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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de MatiasR
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Críticas 39
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
7 de octubre de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez sea por el cariño que le tengo a las dos películas que constituyen el “insumo” para esta nueva remake (Los siete magníficos-1960-, y Los siete samuráis), o tal vez por el respeto reverencial que le profeso a esa leyenda llamada Denzel Washington, o porque, más allá de que casi todo está inventado, me gusta mucho este género y casi siempre me entusiasmo por sus nuevas propuestas. Pero lo cierto es que disfruté bastante de esta nueva revisión del viejo clásico.

Tenía una expectativa moderada ya que, por un lado, sabía que no podía esperar grandes innovaciones (Los siete magníficos tuvo demasiadas remakes) pero, por el otro, el elenco y la nostalgia me instaron a darle un voto de confianza y no salí decepcionado.

Y que no se malentienda: comprendo a los amantes de la original y también que las comparaciones siempre son odiosas. Y, en este caso concreto, esta nueva versión no le hace sombra a la película de la cual es deudora. En lo personal, me reconozco a mí mismo como un “ogro” de las comparaciones (ya sea remakes o adaptaciones) pero acá pude abstraerme de todo eso y me ayudó a que el visionado sea más agradable.

Más allá de algunos cambios, hay que reconocer que la película no arriesga demasiado y en algunos aspectos es un poco conservadora (la presentación del conflicto y los motivos del villano, por ejemplo). Pero también creo que hay un tratamiento bastante respetuoso del material original, sobretodo en la caracterización del grupo.

El elenco, como conjunto, está muy bien. Me pareció el punto más alto de la película. Más allá de los cambios en el aspecto y el origen de cada personaje, hay mucha química entre todos e interactúan muy bien a lo largo de toda la historia. Todos tienen momentos para el lucimiento personal, aunque lógicamente el tiempo en pantalla está condicionado por el cartel del actor que lo interpreta. Luego, en el uno a uno, hay para todos los gustos.

Denzel, como siempre, se come la pantalla cada vez que aparece y hace suyo el personaje. Ethan Hawke también se luce en su papel (por cierto, qué bueno verlos juntos después de Día de entrenamiento). Por su parte, Chris Platt… hace de Chris Platt. Lo cual supone un problema por dos razones: primero porque no está en Guardianes de la galaxia y segundo porque le toca interpretar a quien, para mí, fue el mejor personaje de la original. Y no está a la altura. Como no podía ser de otra manera. Aun así, algunos de sus clásicos chistecitos son graciosos y tiene sus buenos momentos. El resto cumple bien, destacando al personaje de Vásquez (Manuel García Rulfo).

El ritmo es adecuado y a mí no me pareció aburrida en ningún momento, aunque creo que la tensión previa a las escenas de acción falla un poco a la hora de crear ese clima de batalla tan propio del género. A pesar de eso, creo que la acción está bien conseguida. Y la banda sonora no desentona, ni para bien, ni para mal.

En resumen, si bien es cierto que palidece ante la original, ésta nueva versión cumple con lo que promete (un grupo carismático y buenas escenas de acción) y yo me doy por satisfecho. Viendo el nivel de otras remakes que han salido en los últimos años, creo que ésta fue bastante satisfactoria.
MatiasR
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El jardín de las palabras
MediometrajeAnimación
Japón2013
6.7
6,407
Animación
7
27 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El jardín de las palabras es una historia simple, pero que contiene un tono melancólico que “impregna” cada plano y le da un atractivo particular a esta película. Su gran mérito, para mí, es la naturalidad con la que se presenta, y se desarrolla, la relación entre los dos protagonistas, sin artificios, ni baratos recursos melodramáticos. Es decir, casi sin quererlo, ni darse cuenta, ambos personajes se ven entrelazados en un vínculo que no comprenden del todo, pero que los influye de forma inesperada. La vida, tal como la conocemos.

En principio, y conociendo de antemano la premisa de la película, pensé que la duración sería adecuada pero creo que la historia daba para un poco más. Si bien conocemos bastante de ambos personajes (teniendo en cuenta la escasa duración), creo que sus conflictos individuales (el “estigma” del zapatero que no encaja del todo, el falso affaire de la maestra) podrían haberse trabajado mejor con un metraje un poco más largo. Además, creo que su relación tuvo un desarrollo muy creíble y cuando el relato llega a cierto momento “cumbre”, había un potencial para darle otra “densidad” a la historia que, según mi parecer, fue desaprovechado. Aun así, el cierre me pareció adecuado. A medio camino entre la emoción, la belleza y la sencillez. Es decir, a tono con el resto de la película.

El apartado técnico es excelso. La calidad de la animación roza la perfección, ya sea en los detalles de los gestos faciales de los protagonistas o en la nitidez de todos los ambientes en los cuales se desarrolla la historia (como el parque o la ciudad), y la banda sonora siempre suena en la justa medida.

