Me hace gracia ver a Daniel Radcliffe fuera del personaje de Harry Potter, en Swiss Army Man me partí el culo y el estaba súper metido en el papel. Quizás me gusta porque no veo a un personaje al que le van ocurriendo cosas, ni siquiera veo a Daniel Radcliffe interpretando, lo que veo es a Harry Potter interpretando, y eso me parece divertido. Se le ha quedado el sambenito de Harry Potter, lo siento por él. En La jungla no ha sido el caso, me ha parecido una película que para ser de aventuras es más bien sosa, un tostón de tomo y lomo y a los actores no hay que se los crea. Además tiene un tufillo a telefilm que tira para atrás. No sé porque le he dado un 5, quizás es porque se acercan fechas en las que la generosidad se dispara.
Feliz Navidad Harry!

Confieso que no conocía a James Baldwin en absoluto. Seguramente sea problema mío por no mostrar interés y no profundizar en el tema, pero sí es cierto que cuando se habla de las grandes figuras del Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos de los 60 los nombres más habituales son los de Martin Luther King, Rosa Parks o Malcom X. Se trata de un magnífico documental que pone en valor la figura de uno de los intelectuales y activistas más brillantes del siglo XX de Estados Unidos, a través del libro que no pudo terminar, en el que denunciaba el ancestral racismo que arrastra la nación desde su fundación y que aún perdura. Un relato estremecedor, reivindicativo y de profundo calado filosófico, pero que deja poco espacio para la esperanza, la poca que pueda dar personas como James Baldwin, un hombre bueno, racional y sobre todo un luchador.

Da gusto ver a Fincher cambiar de registro, rodando una película de corte clásico, donde toda ella es un homenaje a ese cine, a Welles, a los Mankiewicz, a los grandes estudios, a un concepto de cine enterrado en los 70, y hacerlo igual de bien que en sus mejores obras. Una peli de ritmo pausado que se degusta reconociendo a la galería de personajes que poblaban ese Hollywood mítico, destacando la interpretación que Oldman hace de Mankiewicz, un genio a la sombra de otro genio cuya luz no pudo brillar más por la pesada losa del alcoholismo. Seguro que le cae alguna nominación.

Lo más destacable de '71 es su habilidad para hacerte sentir la misma angustia y desesperación que sufre el soldado británico perdido en un territorio hostil y rodeado de enemigos. A Demange no le interesan las consecuencias sociales de una ocupación militar o el daño irreparable de un atentado terrorista. Centra el foco de su cámara en las conspiraciones entre los distintos bandos y el pavor de un hombre solo ante el peligro.

En este sentido, no importa el conflicto de Irlanda del norte, sólo la intriga. Bien podría contarse la misma historia en la actual Afganistán, la Francia ocupada por los nazis o en el Madrid del 2 de mayo de 1808. Es más un thriller canónico ambientado en la Belfast de los setenta que una película con la carga social o política de En el Nombre del Padre, The Boxer o Michael Collins.

Bajo la agobiante atmósfera y el sol abrasador de la jungla, en el campo de prisioneros japonés del general Saito, el mayor Shears parece ser el único que conserva algo de cordura. Un lugar en mitad de la nada en el que se ha olvidado porqué se estaba luchando, en el que la amistad y la enemistad están separados por una línea más bien difusa. O mejor dicho, por un puente de madera. David Lean bendice a Holden, Guinness y Hawkins con una obra maestra del cine de aventuras, El puente sobre el río Kwai.

Un general japonés déspota.

Un coronel británico con delirios de grandeza.

Un puente que destruir.

Un silbido para la eternidad.