M. Night Shyamalan no consigue levantar las espectativas que "El sexto sentido" dejó para los nuevos proyectos. "Señales" me pareció una película aburrida y con un final de lo más absurdo, y "El bosque", sin verlo como un mal film, si peca de vender lo que no es (una película de terror), para luego presentar algo que nada tiene que ver con lo que el trailer nos prometió.
Con "La joven del agua" la cosa mejora un poco, aunque se aleja por completo de lo que tiende a gustar al gran público.
La historia narra la odisea de una ninfa que busca realizar una misión encomendada de gran importancia para la humanidad. Te habla de un cuento con realismo cero, pero si eso es malo, entonces carguemonos también "Las crónicas de Narnia" y films con mayor carga fantástica. Crear un cuento tan simple como el de esta película lo puede hacer cualquier chaval de la E.S.O., pero hacerlo interesante es algo que se encargan de hacer los personajes de la película, que en ningún caso están estereotipados y se vuelven muy divertidos, salvando una trama tan simple como la que presenta esta película.
La fotografía y la decoración son correctas, sin ver nada que te emocione, y los registros interpretativos si alcanzan un gran nivel. A destacar la fuerza de algunas miradas de la ninfa o lo divertidos y extraños que son los vecinos del bloque, como la estudiante china, el crítico de cine o el propio protagonista.
Es una película donde lo particular y curioso de sus personajes mantienen el interés de un simple cuento inventado con una complejidad casi inexistente, aunque no paren de dar vueltas y vueltas. Una propuesta diferente que no gustará a todo el mundo.

Después de todos los maltratos que nos han hecho sufrir en adaptaciones a videojuegos que ya son para el gamer auténticas leyendas, es de agradecer que al menos algunas personas comiencen a tomarse las cosas un poco en serio.
Y es que ver Silent Hill te proporciona un sabor agridulce, por un lado mejora holgadamente otras experiencias (Alone in the Dark, House of the Dead o Street fighter the movie), pero también tiene unos defectillos que podrían haberla convertido en una nueva sensación del terror.
Con lo trillado que está todo el género, atiborrado de niñas con el pelo tapando su cara y serial killers que matan por algún trauma infántil de lo más tonto, se agradece la aparición de algo nuevo. Y es que SH se convierte en un entorno opresivo, axfisiante y a veces repulsivo, donde una alarma empieza a sonar y el terror lo envuelve todo. Y es que el gran puntazo de la película es la excelentísima labor de decoración que se ha relizado, que nada tiene que envidiar al juego. Silent hill se ha ambientado de forma gloriosa con elementos macábros e identificativos cien por cien con el juego. Es sin duda lo mejor del film.
Aún teniendo un guión muy parecido al del juego se han efectuados cambios para mejorar la trama que lo han alejado de la experiencia Silent hill para acercarlo a películas más convencionales. Y así, el reparto se ha mantenido en algunos casos calcado (Cybil Bennet) y en otros se han cambiando. El carisma que tenían Lisa o Dhalia ha desaparecido por completo en sus respectivas versiones humanas, y ha sido el gran lastre que ha arrastrado la película. Y es que los personajes no son tan impresionantes como los del juego ni de lejos. Aún así los niveles interpretativos no son ni horrorosos ni para tirar cohetes. El papel de Sean Bean se vuelve tedioso y a veces innecesario y el de Rahda Mitchell destaca por encima del resto.
La música es un homenaje a toda la saga Silent Hill, y aparece en el mejor momento para demostrar las dotes musicales del maestro Yamaoka.
Silent Hill arranca bien, diría que más que bien, y mantiene al espectador entretenido en gran parte de la exposición, aunque pega algunos bajones. Los cambios, lígeros, pero todas a peor han imposibilitado saber si Silent Hill sería también grande en la gran pantalla, o sólo es un flotador en el mundo de videojuegos.