Siendo como es la primera incursión de Peter Jackson en el género de Serie B no es de extrañar que se trate de una película normalucha tirando a aburrida, pero con brochazos de genialidad que dejaban entrever lo que más tarde sería capaz de hacer con Braindead.

Los alienígenas más malotes y groseros del cine ponen en peligro el bienestar de los habitantes de La Tierra. Por suerte contamos con un equipo de élite para hacerles frente (aunque no lo parezca).

La película resulta algo tediosa en general, pero como suele ocurrir todo mejora cuando las vísceras empiezan a volar por toda la pantalla. Quién sabe, puede que George Lucas y Steven Spielberg se acordaran de Peter Jackson comiéndose los sesos de un pobre desgraciado con una cuchara sopera cuando realizaron la mítica escena del asqueroso banquete de Indiana Jones y el Templo Maldito.

Cualquiera que se considere fan del género de Serie B debe haber visto al menos cinco veces una de las primeras películas de Peter Jackson, Braindead o, como la titularon en España, Tu madre se ha comido a mi perro (título mucho más descriptivo, dónde va a parar).

Debemos hacer un pequeño esfuerzo para aguantar los primeros minutos de la película sin quedarnos dormidos, pero cuando el señor Peter Jackson decide levantar la veda de la casquería es cuando comienza la diversión de verdad, y es que nadie habría imaginado lo que daría de sí una violación masiva de ratas a monos.

Escenas tan míticas como el bebe zombie partiendo en dos el cráneo de una pobre muchacha, el "elegante" folleteo entre un sacerdote y una enfermera zombies y, cómo no, la mítica carnicería con el cortacésped.

Está claro que los directores del ultragore alemán como Olaf Ittenbach tienen un único propósito: pringar a sus actores lo máximo posible con el mayor despliegue de casquería imaginable. Algunos pensarán que para ello necesitan un buen pretexto, pero nada más lejos de la realidad.

Premutos es un ejemplo perfecto de este tipo de cine que, sorprendentemente, tanto puede llegar a entretener con un guión de lo más patético y unas actuaciones que rozan el delito. La película cuenta con un ritmo ascendente que la hace insoportable en sus primeros compases y divertidísima en el tramo final. Cuenta con algunas de las mejores escenas del género de Serie B, como la increíble transformación de Mathias en Premutos, el Ángel Caído.

Re-Animator es una de esas películas que, sin comerlo ni beberlo, se convierten inevitablemente y desde su elaboración en todo un clásico, no sólo de la Serie B, sino del cine en general.

Una de las mejores aportaciones a un género minoritario pero muy agradecido que, por desgracia, ha contado con "remakes" o segundas partes que no le hacen para nada justicia. La simple idea de darle otro punto de vista al universo zombie hace de Re-Animator una gran película, cargada de sangre, vísceras, malas actuaciones (de esas que tan bien encajan en este género) y ese sentido del humor tan particular que sólo podemos saborear y disfrutar en este tipo de producciones.