Y pensar que alguien pudiera creerse en su momento que los hechos sucedidos en esta cinta fueran reales...hay que reconocer que algunos momentos del guión te hacen pasarlo mal; sin embargo, el propio guión resulta tan absurdo, que cuesta un poco terminar de verla teniendo en cuenta que nos la quieren vender como una historia de terror. Aún así, resulta muy innovadora la campaña de marketing empleada para la misma y el uso de cámaras caseras y actores no profesionales. Quizás sirviera como idea para otras películas de terror (en un nivel bastante más elevado) como, por ejemplo, REC. Es por ello que se merece al menos un aprobado.

Combinar una interpretación sublime, como la de Natalie Portman, con un guión excepcional (aunque algo previsible hacia el final de la película) siempre deben dar como resultado una película magnífica como "Cisne negro". Los momentos de danza son majestuosos y despiertan en el espectador, cuanto menos, la admiración por el trabajo de Portman. Todos los personajes resultan oscuros por momentos, lo que aporta a la cinta algo de desconcierto en su desarrollo, un desconcierto que permite mantener al espectador pegado a la televisión. Estupenda.

Es inevitable pensar, cuando uno se percata de que el film es una precuela de "El planeta de los simios", que la película será cuanto menos decepcionante. Sin embargo, conforme el desarrollo va avanzando nos damos cuenta de que esta película no viene a ser una mera precuela que desea aprovecharse del título original. Muy lejos de eso, apuesta por una historia llena de sentimientos, poniendo en una balanza muchos valores morales del ser humano y, por supuesto, haciendo uso de un apartado visual espectacular. Recomendable tanto para quienes hayan visto la cinta original como para los que no.

Es una lástima que Neil Marshall tire por tierra una idea inicial interesante y sorprendente: ¿qué hay más terrorífico que una solitaria y oscura cueva a miles de metros de profundidad? Un grupo de amigas se propone hacer una excursión que cambiará sus vidas para siempre. Lo que al principio supone un viaje con las dificultades propias de una práctica tan arriesgada como ésta, al final se convierte en una pesadilla repleta de criaturas que dan entre asco y risa.

Como decía, Marshall destroza el intento por hacer una película de terror agobiante, entretenida e, incluso, creíble. El director no se conforma con hacer pasar al espectador un mal rato con este grupo de amigas en su expedición y decide llevarlo más allá, incorporando elementos más propios de la ciencia ficción para aficionados o del terror para adolescentes. Demasiados gritos, demasiada sangre y, en definitiva, demasiado giro argumental para una buena idea que termina por convertirse en un thriller de segunda. Realmente fácil de olvidar.

Dylan (Justin Timberlake) y Jamie (Mila Kunis) son dos amigos que deciden iniciar una relación estrictamente sexual, después de embarcarse en relaciones sentimentales condenadas al fracaso. Sin embargo, ambos comenzarán a experimentar sensaciones para las que no pensaban que estuvieran preparados.

Es sorprendente la buena interpretación que hace Timberlake en "Con derecho a roce", teniendo en cuenta que no nació precisamente siendo actor; a pesar de ello, el peso del protagonismo lo lleva la fantástica Kunis, quien sabe mezclar a la perfección la dulzura con la irreverencia. Además, el guión resulta relativamente creíble y sorprendente (teniendo en cuenta que poseía todos los ingredientes propios para ser otra "americanada"). Hablar de una relación de amor partiendo del componente puramente sexual, vacío de sentimientos, debe calificarse cuanto menos de sorprendente si consideramos los precedentes de las películas americanas de comedia romántica.

Muy acertado también la inclusión por parte del director de cierto aspecto dramático en el guión para alejar, un poco más, la cinta de la absoluta comercialidad y del empalague insoportable. Una lástima que Will Gluck se olvide de todos estos buenos aspectos en momentos clave del largometraje haciendo que la credibilidad de la historia quede en entredicho.