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España España · Barcelona
Críticas de reporter
Críticas 629
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
12 de abril de 2010
34 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aaah... el amor. Pronúncielo en italiano: “il amore”. ¿A que suena aún mejor? Pero al fin y al cabo no importa el idioma, ya que a todos -lo admitamos o no- nos chifla ese hormigueo que recorre todo el cuerpo y que termina siempre recordándonos lo imbéciles que podemos llegar a ser. Hay no obstante una gentuza que se pone todavía más a tono que nosotros con este concepto. Son los mandamases de las productoras cinematográficas, que a pesar de torturarnos de vez en cuando, hay que admitir que acostumbran a ser personas bastante listas. Y como tales, saben sacarle jugo, cuando más les convenga, a la gallina de los huevos de oro que suponen las películas románticas.

Son algo así como el renovado boom que está viviendo el 3D, otra estratagema que por lo visto garantiza siempre que un número satisfactorio de insensatos va a picar el anzuelo. Es tanto el poder de atracción que dichos reclamos a veces pueden caer en manos de descerebrados sin que se resientan los ingresos de la industria. De modo que mientras el mundillo tridimensional se permite el lujo de jugar con fuego “soltando al Kraken”, las películas que hacen del azúcar su alma mater lo hacen con títulos como ‘Perdona si te llamo amor’. O lo que es lo mismo, productos deficientes cuyo principal -por no decir único- aliciente es la pareja protagonista. En este aspecto, olvídense de la química entre los actores o de interpretaciones que merezcan ser recordadas y reciban con los brazos abiertos la enciclopedia de tópicos sobre los cánones actuales de belleza.

Por ejemplo, él es un publicista madurito que derrite el corazón de las chicas sólo con su mirada. Aspecto pretendidamente descuidado (pelo falsamente mal peinado, barba de tres días...) que luce mejor en su cochazo totalmente tapizado de cuero carísimo pero elegante. Tiene además un dúplex en Roma la mar de moderno y su trabajo le permite cobrar una pasta gansa sin tener que renunciar a ninguno de los caprichitos que hacen de este mundo un lugar tan maravilloso. Ella es una estudiante a punto de entrar en la universidad, impertinente, alocada, irritante, hiperactiva y maleducada... pero al igual que todas sus súper-amigas, está de muy buen ver. Si se suman los elementos se obtiene el anuncio perfecto para impulsar el turismo transalpino: “No vengan a ver nuestros monumentos y ciudades, mejor vengan a ponerse las botas con la carnaza nacional.” Ni las legendarias farras de Il Cavaliere en su mansión de Villa Certosa lo hubieran expresado mejor.
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reporter
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5
28 de marzo de 2010
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo perdido en combate teníamos al bueno de Vincenzo Natali después de su interesantísima trilogía fílmica de presentación. En apenas cinco años este autor dejó claro que desde el demasiadas veces ninguneado vecino norteño de Estados Unidos se podían concebir obras estimulantes que lograran insuflar bocanadas de aire fresco al género fantástico. Con ‘Cube’, genial ópera prima nos atrapó el aquel galimatías laberíntico imposible, con la irregular ‘Cypher’ trenzó un a ratos brillante juego hitchcockiano de falsas identidades, y con la infravalorada ‘Nothing’ divirtió con ese simpático perro verde que parecía directamente sacado de la mente del gran Charlie Kaufman.

Desde entonces pocos proyectos más. El documental inédito en nuestro país sobre la figura de Terry Gilliam durante el rodaje de ‘Tideland’ y una de las breves aportaciones en ‘Paris, je t’aime’. Después de seis años casi en el anonimato, vuelve Natali auspiciado por Guillermo del Toro con ‘Splice’, un proyecto que debe volverlo a la primera línea del fantástico. El propio director manifestaba que en esta ocasión su principal motivación era la de rodar una película cuyo monstruo fuera un personaje más, no simplemente algo de lo que había que huir. Nadie puede negar que el punto de partida sea por lo menos prometedor. Pero si antes alabábamos el evidente poder creativo de Natali, también hay que reconocer que todavía no ha logrado hacer ningún trabajo redondo. Por desgracia ‘Splice’ no es la excepción.

