Es una película interesante que retrata bien personajes muy distintos, de edades diferentes (aunque abundan los niños y adolescentes), unidos por lazos familiares, en circunstancias concretas y en momentos de estrecha convivencia, rayando en el hacinamiento. Aunque no hay sexo explícito en toda la película, esta destila sexualidad por todos sus poros, con una fuerte carga erótica que se inclina a lo incestuoso, lésbico y promiscuo, aunque, eso sí, sólo mental.

Denostada por la crítica y por la mayoría del gran público, lo cierto es que me ha gustado más de lo que esperaba. La película se ajusta fielmente al libro, ambos bastante fantasiosos, siendo útil leerlo antes de verla para entenderla mejor. La interpretación de Tom Hanks es fría y sosa, y no es la más conseguida de su carrera, aunque hay que reconocer que llena la pantalla como pocos. Preciosa, como siempre, la música de Hans Zimmer.

Bien hecha, buena música y mejor ambientación, pero nada más. No me ha gustado que el español Alatriste tenga acento extranjero (y eso que se nota que Mortensen se ha esforzado mucho en que no se le note). No me ha gustado el constante tono gris oscuro de la película. Y no me ha gustado tanta espada y tanta lucha. En fin, me he aburrido soberanamente.

Sin duda la mejor película de boxeo de la historia. De Niro está genial como acostumbra cuando no hace comedias y Joe Pesci en su línea de personajes que pareciendo normales desarrollan gran violencia en determinadas circunstancias. Scorsese, uno de los más grandes directores de los últimos muchos años, retrata como nadie historias de violencia y personajes desequilibrados. Siempre me ha llamado la atención que en las películas de boxeo se peguen mucho más de lo que en realidad parece en los verdaderos combates. Para mi gusto, “Toro salvaje” es tan buena como “El aviador” y “Casino”, pero no llega a la altura de “Taxi driver” y “El cabo del miedo”, sus dos mejores películas (aunque he de reconocer que aún no he visto “Infiltrados”).

No se puede dudar de que Fritz Lang fuera un director de cine innovador, con gran preocupación por la estética cinematográfica, que sus películas hayan influido enormemente en generaciones posteriores de directores, y que su forma de hacer cine se siga estudiando y sea puesto como ejemplo en las escuelas y facultades de cinematografía y de comunicación audiovisual. De hecho, “Metrópolis”, es considerada una obra de arte, y para los que la hemos visto, es una película interesante y una joya visual. “El vampiro de Dusseldorf” es otro claro ejemplo del cine de Lang. Estupendos tecnicismos, sobre todo para la época en que fue hecha y muy cuidadas las luces, el ambiente, los decorados, las distintas secuencias, y por supuesto los planos. Respecto a los aspectos no técnicos de la película, Lang deja claro, a veces subliminalmente, sus opiniones sobre aspectos sociales, políticos y de todo tipo, creando algunos ambientes realmente kafkianos. Para el público que exige que el cine sea sobre todo entretenimiento, la película se hace densa (y no sólo por la nube de humo permanente en el film), lenta y algo cargante. La interpretación de Peter Lorre, con ese aspecto inquietante que le caracteriza es francamente buena.