Pues sí, increíble historia porque no hay por donde cogerla. La primera media hora está bien, te mantiene con el suspense de quién será ese señor de barba que les persigue y por qué lo hace. Después el interés va menguando hasta convertir la historia en una pantomima. No sé si es un spoiler lo que voy a contar, así que si tienes mucho interés en verla deja de leer.
spoiler:
Unos padres pudientes con una hija encantadora tienen una vida perfecta hasta que aparece un extraño que les dice que la hija de ellos (Ivy) es la reencarnación de la hija de él (Audrey Rose). Se supone que A.R. murió en el mismo momento en que Ivy estaba naciendo. Hasta ahí vale, un par de secuencias que pretenden ser de miedo y el extraño “secuestra” a Ivy (y digo secuestra porque se la lleva a un apartamento en el mismo edificio que había alquilado esa misma mañana).
A partir de ahí se celebra un juicio, que se supone que es para decidir si el extraño a secuestrado a la niña o no, pero en realidad tratan de descubrir si Ivy es la reencarnación real de A.R. o no. Y una se plantea, ¿Y si descubren que sí que lo es, le dan la custodia al padre que perdió a su hija? Porque es así como lo describe el padre biológico. Vamos, que si pierde el caso, pierde a la cría, porque claro, Ivy pertenece al padre que la perdió once años antes en un accidente de tráfico.
Al final a la niña le hacen una sesión de hipnosis que se celebra en el juicio para saber si es la reencarnación de A.R. o no, y como ésta se había muerto ahogada en el incendio del coche, pues claro, Ivy también se ahoga. No contentos con esto, la madre lo acepta abiertamente, ya que el alma de la cría se ha liberado. El padre-extraño de la primera niña también está contento (¿En plan “si no la tengo yo no la tiene nadie”?) y del padre real no se sabe nada más.
Increíble vamos.