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España España · santiago de compostela
Críticas de berenice
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Críticas 149
Críticas ordenadas por utilidad
2
16 de septiembre de 2011
16 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a dejar aparte, (porque seguro que ya las habrán señalado otros críticos), las mil influencias y referencias que recibe esta película. Sólo vamos a destacar que un gordo manchego con una berruga ha pretendido saltar por encima de todas ellas, dejarlas muy por debajo y llegar a otra orilla, sublime. "Si llego a la orilla sabrán de nuevo quién soy" -ha pensado Almodóvar. Lo malo es que está muy gordo, muy loca, muy lastrado por el diseño frío y bobazo de sus mil últimas películas, muy repitiéndose a sí mismo pero peor... Ni siquiera tiene ya ritmo, tempo que se llamaba antes; ya no hila, no encaja, no mide, está gagá total. Y cuando ha saltado ha caído en un abismo de ridículo absolutamente vergonzante, humillante, tan patético que, si provoca una no pretendida carcajada,(que la provocoa), puede considerarse afortunado. Marisa Paredes... ay, dios, no tiene calificativos... Es lo peor de una basura muy grande, muy muy grande. De verdad.
berenice
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3
17 de marzo de 2013
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque a mi mujer le gustó, a mí me parece un insoportable tostón de proporciones bíblicas, una de las películas más plúmbeas que he podido contemplar en los últimos tiempos. No la justificaré por tratar de temas intemporales, (el poder, el orgullo ciego de la juventud, la lucha entre religión y estado). Es al revés, el intelectual Kawalerowicz viola esos temas, se aprovecha de ellos y de su eterna actualidad, para perpetrar su tostón.
Luego está lo de la supuesta autenticidad histórica. Visto todo desde un salón español del siglo XXI todo puede parecer posible, claro, incluso para los que tenemos algún libro en casa. Para empezar, el faraón es inventado y está todo lleno de anacronismos, como han señalado otros usuarios más cultos. Para seguir, todo está en planos tan cercanos que nunca se ven los fondos, con lo que nos agarramos básicamente al vestuario. Para continuar, los monumentos, (reales), están tan deteriorados como en los años sesenta del siglo XX, (¿no estamos mil quinientos años antes de Cristo?). Más: los egipcios eran amantes del agua y los vergeles, como los árabes. Sin embargo, a estos les gusta pasarse la vida en el desierto, en la arena, (porque es más dramático, más hierático, más grandioso). Hay un montón de polacos de piel blanca que debieron de acabar con el presupuesto comprando Isdin factor 50, todos con las calvas y el cuerpo al aire. Como en los bajorrelieves de las tumbas reales las figuras están quietas, todo el mundo se queda quieto para que todo sea "más egipcio". Más hieratismo, estatismo. El faraón departe desde su trono no como un hombre, sino como una estatua. En realidad, todos son estatuas. Los muertos caen con desgana de escayola, no sea que un exceso de dinamismo reduzca la solemnidad. Y, en fin, todo rezuma una pretenciosidad intelectualoide absolutamente insoportable. Pero insoportable de verdad, de morise de aburrimiento. No digo que los diálogos sean malos, al revés, son sentencias sabiondas, de esas de hojas de almanaque: "los tratados nunca protegen al débil", etc, etc,... es la manera plúmbea de decirlos grandilocuentemente, con el tono y el gesto petrificado, con voz insensible de robot de Telefónica: "si las tropas están listas, pulse almohadilla".
Cuando un servidor estudiaba Historia en la Universidad de Santiago, la maravillosa Carmen Pallares nos transmitía siempre un punto escéptico. Ella llegaba a decir que nunca sabremos gran cosa de cómo era la mentalidad de Galicia en la Edad Media, a pesar de la documentación y de cómo se ha avanzado. Se refería a un territorio conocido y a una época, (la Edad Media), que, aunque lejana, podría ser antesdeayer si la comparamos con el Antiguo Egipto. Sin embargo, desde un salón español tantos se atreven a decir que "Faraón" es lo más de lo más en verosimilitud histórica. No sabemos cómo eran nuestras propias calles en el siglo XIX, por ejemplo, pero el Egipto de Kawalerowicz es auténtico de la muerte. Esto es cine, leñe, no elucubración histórica. En fin, lean lo que dice The Luiser Spaceman en su maravillosa crítica, más benigna que la mía, (y, por tanto, seguramente más ajustada a la objetividad). Gracias por escribirla, ya está entre mis críticas favoritas.
berenice
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9
24 de mayo de 2011
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ludovico escribió esto: "no busco «diversión», sino «uni-versión», o lo que es igual, vertimiento en la unidad, unificación de mi ser disperso y escindido. Para eso sirve el arte. Y «En busca del arca perdida», como casi todo lo que se hace ahora, sirve justo para lo contrario: para di-vertirse, dividirse, atomizarse, o, lo que es igual, para suicidarse por desintegración espiritual".

Mientras él se come el tarro en su torre espiritual, por decir algo a la altura, déjame ver otra vez esta maravilla. Yo sí busco diversión, ya la mayor parte del tiempo que a mí también se me acaba. Pero aquí hay más: un dominio del tempo cinematográfico sólo al alcance de un genio, (no muy profundo, si se quiere, pero irrepetible), hay... en fin, hay en este momento 106 críticas de esta película. Lo mejor que puedo decir, que no se haya dicho ya, es que le pongan espejos a las frases de Ludovico, (a él no le importará); quizá, del revés, salga otro sentido a sus palabras, como en ciertos mensajes satánicos.