En resumen, es una linda historia de encuentro (y desencuentro) entre dos desconocidos, sin mayores pretensiones que hacerte pasar un buen rato y también emocionarte un poco (sin por eso caer en el melodrama barato). En lo personal, creo que había potencial para un poco más, pero eso no me privo de disfrutarla. La recomiendo.

P.D: ya estoy esperando la próxima temporada de lluvia.
MatiasR
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10
16 de abril de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No pensaba escribir nada acerca de esta serie. No porque no lo mereciera, por supuesto. Sino porque creo que todo ha sido dicho (y escrito) sobre The Wire. Acerca de sus (muchas) virtudes, su impacto cultural, su tardío reconocimiento o su influencia en las series venideras. En esta página hay varias críticas que le hacen total justicia. Sin embargo, decidí dedicarle unas pocas líneas a modo de homenaje/agradecimiento por los grandes momentos que pasé al visionarla.

Si tuviera que describir a The Wire con una palabra (majestuosa no cuenta), creo que “ambiciosa” sería una de las más apropiadas. ¿Por qué? Pues porqué, cuando comencé a verla, no imaginaba que esta serie se animaría a tanto. Pensé que “sólo” era una muy buena historia policial. Y sí, lo era. Pero, también, muchas otras cosas más. En principio, una representación cruda y descarnada de un sistema corrupto, violento, injusto y decadente, que no sólo no funciona, sino que además atraviesa cada estrato social, cada institución, cada ámbito cotidiano, en el cual la impunidad, el narcotráfico, la “rosca” política y la desidia son el pan de cada día. Cada paso, cada esfuerzo puesto en la solución de algún caso implica una “batalla” extra contra la burocracia institucional, funcional a los mismos de siempre. Y hasta la mejor de las investigaciones puede derrumbarse con un solo movimiento descendente de un pulgar.

Otra palabra que define a esta serie es el “realismo”. Narrado con un estilo casi documental, The Wire es una andamiaje complejo, y perfecto, que no deja afuera ni un solo rincón de Baltimore:
-Las esquinas, territorio de interminable disputa entre bandas y la policía (“no es una guerra –dice el oficial Carver- porque las guerras terminan”).
-Las oficinas de la policía, donde importan más las estadísticas del crimen que los muertos que riegan las calles de la ciudad.
-El ayuntamiento del Alcalde, donde valen más las disputas por los gestos políticos y la imagen pública que solucionar los problemas de los ciudadanos. Y donde, también, de tanto en tanto, circula algún “billetín” del narcotráfico.
-Los tribunales, en los cuales algunos criminales “desfilan” y otros, de cuello blanco, se salvan impunemente.
-Los puertos, el punto de partida de todo el circuito.
-Las escuelas, que fallan en contener a chicos que provienen de realidades muy duras y están más preparadas para que los alumnos aprueben exámenes, que para ayudarlos con los problemas de su vida.
-Y las redacciones de los periódicos locales, en las que, a veces, es más redituable una mentira funcional, que una verdad incómoda.

Como si no bastara con esto, The Wire está plagada de personajes para el recuerdo. Algunos de ellos, tal vez, sin demasiado desarrollo individual, pero cada uno está perfectamente incluido en el entramado de la historia y, a su manera, aporta su gramo de complejidad a cada trama. Ninguno sobra. Todos son indispensables. Desde Jimmy McNulty, el toca-pelotas por excelencia, hasta el ridículo hijo de Frank Sobotka. De Freamon, el mejor policía de toda la serie, a el Mayor Valchek, quien “no reconocería trabajo policial ni aunque se le apareciera delante”. O los legendarios Omar Little, que juega “al gato y el ratón” con cualquier traficante, y los hombres detrás de la cortina: Stringer Bell y Avon Barksdale. Y me detengo acá, porque podría escribir dos críticas sólo para referirse a los personajes.

The Wire no sólo es una serie recomendable. Es una experiencia televisiva obligatoria, que hay que ver y vivir. Y luego de verla, hay que vivirla de nuevo. Es una obra maestra sin parangón. Que impacta por lo real y lo cercano de lo que se muestra. Una mirada sin tamices, ni edulcorantes de la vida cotidiana. La verdadera e indiscutida “reina” de este gran juego, que son las series de televisión.
MatiasR
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8
27 de enero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que cuando veo una película como esta, me enojo un poco. No por Room, por supuesto, sino por muchas de las otras. Es decir, todas aquellas que tienen presupuestos desmesuradamente grandes para guiones que no serían dignos de un simple capítulo de una serie mediocre de televisión. Room, por el contrario, es una película “chica”, pero brillante. Por muchos motivos. Pero el más significativo es que demuestra todo lo que se puede conseguir cuando se cuenta con un guión atractivo, un director talentoso y un elenco brillante y comprometido. El resultado es una película impactante, emotiva y, sobretodo, angustiante. Muy angustiante.

