Debo reconocer que no solo me ha decepcionado, sino que no me ha gustado casi nada.

Lo cierto es que no empieza mal, pero tampoco lo hace especialmente bien. Con las típicas ínfulas de los thrillers de suspense, pero sin nada que la haga especial, y lo que es peor, alejadísima de las señas de identidad del genio de Fincher. Ni rastro de su fotografía o malrollero suspense, todo en piloto automático.

Se nos presenta una pareja que va dando lecciones de moral al resto de relaciones que les rodean, presumiendo de una supuesta pasión y atracción sin igual, pero lo cierto es que en ningún momento dan la sensación de tener química alguna, ni pasión, ni amor, ni siquiera atracción. La frialdad y el anticlímax hecha pareja.

Hacia la mitad de la película la historia da un giro (un vuelco, más bien) abriéndose una serie de posibilidades que son vilmente despreciadas para ofrecer un tramo final tan burdo, horroroso, insostenible y absurdo, que uno termina preguntándose como es posible que ante tanta sucesión de tonterías la crítica se atreva a alabar dicho guión en vez de reírse de él y despedazarlo.

¿Por qué? ¿Por quién la dirige? ¿Porque salen actores conocidos? ¿Por la gran intepretación de Rosamund? Buenas razones tal vez, pero insuficientes para sostenter una historia que empieza interesante y acaba siendo un auténtico esperpento.

La verdad es que la película tenía pintaza. Arnold, la DEA, un grupo de perros rabiosos, una trama la mar de interesante y David Ayer dirigiendo el cotarro tras su estupenda End Of Watch.

Pero ay amigo, es indiferente lo buenos que sean tus ingredientes si luego están condicionados a un guión bochornoso e indigno de la mano del putamierda de Skip Woods, perpetrador de infamias como El Equipo A, Lobezno Orígenes o La jungla 6.
¿Cómo coño iba la película a ser decente con semejante mamarracho detrás? Efectivamente, presentación, nudo y desenlace hacen aguas por todos los sitios posibles y arman un guión jodidamente chorra y estúpido.

Y no solo eso, sino que hace gala de unos personajes repugnantemente planos y huecos, cortados todos por el mismo patrón: rudos, retrasados y genéricos, que mantienen diálogos que parece que estés viendo una conversación entre adolescentes drogados y que te la pelan todos a dos manos y te da igual que la palmen porque todos son odiosos e insufribles, del primero al último. Menos Arnold, pero como no podía faltar en este guión de mierda, tiene que cargar a sus espaldas el cansino cliché del dolor de su familia asesinada. Menudo sopor.

Además no le sienta nada bien el tonillo con el cual está rodada, el cual quedaba bien en End of Watch dándole un rollo realista, pero aquí le da un toque de directa a videoclub que le queda fatal. O no tan mal, porque las escasísimas secuencias de acción son de feria y cartón piedra. Como todo lo demás.

Una pena, porque la idea y el grupo daban para mucho más que esta payasada sin gracia.

Una de mis películas favoritas de infancia sin duda, aunque hay que reconocer que no es de las que mejor ha envejecido pero, ¿qué más da, cuando la película te da lo que te promete?

La cosa va de unos detectives que persiguen a una babosa alienígena que cambia constantemente de cuerpo. Ya sabéis, el típico extraterrestre de toda la vida amante de los deportivos, el rock duro, el dinero, las mujeres y los genocidios.

No se toma en serio a sí misma pero tampoco se ridiculiza. Una genial mezcla de géneros muy ochentera, con acción, persecuciones, ciencia ficción de serie b, terror casposo, violencia, banda sonora contundente y con un ritmo constante desde que empieza hasta que acaba, como era antes y siempre ha tenido que ser.

Engañado por la fascinante premisa inicial de pura ciencia ficción de la película, me he comido un drama de mierda indie gafapasta newage aburridísimo sobre la bostezante redención personal de una subnormal ultraostiable. Porque menuda galleta a mano abierta tiene la muy bastarda.

Las referencias, intrigas y cuestiones sobre la otra Tierra se reducen a 20 segundos de diálogo desganado y 3 planos contados en el que se ve una Tierra en el cielo dibujada con Photoshop nivel preescolar, quedando absolutamente toda la historia de la película relegada a la liberación neuronal de una idiota que busca desesperadamente autoconvencerse a sí misma de que no es una hija de la gran puta y así poder respirar tranquila por las mañanas.

Pena eterna para las almas de todos aquellos que me han recomendado este montón de carroña.

Muy decepcionado con una película que empieza muy bien, con una premisa inicial atrayente y un estilo visual muy interesante, pero que al poco se hunde solita por su absurdo afán de buscar el giro imposible con doble tirabuzón mortal, pero sin agua en la piscina.

En un momento dado, a Boyle le da por hacer su Inception particular y se acaba haciendo la picha un lío intentando abarcar demasiado con una trama que no da para tanto por mucho artificio que le añada.
La historia no solo se enreda de manera absurda y excesiva sino que además están realmente mal llevada, planteando demasiado pronto varios desenlaces alternativos que te aburren y no te importan porque en el fondo todos son igual de tramposos, insostenibles e insatisfactorios, y sabes que a la que te pongas a desmenuzar el guión encontrarás demasiados huecos y sinsentidos.

La aprobaría porque está rodada con muy buen gusto y porque salen un par de planos totalmente gratuitos de la hucha depilada de Rosario Dawson, pero como película es demasiado endeble y decepcionante como pasarlo por alto.