PD: Con cariño, Ludo. Por cierto, ya que estás tan dividido, ludo recuerda a diversión, a lúdico; y vico es un juego de niños según la RAE.
berenice
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9
24 de mayo de 2011
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído en otra crítica que si el niño va descubriendo el mundo, que si profunda historia de amistad...No puedo estar más en desacuerdo. Para empezar, un niño del siglo XVIII que ya camina solo de noche por esos mundos de Dios, y que baja a criptas llenas de bandidos sin demasiado miedo ya tiene mucho recorrido hecho. Menos mal que, en su extrema pureza, sigue siendo niño. Por eso es imposible que sea amigo de Fox. Simplemente, el adulto se redime en él. Nunca llega ese abrazo esperado.
¡Señoras, señores! ¡Qué manera de meternos en materia! Los diez primeros minutos de brumosa película son de una intensidad ya delirante, en hechos, modos, miradas, climas...La escena, (de "terror romántico", al más puro estilo del cuento gótico anglosajón), de la horca con los dos niños debajo, al margen de que ha inspirado alguna otra, (¿puede ser en "los señores del acero", de Verhoeven?, no me acuerdo), insiste en la única bondad pura posible, la de la infancia; y, además, es cortísima, para no abusar ni lo más mínimo de un hallazgo que cualquier otro director hubiera subrayado mucho más. Y sigue la inocencia primigenia enfrentada a la Maldad, al hastío, a la podredumbre. ¡¡¡QUé manera de hacer, de conducir, cuando el niño llega a la reunión de borrachos del antaño esplendoroso "manor" familiar!!! Ahí, de repente, canta el niño una tontísima canción escuchada por los lobos. Es un momento de los más tristes que recuerdo haber visto, jamás, en ninguna película. Es menos espeluznante que aquella escena de "Los pazos de Ulloa" donde emborrachan a un pequeño, pero mucho más triste.
Lo malo es la parte de acción. El realismo era parte imprescindible aquí para sostener la lírica, y es todo muy chapucero, (no me refiero sólo a la ridícula pelea con el hacha; también están esos bandidos que al final actúan bajo una especie de código de honor, con lo sencillo que hubiera sido darle fin a Fox).
Maravilloso el clima gótico, el recuerdo a los grabados de Hogarth para dar ambiente; perfecto el pasotismo, el hastío de Sanders, (al parecer no fingido, próximo ya su suicidio en la vida real). Y, sobre todo, destacar a uno de los mejores actores que yo he visto: Stewart Granger. ¿Por qué? Porque siempre me convence, por filtrar más verdad, a través de su frivolidad y socarronería, que otros mucho más consagrados y peores, (se me ocurre ahora mismo James Stewart, ya que acabo de ver "Vértigo")y por romper una lanza porque siempre que se habla de él es para ponerlo a parir. En "Moonfleet" está inmenso.
¡¡¡Ay, niños inocentes que se movían por el mundo!!! ¡¡¡Qué distintos a los niños resabiados pero encerrados en institutos todo el año!!!
berenice
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7
11 de octubre de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las casitas adosadas con jardín, las fiestas de vecinos con barbacoa, el barrio, el colegio, el autobús...todo es como de verdad. Pero también hay cartón piedra: Un marido absolutamente ridículo, imposible, (el de Kim Novak), y un vecino salido y retorcido, (Mathau, con una escena brillante de diálogos falsos), ponen la brocha gorda, la caricatura. También chirría el escritor millonario e inseguro que quiere hacerse una casa: es artificialmente sofisticado, y da lugar a conversaciones brillantes que jamás tienen lugar en un barrio de adosados de clase media alta. Sobre las historias interesantes de la vida real fuera de la película, Richard Quine, Kim Novak, la construcción de la casa... están las críticas de otros usuarios, a los que les agradezco la información, pues dan otra dimensión a la historia.
Y, por fin, están ellos: los tres. Kirk Douglas es el mejor actor que ha dado la historia del cine. Kim Novak ya no es nadie, salvo para mitómanos, pero en esta película está maravillosa. Y Barbara Rush, el personaje más complejo de la cinta, es la gran sorpresa. La magia no está en el adulterio, en las cosas manidas llevadas y traídas llevadas muy elegantemente por Quine, que era un tío que sabía de esto. (Su puesta en escena es de una sobriedad que se agradece tras un par de modernos empachos fílmicos grandilocuentes que he visto hace poco). No, lo importante son los restaurantes, los martinis en los bares, los paseos en coche, las calles al sol, el estudio del arquitecto, la cotidianeidad donde se impone todo...está pasando abajo, en la calle. Después, no hay sorpresas, ¿podía haberlas? Queda Novak intentando ser erótica sin conseguirlo, más bien parece una niña pequeña. Queda Douglas, de verdad impresionante como tío de una pieza al que todo se le va haciendo muy grande. El mejor actor que yo he visto en una pantalla. Muy buena película, que los cinéfilos harían bien en ver.
berenice
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