A pesar de las evidentes limitaciones de presupuesto, Lenny Abrahamson construye un ambiente tan estrecho como creíble, con el cual recrea una atmósfera opresiva y claustrofóbica que es palpable desde los primeros planos del metraje. Durante un largo rato, estuve encerrado en esa pequeña habitación junto a los dos protagonistas. Sentí la tortuosa monotonía de una rutina sólo soslayada por la inocencia de un niño y la voluntad inquebrantable de la madre, el ansia de una brisa en la cara, el miedo ante la recurrente amenaza del secuestrador y el esfuerzo sobrehumano de Ma para proteger a su hijo de ese infierno, mientras lidia con el dolor y la desgracia de siete años de cautiverio.

El dúo protagónico es la película. Primero, y principal, porque logran una increíble química como madre e hijo, que siempre es complicada, mas aún en una situación tan dramática. Brie Larson realiza una interpretación extraordinaria porque combina, de forma muy convincente, el amor que siente por su hijo y el trauma del secuestro, que la atormenta durante toda la película, y que en varios momentos pone esa relación en jaque. Amén de una caracterización física impecable (la palidez de su rostro y pelo, las ojeras), que le da aún más credibilidad al personaje. Jacob Tremblay (Jack) hace una proeza, porque no solamente actúa de maravillas, sino que lo consigue con un papel muy complejo (teniendo en cuenta su juventud). En este caso, también hay que darle gran mérito a la dirección del actor y al guión, que posibilitan que las frases de Jack se oigan bastante “naturales” para alguien de su edad. Excepto, tal vez, sus monólogos en off que, en algunas frases, parecen un poco “salidos” de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
MatiasR
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4
14 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantastic Four tiene un mérito extraño: está “a la altura” de la nefasta expectativa que se creó a su alrededor durante los meses previos a su estreno. Y no era fácil. Menos aún, luego del curioso (y público) pase de facturas entre director y productores, cuando el fracaso, en la crítica y la taquilla, ya estaba consumado.

Lo cierto es que la película tiene un comienzo interesante. Hay un “aroma” a (buena) ciencia ficción, sin grandes alardes, ni demasiadas pretensiones explicativas, aunque “lo fantástico” quede en un segundo plano. La presentación de los personajes es un poco asimétrica, ya que el foco de la historia está claramente en Reed, pero de a poco se va estableciendo el lazo que une al equipo. Sí, la trama es sencilla, la fotografía tiene un tono oscuro demasiado molesto y Doom es un esperpento desde su primera aparición (por aspecto y concepción del personaje), pero durante su primera hora Fantastic Four va construyendo una idea, un concepto que apunta hacia algún lugar.

Sin embargo, luego del accidente, todo se precipita y ocurren, al unísono, dos cosas que sepultan a Fantastic Four en el fondo del abismo: por un lado, el ritmo se acelera de forma desmesurada y se nota. Se nota mucho. El trabajo de edición es penoso. Pasan muchas cosas en poco tiempo. No hay transiciones coherentes entre las secuencias y la película no “respira”, avanza de manera torpe hacia un desenlace pobre. Como consecuencia de todo esto (en parte), el desarrollo de los personajes también se ve afectado de manera muy negativa.

Lo que me lleva al segundo punto: los personajes toman decisiones contradictorias con su propio comportamiento en la primera parte de la película e incluso con sus propios enunciados. Por ejemplo: en un determinado momento, Reed le dice a Ben “te salvaré” pero no hace absolutamente nada para ayudarlo. Se aleja de la trama sin motivo aparente. En este punto me cuesta discernir si es un problema que ya traía consigo el guión “original” o si fueron las modificaciones posteriores que (seguramente) tenían por objetivo acelerar los sucesos para forzar la pelea final. Conociendo los antecedentes de la FOX me inclino más por la segunda opción.

Como ya dije, la secuencia final es realmente pobre y forzada, producto de un conflicto poco elaborado y peor presentado. Ni los efectos alcanzan el nivel mínimo que se exige en esta clase de producciones. De hecho, en algunos momentos alcanza niveles dantescos, como cierta escena donde Ben revolea un pedazo de tanque y produce una explosión digna de un cortometraje mediocre.

Por supuesto queda el crédito abierto para una secuela (que obviamente nunca se realizará), pero hasta eso está metido con calzador. Veamos el lado positivo: por lo menos en esta franquicia, Silver Surfer y Galactus conservaran su dignidad intacta.
MatiasR
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