El principal problema de este experimento subyace en la obsesión del director canadiense por su criatura, que acaba convirtiéndose en una peligrosa arma de doble filo. Por un lado la figura de Dren adquiere un notable peso dramático, confirmándose el filme como un muy interesante transgresor / renovador de los cánones de las monster movies. A pesar de que los efectos visuales no rindan siempre al nivel deseable, la apariencia del monstruo así como sus continuas metamorfosis convencen. De modo que desde el punto de vista estético y también psicológico, Dren hace los méritos suficientes para ocupar un huequecito en el imaginario colectivo, aunque no con tanta contundencia como apuntaban la mayoría de pronósticos.
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reporter
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7
14 de marzo de 2010
220 de 261 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquellas propuestas que muy a menudo ponen sobre la mesa determinados festivales, y que parece que estén allí simplemente para saciar aquellos paladares que adoran lo exótico por el mero hecho de serlo, a veces justifican su presencia en dichas citas. Es el caso de ‘Canino’, un filme que en Cannes ya empezó a desatar pasiones en la sección “Una cierta mirada” y que ha dejado huella en todos los certámenes en los que ha sido presentado. No es para menos, con su tercer largometraje Giorgos Lanthimos nos trae desde Grecia una de las sorpresas más agradables del año. Una de estas cintas que nos demuestran que en tiempos de escasez creativa generalizada, todavía quedan autores dispuestos a ofrecernos algo nuevo.

Y que conste que ni mucho menos es la primera vez que una película nos habla sobre reclusiones más o menos voluntarias. Ahí está el enésimo dardo envenenado de Buñuel a la burguesía en ‘El ángel exterminador’, o el tratado hedonista de Ferreri en ‘La gran comilona’, o la adaptación del Marqués de Sade por parte de Passolini en ‘Saló o 120 días de Sodoma’, para dejar constancia de ello. Pero quizás el antecedente más parecido es la cinta mexicana de la década de los setenta dirigida por Arturo Ripstein titulada ‘El casillo de la pureza’, en la que el desmesurado miedo al mundo exterior impulsaba a un padre (interpretado por el mítico Claudio Brook) a ejercer de tirano implacable y encerrar a toda su familia, mientras él era el único autorizado a salir del hogar para perpetuar aquel falso oasis de la pureza.

Un esquema muy similar sigue ahora Lanthimos, sólo que le da la vuelta al dramatismo de Ripstein, configurando una comedia negra inclasificable. O clase magistral sobre cómo “simplemente” cambiando el enfoque sobre una película ya existente se puede concebir un producto rompedor e igualmente estimulante. Con una frialdad casi hanekiana, el director nos sitúa en un micro-universo delirante que coge siempre por sorpresa al espectador (la reacción que cabía esperar al ver ejercer a Frank Sinatra de abuelo, o al confundirse los aviones que sobrevuelan el jardín por inertes juguetes... la lista es interminable) y que por eso mismo posee un potentísimo poder de atracción. En efecto, ‘Canino’ es uno de estos casos en los que es preferible un primer acercamiento sin apenas información previa. Cuanto mayor sea el desconocimiento, más placentero y divertido será el golpe.
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reporter
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4
8 de marzo de 2010
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una inmigrante que gracias a la perseverancia y a sus inquebrantables ganas de salir adelante, consigue el éxito en las pasarelas, dejando atrás las tragedias que sufrió en África durante su infancia. Suena a la clásica historia de superación que nos han explicado incontables veces antes. Y en parte así es, pero hay que reconocer que la directora Sherrry Horman sabe cogerle el punto a la historia con bastante gracia. También es cierto que se permite el lujo de caer en el clásico dibujo maniqueo, simplón y condescendiente que desgraciadamente tantas veces marca tendencia en este tipo de relato. A pesar de ello, el buen ritmo y el estilo/registro desenfadado (a veces incluso parece que estemos viendo un anuncio de colonia), que son fruto sobretodo de la mezcla del drama de la inmigración con el más agradable mundo de la moda, contagian un buen rollo a una historia que, contra pronóstico, se hace muy fácil de digerir.

