” una apariencia pop bastante agradable. Otro de sus grandes aciertos, narrar su historia bajo tres situaciones pseudo-indepencientes, cuyos finales desembocan en un mismo acto.

La película se sustenta con las interpretaciones de Rodrigo Poisón y Jimmy Castro, al cual los millennials recordamos por su labor como presentador en el Club Disney. Sus trabajos resultan impecables en la cinta, pero no por ello podemos pasar por alto el resto de interpretaciones. Natalia Mateo es la única que se salva de este cast propio de Gym Tony. Aunque Lea Michele diga que todo es posible, no es así: existen personas que no saben actuar. Hay interpretaciones bastante hirientes en la película, que le restan todo el valor natural que la cinta alcanza en muchísimas ocasiones. A pesar de todo, sus diálogos algo más maduros que en la ficción de Cuatro consigue hacernos pasar por alto algún que otro detalle. Lamentablemente, el resultado final en cuanto a interpretaciones queda bastante sucio.

“Smoking Club”, que parece protagonizada por un Matthew McConaughey español, es sabia decidiendo no tomarse en serio. La película no busca la legalización de marihuana en España ni tiene como objetivo una labor social a favor de la libertad, sino que simplemente escoge un fumadero alegal como escenario con el fin de ampliar las posibilidades de los personajes en cuanto a sus acciones. No estamos ante un documental acerca de los efectos del consumo de sustancias ilegales. Esto no es “21 días fumando porros”. La película busca de manera exclusiva entretener al espectador, no concienciarlo de lo que está bien y lo que está mal. Es más, todo queda bastante bien reflejado en algunos diálogos que tiene el protagonista de la cinta con la cámara.

Alberto Utrera ha realizado bien su trabajo. La ligereza que posee la película, suplementada con su dirección alejada del plano contra plano, hacen de “Smoking Club” un delicioso postre cómico. Estaremos pendientes a nuevos proyectos.

En definitiva, “Smoking Club (129 Normas)” supone una comedia poco convencional en el panorama cinematográfico español actual cuyo cometido es bastante claro: entretener. Una cinta que demuestra no ser necesario un alto presupuesto para hacer disfrutar al espectador, aunque su vea herida por su baja distribución en el país. Fumaremos hasta comprender por qué las salas de cine no se animan a proyectarla.

Nota: 7/10
Alejandro Rubio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
11 de abril de 2017
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los premios de la Academia pasan cada año por diferentes crisis. Si en 2016 teníamos un dominio absoluto por parte de los actores blancos (haciendo pleno y acaparando el 100% de las nominaciones), este año se observa una enorme presencia por parte de los actores y actrices de color gracias a cintas como “Figuras Ocultas“, “Fences” o la cinta a analizar, “Moonlight“. ¿Está esta última a la altura de ese 99 en Metacritic?


De nuevo, malditas sean las altas expectativas. Si en algo son expertas las temporadas de premios es en empoderar cintas hasta niveles insospechados. “Obra maestra”, “la mejor película de 2016” o “sencillamente fascinante” son algunos de los cientos de comentarios que podremos leer acerca de películas como esta. El hype, finalmente, pasa factura, dejándonos un sabor agridulce tras la proyección de películas como “Manchester Frente Al Mar” o, por qué no, “La La Land“. Por desgracia, con “Moonlight” pasa exactamente lo mismo, dejándonos fríos y cuestionándonos hasta qué punto es capaz de apoderarse de nosotros la presión social.

“Moonlight”, película dirigida por Barry Jenkins, narra la infancia, adolescencia y adultez del afroamericano Chiron. La cinta supone un viaje íntimo sobre la madurez del personaje y una estupenda crítica hacia una sociedad poco avanzada procedente de un conflictivo barrio de Miami. La homosexualidad, el acoso escolar, la familia y la droga suponen el pilar fundamental del drama ganador al Globo de Oro de esta edición.

