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Críticas de lourdes lulu lou
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Críticas 1,501
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
20 de octubre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creencia espiritual que no enamora.

Es muy inconexa, desvinculada del apasionamiento; busca el romanticismo de una manera bonita, delicada y hermosa pero destartalada, dulce y animosa pero fuera de todo orden y encaje novelero que despierte entusiasmo, energía o delirio.
Son simpáticos, encantadores, caen bien, viven ese cliché de desdicha que anticipa la ilusionada felicidad merecida, pero es tan poco coherente su engranaje y elaboración, dentro de la fantasía base que les conecta, que no acaba de funcionar como mediador de la magia romántica que te haga creer en ellos, seguir su historia con esperanza y desconsuelo y sufrir por su ansiosa unión, de perfección designada.
El tema no es original ni nuevo, Sandra Bullock y Keanu Revees ya se comunicaban a distancia, aunque éstos eran más estables, utilizaban el correo y la carta escrita a mano, más personal e íntima, enviada a distancia temporal; en esta ocasión, Brin Hill plantea, en tonos de ambientación natural y espontánea, dos personajes extremos en su antagonismo posicional, que sorprendentemente dialogan con la facilidad mental de decir hola y adiós, cual telefonía móvil pensante que sólo tiene que desearlo para que funcione, primer error de desconexión para con ellos, a pesar de contar con verdadera empatía entre Zoe Kazan y Michael Stahl-David delante de la cámara.
Tras esa imprevista unión telepática emocional, se pasa a una rutina de conversaciones entre dos amigos de toda la vida que comparten su adversidad, intimidad y prosperidad, aunque se supone la vivieron juntos en alternancia, pues llevan en unión mística desde pequeños, sin saberlo con certeza, pero creyéndolo intuitivamente.
Y a partir de ahí, una vez descubiertas las cartas, método y sensaciones compartidas, el sentimiento es de debilidad argumental, de pobreza imaginativa, de escisión amorosa, pues no basta con dos personajes alejados, destinados a estar juntos, no basta con complicaciones y dudas personales sobre lo vivido, no basta con la lucha de superar los problemas cual intrincado Romeo y Julieta; falta el espíritu, la ilusión, la inquietud, la emoción, la creencia, el desgarro sufridor, el combate parejo y la alegría conclusiva, sólo con buenas intenciones, de escasa efectividad, no es suficiente.
La escoges por los favorables comentarios escritos hacia ella, por el apetecible tráiler visionado, aunque eres consciente de que hay amiguismo en esto de escribir las reseñas y que el tráiler no deja de ser un montaje publicitario para vender un producto; aún así confías y acudes a ella, por la querencia de una historia de amor que inspire y valga la pena, obteniendo un relato de buenos propósitos, de cándida alma, de predestinación mística que no alza el vuelo, se queda a rasante nivel del suelo pues, dentro de la invención creativa, ésta debe seducir, ensimismar y embellecer al nutrir a un corazón hambriento, y únicamente logra aderezar los entrantes, dejando con hambre el resto.
Sin arrepentimiento de verla es excesivamente inocente, candorosa e inofensiva, sin garra, furia, lejos de llegar a producir calor o admiración por ella, tibieza negativa especialmente si acudes con la suposición leía de que será grato, increíble y fantástico el convite; puede que, desde la nada de quien se la encuentra sin información previa, suba enteros pero, no pasa de ser cine de sobremesa de domingo, echa para engatusar cálidamente sin mucha materia.
“In your eyes”, en tus ojos, aunque no es verdad, y ese es su gran fallo, que tu mirada en ningún momento queda embelesada por esa romántica pareja, a la que te unes en su posibilidad de alcance de la dicha eterna.
Juega a intentarlo, eso es todo.
Modesta producción, de tierna fantasía, que pretende ofrecer fe en esa irrealidad que todo lo puede, al tiempo que espera aparezca tu considerada sonrisa; depende del nivel de tus exigencias, dicha mueca labial te será válida o nimia.

Lo mejor; pretende vender que ninguna montaña es lo bastante alta para alejarles.
Lo peor; su encuentro no compensa el esfuerzo de subir la montaña.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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5
19 de octubre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jackie Chan, una leyenda aún en forma.

Malabarismos imposibles, de entradas y salidas rocambolescas y enmarañados escapes y atrapes, hechos realidad con esa peculiar mezcla de artes marciales y comicidad que tan estupendamente bien maneja este actor, como firma propia de su santo, identidad y seña.
Su papel siempre es el mismo y la trama no varía un ápice del clásico esperado, todo en su sitio fantásticamente encajado; hombre de principios y honor que cumple sus promesas, cuida de sus seres queridos y venga a ese fiel amigo fallecido, a quien dedica su tiempo y ofuscación mientras se hace acompañar de la pareja chistosa de turno, que le vuelve loco y ambienta mientras transcurre la resolución del caso.
Tropiezos, golpes, caos, malentendidos, acompañados del momento oportuno de fraternidad y sinceridad entre colegas; correr, saltar, esquivar lo que se viene, enviarlo de vuelta, todo adornado con rapidez escénica de estruendosa banda sonora, que acelere el ya de por si estrepitoso ritmo y altere a un espectador, que no tiene la vista lo bastante aguda para digerirlo todo y no perderse algo por el camino.
Pero no importa, no es decisivo, nada lo es, puedes ir al baño y volver y retomar la ruta del acostumbrado tramo comercial en el que Jackie Chan se ha especializado; es divertido, es ameno, es facilón, es entretenido, es lo que esperas, pues no pretende alterar ese efectivo convencionalismo que sus fans expectantes desean ver, cuando eligen sus películas.
Está mayor y se le nota, no tanto en el resultado de su performance como en su rostro y físico; los años pasan para todos y para un intérprete del género de acción, es camino de anticipada baja por desacuerdo explícito entre lo que pretende la mente y lo que el cuerpo le permite.
Pero por ahora sigue ahí, eficaz, productivo y entero, tiene su público, quienes estarán contentos con lo presentado; al resto ni se le ocurra meterse en concierto de charanga chistosa, cuando sus gustos viran hacia la ópera.
“Skiptrace”, nueva comedia de acción del tercer actor mejor pagado del mundo, récord de taquilla en China en su estreno, con 60 millones de dólares recaudados en un sólo fin de semana; más larga de lo requerido y necesario, se trata de atrapar a un ladrón que nunca es el señalado y si el obviamente adivinado.
Sencilla, comercial, inocente, vaticinable, olvidable..., lo requerido al escogerla, luego ¡no te quejes!
Meditación tonta tras su consumido paso:..., entiendo que lo busca y rebusca pero ¡cómo se complica la vida este hombre para dar patadas!, el tiempo pensante otorgado a la coreografía debe superar con creces al dedicado ¡al enredo de la trama!, ¡los ensayos deben ser dolorosos y tremendos!, sólo hay que ver las fallidas escenas que se entregan a posteriori de los créditos finales, muchas veces ¡mejores que lo anteriormente visto! Y con su filosofía de no dobles ni artimañas pre grabadas, ¡lo que le espera sufrir a este hombre, conforme avance en edad y quiera mantener el tipo!, y ¡lo que cambia de país y ciudad para dar y recibir tortas!
¡Es lo que tiene ser Jackie Chan!, especialmente en China, ídolo de masas venerado y respetado.

Lo mejor; sigue siendo Jackie Chan, sin engaño de promesa no cumplida.
Lo peor; sigue siendo Jackie Chan, sin moverse un ápice de su sillón fijo.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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5
18 de octubre de 2016
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un adicto con culpa.

El exceso es peligroso, incluso cuando se es generoso y altruista; dar en abundancia, sin motivo ni esperarlo, puede llegar a incomodar, hasta generar esa tensión comprometida de quien agradece pero es exagerado e inoportuno, inconveniente y desproporcionado el regalo recibido.
El equilibrio de quien conoce la porción justa, para cada momento y situación, es habilidad valiosa que facilita el roce y confirma el cariño nacido con la persona/la imprudencia de quien actúa por sensaciones extremas, dificulta y violenta el contacto con el susodicho y la madurez de la amistad querida, ambivalencia que se puede decantar fácilmente, por una de ellas, si se unen la soledad y la necesidad imperiosa de expiración de la culpa.
Actores de renombre reconocido, en la vejez de su profesión -en Hollywood, a partir de los 60 la llevas clara- se están reubicando como pueden, y Richard Gere no es de los peores en dicha labor -no opta por comedias lelas, donde hacer el ridículo sin ton ni gracia-, pero tampoco acierta del todo con tragedias de escaparate llamativo, que no profundizan en el género vendido.
Aunque para él, como actor, es un papel suculento, donde sigue realizando una labor concienzuda, de interpretación exitosa y sentida; aquí como drogadicto excéntrico, dramático y apabullante, martirizado y devastado emocionalmente, a quien el dolor corroe, hasta llevarle a la desesperada demencia de quien necesita su dosis, un encantador y agobiante filántropo yonqui, llevado al límite de su locura creciente.
“Si me necesitas, llama” y la viva y colorida fotografía, más su conveniente banda sonora, son un punto a favor que llama a embellecer la tragedia, pues ésta es acomodada y llevadera; en teoría de sufrimiento y redención, en la práctica sólo cumple con el decorado, prefiere ser bienintencionada y suave, que afilada y punzante.
Cálido y templado guión, para un intenso y energético Gere que es el solo la película, ya que se deja, de banda y desnutridos, a la pareja objeto de ofuscación del héroe maldito, para centrarse exclusivamente en su desorden y martirio; “es mejor cuando tienes a alguien con quien esconderte” y el argumento deja escondido mucho, por obsesionarse en el trauma a posteriori surgido y relegar, el thriller de inicio, a olvido no resuelto.
Realizada para gustar y no irritar, para ser abrazada con mesura de preocupación, que ni inquieta ni molesta; celebra la vida y el final de los fantasmas con un benefactor que luce por su intérprete, no por la historia que le respalda.
Busca ser aceptada, no recordada.

Lo mejor; Richard Gere y su explosión interpretativa.
Lo peor; no pretende ahondar en nada, únicamente relatar moderadamente.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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6
17 de octubre de 2016
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin liderazgo convincente en su enfoque.

El nacimiento del mal, ¿estaba desde los orígenes, en igualdad de compartimento con su homólogo contrario el bien, o es un ángel caído, que perdió su propósito y rumbo, y por tanto está a nivel inferior de la completud del supremo?
Disfrutar provocando mal a los demás, estímulo como acto de vida, esquema de comportamiento que siempre se excusa y justifica a si mismo, por regresiones a un tormentoso pasado, mayoritariamente de la infancia; "no es el hambre, el amor, la ira ni el miedo la fuente de nuestros males, sino nuestra propia naturaleza", afirmaba León Tolstoi en cuento de mismo nombre.
Lucifer para los cristianos, no es una creación, es la destrucción de una relación sana que invierte su propósito, pues todos son buenos por inicio de amor; aunque ésta, u otra meta de salida poco importan, pues dicha tendencia y sentimiento es verdad presente a lo largo de toda la historia humana.
Sea como fuere, Brady Corbet recrea un filme sobre un crío rebelde, curioso, testarudo e impertinente, que debe simbolizar el nacimiento inocente de ese mal que deja asomar sus primeras intenciones, rabietas que deben interpretarse como recelo, desorden e inquietud de lo que está por venir; pero lo cierto es que no levanta motivación, interés o enigma sobre el misterio del comportamiento de un hijo, al que cuesta enderezar, que no educar.
Oscuridad lúgubre, con puntuales focos de luz elegidos al detalle en su primera etapa, para recrear la tenebrosidad de la idea ocurrida, aunque no va más allá, el relato no logra abrir desconsuelo ni apetito; una cuidada fotografía, de esmerada ambientación epocal, para pobre contenido que permita girar hacia la indagación de un testarudo infante, que no claudica como buen futurible líder que el mundo jamás olvidará.
Fascismo de fondo, con autoritario padre militar y madre frustrada, su evolución trágica, de elementos emocionales, va en progresivo ascenso; vende promesas que no pasan de humo nunca confirmado, pues esa mirada retrospectiva a la infancia, como explicación de los actos en edad adulta, no inspira ni capta.
Su principio y final cuentan con vigorosa acción, de presagiada música envolvente, pero es en su centro donde no extrae la potencia a la espléndida actuación de Bérénice Bejo y Tom Sweet, madre e hijo enfrentados en autoridad y poder; imposible mantenerse, con validez de rédito, únicamente con buenas intenciones, de nefasto resultado.
Ficticio o real es este joven hitleriano que desafortunadamente transformó el mundo para siempre, un apreciado naturalismo visual para ese tratado de Versalles, como excusa y respiración de fondo, pues el foco direccional está puesto sobre la hostilidad de una niñez que marcará sus años posteriores; no hay correlación ni destino, todo se insinúa pero no cumple, es más la imaginación del espectador, que otra cosa, la que realiza el trabajo creativo, ya que el guión escasea en dicho objetivo y no ayuda a conformar ese trazado, del futurista mal encarnado en la persona de ese pequeño Adolf Hitler.
Teoría funcional de técnical que falla en su encrucijada narrativa, la espera agota, no hay incertidumbre de pasos, ni de sus consecuencias venideras; apenas hay nada, excepto la sonora musicalidad de ambientación exquisita.
"¿Por qué lo hiciste?" No hay respuesta; y aquí se deja mucho por nutrir y explicar, en la relación materno/paterno filial y sus pulsos y contraataques de respuesta.
Ni retorcida ni capciosa, le falta sadismo a su esencia, le falta el mal en su perversa potencia.
Sin ambición en su punto de mira.

Lo mejor; su caracterización, fotografía e infantil protagonista.
Lo peor; sino supieras lo que pretende narrar, ¡ni lo pillarías!

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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6
16 de octubre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Un hermoso error”, de repetible acierto.

“Somos definidos por nuestras acciones, no por nuestras palabras”, y aquí hay de sobra, de ambos; grandes palabras de acciones únicas, como la peculiar familia que forman estos seis hermanos junto a su padre, criados en personalidad exclusiva con la libertad de la comunicación sincera y abierta, del ejercicio firme y constante, de la sabiduría y poder que confieren los libros; una sólida unidad de enseñanza individualizada, osados aventureros supervivientes que viven cada día con plenitud de gozo, que exprimen su cuerpo y mente al máximo rendimiento, para vanagloriar el regalo de la otorgada vida.
La ciudad no aporta nada bueno/el bosque otorga todo lo necesario para una existencia conforme a sus creencias, y allí que se embarcan en un alternativo proyecto para criar a sus hijos; pero todo paraíso finaliza y el contacto con la sociedad abandonada supone un directo choque de mala praxis, tanto en el lenguaje como en el enfoque.
La muerte de una madre y el deber de cumplir su último deseo, una misión valiente donde las incongruencias, rencillas, desajustes y oposición de camino harán su aparición, de forma tormentosa; un bravo y salvático Viggo Mortensen, absorbente, vivaz y estupendo, acompañado magníficamente por un elenco de jóvenes actores, que le cubren y rematan con alegría, energía, dinamismo y contundencia de físico y alma.
Admiración e inquietud, aprobación y rechazo, un persuasivo lado positivo/un nefasto negativo contrario, combinación que te hace experto en teoría de letra impresa e ideas asimiladas, pero que deja huérfano de convivencia social con seres semejantes; ningún problema si vives aislado y sin contacto en las montañas, dificultad irascible si estás de vuelta en el asfalto, con sus luces de neón y casas de cemento.
Es salvaje, es educativa, es humana, divulgación de sensaciones y aptitudes propias, elegidas con convicción y voluntad de seguimiento y experiencia; el planteamiento no es nuevo, ciudad versus campo, negación de la comodidad establecida, de la vagancia que trae la modernidad, adopción del esfuerzo y carácter de buscar uno la supervivencia.
Son “survivalistas”, una nueva raza emergente que se da en norteamérica; vida natural al 100% ante la decepción de lo urbano, donde los supuestos frikies son chavales muy competentes y preparados para abordar cualquier terreno, excepto el de la socialización banal e informal con otros jóvenes; es clara su lectura optimista y de favoritismo por dicha elección hecha.
Película concebida para entretener con gratitud de espacio/para reflexionar tras ella, solventes interpretaciones, para la viveza dramática de un guión cálido y soberbio, sensible y agitado que lanza puñales, de herida ostentosa, al tiempo que distrae, adiestra y azota en el crucial dilema sobre la mejor educación para los hijos.
Abre sus puertas con potencia y agresividad -su primera escena ya rompe moldes-, continua con una visión fresca, vibrante, dialogada y perseverante, hacia el final pierde parte de su instinto de base, por el amoldamiento y complacencia de un final cándido y amoroso, beatitud que no llega al fanatismo entusiasta del resto.
“Captain fantastic”, un capitán decidido, al frente de un lozano navío fantástico, que decide ruta alternativa con sus pros y contras.

Lo mejor; sus intérpretes y optimismo dramático.
Lo peor; su toque a radical utopía soñada.

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lourdes lulu lou
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