Hasta aquí todo bien. Donde esta flor del desierto empieza a marchitarse es cuando intenta ponerse seria, que “sospechosamente” es cuando parece que ya no le queda nada más que contarnos sobre su maravilloso y glamuroso mundo. No deja de ser por lo menos destacable el que se eche mano de la -a veces tan cargante- denuncia social cuando la protagonista se queda sin argumentos para seguir obnubilada en su burbuja fantástica... o cuando sus ilusas esperanzas de encontrar su amor de cenicienta se ven momentáneamente truncadas. A eso yo lo llamo tener la cara muy dura. Que conste que me parece estupendo que un filme cuente entre sus objetivos el de concienciar al gran público sobre ciertas atrocidades que todavía hoy en día se siguen cometiendo más a menudo de lo que pensamos... lo que ya no apruebo son determinadas formas.

Es esto lo que sucede con ‘Flor del desierto’. Y es que no sólo me parece de una desfachatez impresionante ponerse a hablar de la ablación de clítoris después de haber estado frivolizando sobre cada aspecto de la vida de Waris Dirie, sino que además el discurso serio se lleva a cabo siguiendo las pautas más odiosas del más reciente movimiento de las “películas ONG”. ¿A qué jugamos? Normal que el momento cumbre de la concienciación en masa se convierta en una oda al petardeo sensacionalista. El marco es inmejorable: la Asamblea General de la ONU (ya saben, aquel organismo que nos juzga cada día y cuyas buenas intenciones raramente se ven reflejadas en el mundo real). Aquí el filme vuelve a hacerse creíble por aquello de los acusadores sermones que nos llegan constantemente desde las Naciones Unidas, pero no por ello menos odioso.
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reporter
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5
3 de marzo de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de animación es uno de los sectores en los que la competencia es actualmente más dura, sobre todo gracias al brillante trabajo de alguna que otra gran factoría de la cual no haremos publicidad -total ¿qué falta le hace a Pixar?-. Uno de los síntomas más obvios de dicha rivalidad son las películas que, estrenándose casi al unísono y apadrinadas por productoras distintas, tratan temas o dibujan mundos de sospechosa semejanza. Famosos son los precedentes de las hormigas (‘Bichos’ contra ‘Antz, Hormigaz’) y los peces (‘Buscando a Nemo’ contra ‘El espantatiburones’). Unos piques que han estado siempre protagonizados por la famosa “lámpara saltarina” y los únicos que han conseguido en alguna ocasión poner en duda su hegemonía: la gente de DreamWorks.

Se mantiene la segunda parte actora, pero aparece un nuevo contendiente llamado Futurikon... y viene de Europa. Al parecer la animación del viejo continente se ha puesto las pilas. Ya lo dejó latente la española ‘Planet 51’, que mostró que al menos en el apartado técnico, poco o nada tenemos que envidiar a las grandes producciones que nos llegan desde el otro lado del charco, y ahora a la francesa ‘Cazadores de dragones’ no le tiembla el pulso a la hora de enzarzarse en la nueva batalla temática. ¿Qué mejor prueba de que nuestra animación goza de un excelente estado de salud? Y es que, debido al clásico desfase que caracteriza demasiado a menudo nuestra cartelera, el pixel literalmente va a sacar humo, ya que pocas semanas después de la llegada de la película que hoy nos concierne, lo hará ‘Cómo entrenar a tu dragón’, nueva apuesta de la todopoderosa industria yanqui.

La primera parada en el universo de los escupe-fuego la hallamos pues en Francia. Los debutantes Guillaume Ivernel y Arthur Qwak adaptan a la gran pantalla la serie televisiva de mismo título cambiando el pincel tradicional por las más avanzadas técnicas digitales. Allí es donde reside el gran atractivo de ‘Cazadores de dragones’, ya que las imágenes renderizadas por ordenador consiguen un espectáculo visual de primer nivel. No tanto en lo que se refiere a los personajes, que se antoja demasiado caricaturesco, sino más bien en el diseño de un mundo fantástico que como tal, a veces está totalmente carente de lógica, pero no por ello deja de ser fascinante.
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reporter
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