Sin embargo, las altas expectativas creadas hacia la película provocan un estado de insatisfacción cuando salimos de la proyección de esta. Personalmente, fui incapaz de empatizar de manera totalitaria con el personaje protagonista a pesar de la maravillosa descripción que se hace de este. Quizás se deba a mis altas expectativas por estar con la piel de gallina durante los casi 120 minutos de metraje o incluso a la larga retahíla de premios cosechados por esta. Por suerte, no vamos a obviar la infinidad de aciertos que esta contiene. En primer lugar, destacar su separación por actos: little, Chiron y black. Cada uno de estos capítulos representa una etapa evolutiva del personaje principal, basándose en la edad del protagonista como motivo principal para hacer esta separación. Sin embargo, la edad es tan solo una manera física y visual de ver los cambios que sufre el personaje. El verdadero motivo por el que estos actos quedan diferenciados (y, del mismo modo, consigue enganchar) se basa en la búsqueda de la identidad de Chiron. La primitiva inocencia, seguida de la rebeldía y valentía y terminando en un chico duro que nada tiene que ver con el personaje que conocemos en los primeros minutos de la película. Cada etapa de este supone una suma de elementos de etapas anteriores. Simplemente fascinante.

En su apartado interpretativo, brilla en su totalidad. El personaje de Chiron está realizado por tres actores diferentes. Quizás el que menos destaque sea el adolescente (Ashton Sanders) pero, de todos modos, consigue hacernos vibrar cuando el guión lo requiere (notablemente apreciable en la escena del despertar de su rebeldía). El de edad temprana, Alex Hibbert, es capaz de reflejar la inocencia característica del personaje de manera soberbia, cayendo el espectador a los pies del joven actor. Y, ahora, los pesos pesado de la película. En primer lugar Mahershala Ali, que se adentra en Juan, el mentor del protagonista en su etapa más temprana. Tan solo son necesarios unos segundos para quedarnos atónitos ante la apropiación del personaje. Increíble. Por otro lado, tenemos a Naomie Harris, ejerciendo el papel de madre drogadicta. Hay momentos en las que parece que estamos viendo Hermano Mayor. Harris es capaz de hacer suyas todas y cada una de las escenas en las que aparece, resultando uno de los mayores atractivos de la cinta. Si bien es cierto que el Oscar a mejor actriz de reparto parece llevar nombre y apellido (Viola Davis), no sería de extrañar que “Moonlight” cosechase también el Oscar a mejor actriz de reparto. Vistos los premios ya anunciados, parece ser que el nombre de Ali está siendo ya grabado en la estatuilla dorada.

Es necesario aplaudir a Barry Jenkins por el maravilloso trabajo ejercido. Sin lugar a dudas, la dirección menos pomposa de esta temporada y, por suerte, la que quizás más aporta al resultado final de la película. El mérito de hacer buen cine se basa en contar más allá de las palabras y Jenkins lo ha conseguido. Podemos comprobarlo en dos de las mejores escenas de la cinta [con una pizca de spoiler]. En el primer acto podemos ver cómo el protagonista está siendo agredido por algunos amigos del barrio y Kevin, su mejor amigo, decide enfrentarse a el en una pelea con el fin de demostrar la valentía aún no presente en Chiron. La escena está compuesta por planos muy cerrados y que cambian cada segundo, escuchando solo el sonido de la hierba cuando ambos se revuelcan por ella. Sí. Parece una escena de sexo, y más aún cuando la pelea finaliza, que podemos escuchar a ambos personajes casi hiperventilando tumbados en el césped mirando al cielo. El trabajo de Jenkins queda más que claro, habiendo sido capaz de contar una infinidad de detalles acerca de la personalidad de Chiron sin usar ni una sola palabra: la existencia de valentía, su homosexualidad y el comienzo de su madurez. Otra escena a tener en cuenta es el acto de rebeldía cometido por Chiron en su etapa adolescente, mostrando el miedo del personaje cada vez que abre una puerta mediante meticulosos planos detalle. Por muy fan que yo sea de la dirección de “La La Land”, reconozco que tiene más mérito la sutileza de “Moonlight” que la que Damien nos presenta en el musical.

[Sigue en Zona Spoiler]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alejandro Rubio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 5 6 7 8 9 10
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow