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España España · Madrid
Críticas de Áralan
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
7
10 de enero de 2018
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los perros de pelea se los entrena y alimenta para que maten al contrario. Mientras lo venzan y sean útiles, son cuidados. Cuando fracasan, si no han muerto antes, se los deja tirados con las heridas de la pelea hasta que mueren. Nadie les cuida, nadie les tiene en cuenta.

Cientos de miles de veteranos de guerra son tratados así por Estados Unidos. Desde Vietnam, pasando por Corea hasta la invasión de Iraq. Mientras están en campaña, son alimentados, se les entrega armamento de calidad y se les paga (más mal que bien). Tras acabar sus "tours" o sus "rounds", ya da igual que tengan estrés postraumático, falte un cacho de crerebro o uno o varios miembros... allá se las apañen.

No en vano, 22 veteranos y veteranas de guerra se suicidan cada día en EEUU.
Sí, cada día.Unos 8.000 al año.

Thank You for Your Service refleja como casi ninguna otra el trato que reciben estos ex soldados.
La película es levantada por sus protagonistas y por el montaje. El guion es tirando a trillado, aunque sí es cierto que tiene momentos muy buenos como el del mando echando en cara al sargento que está en una fila para solicitar ayuda psicólogica que verlo allí es malo para a la moral del ejército, que un poquito de por favor.

El trauma está muy bien retratado y la historia se hace amena, sobre todo porque cada uno de los tres soldados protagonistas es un mundo y están muy bien bosquejados y desarrollados.

Obviamente, aquí podríamos traer a colación el monólogo del caído en desgracia Louis CK de "Of course... but maybe" (por supuesto, pero quizá).
Por supuesto que todos lamentamos que un semejante sufra amputaciones o que regrese a casa con estrés postraumático por estar en una contienda. Y que sea deshauciado o dado de lado o no cuidado por los propios que lo mandaron allí. Por supuesto. Pero quizá si no hubiera ido, no hubiera pasado.
No en vano, la guerra es una masacre entre gente que no se conoce para provecho de gente que sí se conoce pero no se masacra; y se apunta quien quiere. Y aunque señala de vez en cuando que el hecho de volver a un segundo tour es una locura y quien lo haga necesita un psiquiatra, muchos terminan volviendo porque o no tienen recursos económicos, o no saben hacer otra cosa... o son muy patriotas. Y esas cosas.

Todo esto, repito, queda muy bien reflejado en la peli.
Tema interesante, de veras, aunque cinematográficamente tampoco sea la octava maravilla.
Áralan
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3
30 de diciembre de 2017
101 de 186 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los dos minutos de película, te presentan a dos niños tan despreciables que te dan ganas de... llamarles de todo menos bonitos. Se entienden las travesuras, no que llamen "gorda y puta" a alguien unos niñatos que no levantan dos palmos del suelo.
Pero sigues viendo la película porque te imaginas lo que viene después. Lo que va a ser la moraleja. Deseas que no se confirme. ¡Joé!, después de todo, tiene buena nota en todas partes. No puede ser tan obvia. ¿No?
A los diez minutos, esas ansias de llamarles de todo menos bonitos se acentúan. Pero sigues esperando por si acaso te sorprenden.
A los veinte minutos, esa sensación se transmite a la madre... o lo que sea eso. Los temores de la moraleja se van fundando.
A los treinta, ciertas actitudes inquisitoriales se te vienen a la cabeza. Lo están consiguiendo: ya odias a la madre y la hija, incluso a pesar de las escenas con juegos. Bravo por el guion (o su ausencia, porque apenas hay. El 50% está improvisado... y se nota) y por la dirección que consiguen lo que se proponían.
¿Pero se confirmarán las obvias intenciones de Sean Baker?

A los cuarenta, le obvia moraleja queda clara: de tal palo, tal astilla.
Horror.

A la hora, empiezan las tomas repetitivas de la miseria moral de la madre, que está contagiando a su hija, y de los juegos de los niños. Y empieza a aburrir. Como el director también se da cuenta de que está agotando los recursos, decide solucionarlo embutiendo frases en la boca de la niña que de ningún modo una niña de esa edad podría construir: "me encanta ese árbol porque siguió creciendo después de caer" y colocándola en una casa que sueña que es suya. Y que acaba ardiendo. Como dijo Kevin Costner en JFK: "tan sutil como una cucaracha sobre la nieve". Lo intenta solucionar también abriendo cuadro al mundo adulto: la conversación en la piscina que doña top-less, del mannager con el trabajador, la lucha entre madres... Pero todo se siente ya forzado, repetitivo una vez más.
A partir de ahí, la película cae en picado porque no sabe contar otra cosa, solo reincidir en lo mismo. Una, otra y otra vez.
Y todo se vuelve un desastre.
Y como se da cuenta, pues entonces metemos un poco de drama al final. ¿Pero sabes por qué no es drama? Porque estás deseando que ocurra eso. Y, por tanto, más que emocionarte, solo dices "¡ya era hora!". Sin emoción.

Lo que empezó siendo una original visión subjetiva del mundo a los ojos de la niña, se destruye a lo largo de los siguientes cincuenta minutos. Solo sientes repetición, repetición, hastío y repetición de nuevo.

Lo que comenzó siendo una muy buena antítesis de mundo adulto triste vs mundo infantil alegre, te empieza a dar igual. Porque aunque comprendes a la niña, ya no la soportas. Das gracias a todo cuando llegan quienes llegan a la puerta. Eso sí, como buen estadounidense amante de la familia a pesar de todo que debe de ser el director... el amor. ¡Ay, el amor! Pero como en muchos casos es cierto, se lo compro. Vale, venga.

Lo que era una buena idea, reflejar la miseria moral y la supervivencia en un mundo despiadado de ricos/pobres, se lo carga el propio director al mostrar que la mayor parte de los que están en esa situación en el motel no optan por lo que hace esa madre. Se carga su propia idea de base. ¡Olé!

Así que lo mejor de esta película es la excepcional interpretación que hace la niña acompañada de un más que correcto Williem Dafoe y una estupenda madre (a la que odias), lo bien que muestra el mundo infantil y sus juegos y la escena que da cierre al film desde que rompe a llorar en la puerta de su amiga hasta que acaba donde acaba.
Una metáfora muy lograda.
¡Chapeau! Y esto sí lo digo en serio.

Esta película habría sido un cortometraje fabuloso. Le sobra al menos una hora de metraje. Y hubiera estado de cine. Literalmente.

Lamentablemente, alguien decidió que era un excelente idea hacer un largometraje. Y el resultado es The Florida Project.

Pero ¡ey!, la crítica la pone por las nubes. Y el público, por lo que veo.
Así que el equivocado debo de ser yo.
Otra vez.
Áralan
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8
29 de diciembre de 2009
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El libro de John Carlin en el que se basa (El factor humano) me lo hizo llegar un compañero de trabajo y, sin embargo, amigo. Pese a ser un ensayo, tenía un ritmo y una emoción de novela, aspecto que Clint Eastwood logra plasmar en cada secuencia de Invictus casi desde el comienzo. Morgan Freeman está inmenso desde su primer fotograma hasta el último (creo que ya lo han dicho por ahí, pero sería recomendable ver la versión original para apreciar cómo ha trabajado el acento) y Matt Damon no está tampoco mal, al igual que los guardaespaldas.
La película termina como ya sabemos (creo que no destripo nada a no ser que alguien no haya estudiado Historia en su vida), y si no fuera una historia real, no nos lo creeríamos, pero lo fascinante es eso: que es verídica, contradiciendo por una vez a quien sentencia que los pesimistas son optimistas bien informados. Así, los esfuerzos de Mandela para que no estalle una guerra civil entre negros y blancos, para que no existan venganzas por tantos años de opresión y abuso (incluso enfrentándose a sus propios amigos, familiares y compañeros), se centran en intentar utilizar un instrumento poderoso como el rugby, algo tan visceral para los afrikaners como para un ultra su equipo de fútbol, realizando tácticas y maniobras que en su tiempo debieron de ser endiabladas pero que con la perspectiva histórica se han visto como correctas.
Sí tiene algún defecto, a mi juicio, como que todo el proceso resulte en pantalla como... demasiado fácil, como que hay al final hay demsiado «buenrrollismo». e históricamente lo hubo, ojo, lo que ocurre es que en pantalla queda... eso, demasiado fácil.
Aún así, completamente recomendable.
Áralan
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5
20 de diciembre de 2016
34 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termino de ver la película y tengo la sensación de haber visto la historia de un fanático religioso descerebrado (valga la redundancia) y adoctrinado en la creencia de sus amos que utiliza al personaje de ficción favorito de Homer Simpson tanto para justificar su propia esclavitud y la ajena durante años y años como para reventar la cabeza de 60 hombres (y bebés inocentes, que eso se le ha olvidado ponerlo al director) cuando de repente se cree un elegido de Dios y que Dios le habla. Y como ya sabemos, cuando hablas con Dios eres creyente y cuando crees que Dios te habla necesitas un psiquiatra. Y mucho de bipolar tiene la película y la sensación que deja (y que me disculpen quienes la padecen): una historia que debería emocionar y salvo momentos puntuales, te va dando un poco lo mismo lo que pasa al estar narrado esto mismo de idéntica forma miles de veces mucho antes. Personajes que deberían comerse la pantalla y, salvo algún que otra perorata religiosa, la pantalla se los comen a ellos, sobre todo al protagonista; una crueldad que debería acongojar y lo que queda es la sensación de "esto lo has puesto aquí y ya sé por qué".

¿Es una peli para no verla? No diría yo tanto. Puedes acercarte a ella y pasar un rato agradable. Pero eso, un rato. Para mi gusto, es perfectamernte obviable, no aporta nada al tema, el personaje principal con tanto Dios, tanto sermón y tanta tontería, me resulta particularmente cargante y la historia de ese tipo no da como resultado ni el nacimiento de una nación, ni el de una región, ni el de un pueblo, por más que la escena final (commpletamente artificial en una elipsis lograda, eso sí) quiera darlo a entender.

Espero que a vosotros os gusrte mucho más.
Áralan
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5
8 de diciembre de 2017
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tendemos a menospreciar las películas de superación y de dramas cotidianos hasta que somos protagonistas de uno de ellos o nos toca cerca a través de un familiar o amigo. Entonces todo lo que nos parecía en la pantalla maniqueo, lacrimógeno o panfletario se torna real, cercano y cotidiano.

Desde mi punto de vista, este es el mayor problema de la cinta, que es cotidiana, insulsa. No por el tema, sino por cómo nos la han envuelto. Salvo por las magníficas actuaciones de ese excelente actor que es Jake Gyllenhaal, y de Tatiana Maslany y MIranda Richardson, asistimos a la vida rutinaria de un borrachín antes y después de los atentados cuya vida no es más interesante que la de nuestro vecino del quinto. Y eso pesa en la cinta. En igual medida, el diseño de producción, la banda sonora, la fotografía y el resto de los aspectos cinematográficos son igualmente llanos y, por tanto, olvidables,

Sin embargo, Jeff cobra protagonismo debido a que tiene la "suerte" de estar de pie y de que le vuelen las dos piernas por el aire en un atentado terrorista. Como él mismo dice, "¿por eso soy un héroe?". Pues sí porque vive en un país con tendencia a lo panfletario, a utilizar para el merchandising cualquier cosa, a cualquier persona; donde desde algunos clubes deportivos y presentadoras de televisión archiconocidas hasta la propia familia (que intenta aprovechar el hecho de que ha sido testigo ocular de los perpetradores y gracias a su testimonio los apresan) intentan utilizarlo para sus propios intereses, dando igual, excepto a su novia, lo que pueda estar sintiendo el propio afectado.

A lo largo de esa lucha para separarse del protagonismo y/o aprovecharlo, asistimos a la rehabilitación (presentada casi con desgana), los problemas sentimientales de la pareja (muy bien trabajados), los traumas del herido (mal elaborados) a lo largo de un montaje que se va haciendo cada vez más monótono hasta terminar con esa sensación de estar viendo una película de Estrenos TV de cinco euros el kilo, salvo cuando llega el final, donde remonta medianamente aunque el patrioterismo entre a la carga, como no podía ser de otra manera.

No hay épica, no hay pelos de punta y, afortunadamente y en esto acierta, no hay regodeo en la carnaza, pues para eso ya están los conspiranoicos estilo "el hombre no ha estado en la luna" que aseguraron que todo el atentado fue una escenificación y Jeff, un actor contratado. En serio. Y que incluso ya tenía las piernas amputadas antes del atentado, lo que sería todo un logro conspirativo, pues tendrían que haber silenciado a la novia, familia, amigos, enfermeras del hospital, asistentes, al que le ayudó, a los fisioterapeutas, periodistas.., A más de mil personas, más o menos, de ahí que en un momento de la película, cuando en un bar alguien le lanza semejante memez, le diga que se vaya a tomar por culo a la derecha y que utilice el dolor de otros para fundamentar su idiotez existencial, que si todo había sido una escenificación para seguir la guerra en Oriente Medio, ya estaban en guerra y no era necesario. Con toda razón.

En resumen, una película que se deja ver, que no aporta nada especial y que está mucho peor narrada, pero magníficamente intepretada, que otras muchas miles que se han hecho de este estilo.
Áralan
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