Drama y tragedia. Casi toda la acción se desarrolla en un baldío, adornado por las ruinas, aún respetadas, de un antiguo acueducto romano, desde donde se ve la ciudad moderna, Roma. Neorrealismo italiano (filmación en la calle y en los baldíos, en blanco y negro), y también expresionismo a la italiana, pues nos parece al principio que los personajes principales sobreactúan, pero, pensándolo bien, lo que hacen es darnos a entender sus estados de ánimo con su actitud corporal, y lo hacen de un modo notable y original, tanto la magnífica Anna Magnani ("actriz de carácter") como el joven Ettore Garafalo. Una obra maestra al son de una obra maestra del barroco y con escenas que hacen pensar en el inolvidable Andrea Mantegna. Para pensar y sentir, y, como decía mi amigo Fernando Amadeo: "Cuando los padres tienen planes, los hijos tienen destino".

Bella película, exótica, con un propósito, una especie de ópera triunfal de las mujeres que luchan contra la "ablación", en África (en 25 paises todavía se practica). Una comunidad relativamente rica, muy elegante con vestimentas muy coloridas las mujeres, sobrias los hombres, sufre las atrocidades sostenidas por los varones, obsesionados por la autoridad que dicen poseer, apoyada en la tradición. Algunas mujeres tienen la misma pasión: dominar, imponer una conducta a las niñas con crueldad. Hay, sin embargo, mujeres que se rebelan y son capaces de resistir tanta crueldad y supuesta verdad. Un retrato simple y claro de la especie humana ("animalitos habladores"). Imperdible.

Cine "testimonial", pinceladas de la vida en ciertos rincones del país, Argentina, (como en otros largometrajes anteriores de un director que viene del cine documental). El drama es la vida misma, sin discursos, sin entusiasmo, sin ilusión.... y el paisaje de árboles, nieve, personas y tareas, las más simples tareas, como vestirse o apagar la luz. La tarea de vivir sin palabras, sin sentido. ¿Beber vodka para combatir el frío o la desolación? Una película para contemplar, para contemplativos, hay tiempo para observar todos los detalles e incluso uno llega a preguntarse cuántas comidas silenciosas y desoladas es posible representar en una película, o cuántas situaciones sin consecuencias se pueden suceder y aún así se las puede seguir contemplando. El "viaje al pago" del protagonista, Farrel (Juan Fernández) se convierte, cuando él desaparece pues regresa a su trabajo en el mar, en una breve visión de la vida de aquellos que se quedan, con sus rutinas de supervivencia, una breve visión de un país elemental, primitivo, aún no desarrollado, en Tierra del Fuego y en invierno. Este cine evoca un sentimiento, el del pago, sea éste como sea, siempre es posible sentir algo por él,sin palabras, a lo gaucho, cuando lo que se dice es a lo sumo: "buenos días".

"Ópera Prima" del director Todd Field (la segunda fue Little Children o Juegos secretos). Como dije con respecto a esta segunda: "personajes desorientados y faltos de ninguna salida razonable". Una película con psicópata que, habiendo mostrado la hilacha, nadie sabe o intenta atajar. Es un punto ciego de la ley o de su aplicación. Un cine muy bien hecho sobre el sufrimiento sin redención, sin justicia, sin retorno. El sufrimiento está en la mente de los humanos, al modo de una enfermedad (obsesión), y debe ser tratado como tal. El carácter reparatorio de la venganza está sólo en la imaginación, como una operación aritmética que se trata de realizar sobre lo irreparable. Personajes "fallados", nada heroicos, nada ejemplares. Pero muy buenas interpretaciones, muy buena película sobre un tema ética o psicológicamente mal resuelto, con una visión pesimista sobre una sociedad desconcertada.

Una excelente comedia de humor negro, ópera prima de la guionista y directora mexicana Mariana Chenillo. En una familia judía José Kurtz (insuperable Fernando Luján) y Nora (Silvia Mariscal) se han separado hace mucho tiempo y también divorciado, por lo cual José se ha mudado a otro departamento, enfrente, en la ciudad de México. Nora es una mujer manipuladora que siempre estuvo preparando su propio suicidio y luego de intentarlo muchas veces, lo ha logrado, no sin antes preparar la celebración de Pésaj (Pascua judía). Un hombre maduro, José se ha cansado de la religión y se ha vuelto ateo y socarrón ("Dios no existe"). La Pascua y el suicidio de Nora complican la obtención de un lugar donde sepultarla, por razones religiosas, y obligan a esperar cinco días para realizar el sepelio, resultado de un plan cuidadosamente preparado por Nora. Notablemente, es una comedia muy agradable en la que, incluso, por un descuido de Nora, se descubre un inesperado secreto.