Una película diferente, sin apenas medios, más allá de la imaginación del autor, evoluciona caóticamente, pero con capacidad de sorpresa continua, y cierra de manera deslucida

Deschent se mantiene en su excelencia, se come la pantalla, los dos bobos, aunque empachones, sacan adelante los diálogos que son el nervio de la peli, y el artista serial killer se queda un poco desvaído.

Con todo, propuesta fresca e imaginativa, digna de verse

Caníbal inicia con una escena melvilliana, un plano sostenido que parece un cuadro de Hopper, que se moviliza y resuelve magníficamente con un giro de cámara hacia dentro, con el objetivo mutando de una gasolinera a un coche perseguido, es un gran comienzo, que consigue meter al espectador en la mente cazadora del protagonista.

El tono sobrio, frio, casi reptiliano, del film consigue concitar todo el interés sobre la figura del protagonista, con otra soberbia interpretación de De La Torre, contenido y hasta tierno. del que vamos sabiendo cosas poco a poco.

Hay escenas brillantes, como la de la playa, como una pesadilla hipnótica. con un sentido de la gélida depredación muy logrado.

Y ya a nivel meramente subjetivo, Granada y la Carrera del Darro lucen bellas con una fotografía sobresaliente.

Fisher no solo hizo pregore british, a lo que se ve.

El realizador fetiche de la Hammer desata su oficio en este eficiente drama negro. que pone el énfasis en la ambientación perfecta, sobre todo interior, de una librería inglesa.

Diana Dors muestra talento como inocente e involuntaria femme fatale, un constructo extorsionador que se agencia el ex con Reynolds, muy efectivo en el papel, con las dosis justas de casual abandono delincuencial.

Mas la más bella interprete de este film es la impactante neoyorkina Marguerite Chapman, llama oculta de amor por su jefe, un George Brent que cumple con eficacia su rol de imagen de la honestidad y templanza británicas, manteniendo la compostura ante lo que se le viene.

La acción se desarrolla fundamentalmente en la librería y en el club del chantajista, con algunos exquisitos exteriores de gran evocación del entorno en el que se mueven los protagonistas, esas calles empedradas, las tiendas, en fin, un muy buen trabajo de localización.

Ejemplo de uso adecuado e imaginativo de los recursos, con un guión basado en un buen material literario (Handley Chase), era una obra destinada a segundo plato del viejo programa doble, pero el tiempo eleva este film a la categoría de notable.

Al final crime do not pays, pero por el camino le hemos visto las orejas al lobo

Muy recomendable para pasar una tarde noche inquieta pero agradable.

Noir rutinario, con un Frank Lovejoy, el Bogart de los pobres, bastante soso as usual y Peggie Castle anodina como buena persona. El guion es flojo hasta decir basta, Tucker, el supuesto hampon y eminencia gris, no para de decir lo que le gusta Lovejoy, sin razón de ciencia.

Pasando a secundarios, Timothy Carey, antes de lesionar caballos de carreras para Kubrick, tampoco es que destaque mucho en el papel de sicario bobo, pero me ha hecho ilusión verle.

En suma obra pobre que no dejará huella pero se deja ver.

Vi esta película por Ann Savage, la mirada incendiaria de Detour, y me encontré con un vulgar remake de Double Indemnity, pero aquí no hay escalera, ni pulsera de tobillo, miento la hay pero cutre, ni Barbaras ni Freds.

No hay ingenio, ni luz, ni presupuesto, apenas hay nada más que prosaica emulación. Es cine negro, hay que catarlo, pero cumplida la pulsión notarial, mejor olvidar.