Existe una frase popular que dice: es mas malo que un bocao en el nabo; pero cuando te dan un bocao en el nabo, ¿qué decir? solución: es más malo que Knight and day.
No sé que habrán visto los críticos de cine en este filme...bueno sí, billetes gordos para decir que es una parodia y que es graciosa. Cuando una cosa no es lo que promete, se buscan excusas como parodia. Es como si dijeramos que el Betis es una parodia del Real Madrid, el Real Madrid de Segunda.
Tampoco entiendo la poca chispa de Tom Cruise con Sevilla, es la segunda vez que rueda allá y no entiende que los pañuelos coloraos son en el norte y no en el sur.
Moraleja: no vale ni para perder el tiempo.

Desde luego la productora de la película se lució pues escogió un título llamativo un año antes de que entrara William Jefferson Blythe III, es decir, Bill Clinton. ¿Acaso Bill Clinton no la sabía meter? Por lo menos en la boca seguro que sí, o como le pasa a Woody Harrelson o a Pau Gasol en la NBA, los blancos si la saben meter.
Fuera de ese título tenemos una película convencional para los amantes del cine de palomitas y aburrido, es decir, para los que se llevan a la novia al sofa y le dices: veras como los blancos la saben meter. Y es que la película no tiene nada, ni siquiera Wesley Snipes la salva.

Sería muy fácil y poco original crear una crítica donde se hagan similitudes entre el tenis y el cine con vocabulario como doble falta o punto de partido. Por eso criticaré este filme con tecnicismo de ajedrez.

Wimbledon es al cine lo que la Infanta Elena al ajedrez, osea, una película que dura 30 segundos. Loncraine se cree que Kirsten Dunst es una reina que puede ejercer cualquier movimiento en la cinta, sin embargo no es una reina sino un peón que tan solo puede moverse hacia delante.

Por otra parte, este 'director' convierte a Sam Neill en un alfil malo, rodeado de peones que no avanzan, el que fuera doctor en Jurassic Park se convierte en una buena pieza infrautilizada.

En resumen, esta película es más mala que un bocao en el nabo, así que solo merece la pena verla sí no quieres ver una aburrida partida de ajedrez o si te va el sado.

Mala serie que tenía muy buena pinta la primera vez que oí sobre ellas en mi viaje a Takasaki allá por los años ochenta. En la serie iban a trabajar Kunitoshi Okajima y Shingo Kaneko, lo que eran garante del tratamiento a los samurais, que añadido al respeto que tienen por los animales en Japón, harían una buena serie.

Sin embargo todo se vino abajo a causa de la integración de norteamericanos en los guiones. Aún así hay dos capítulos salvables, el de Yikuwita y su honor y en el que Kudiato tiene que elegir entre una gata y su país. Grandes diálogos que me hicieron llorar.

Mítica película que, analizada plano por plano, es una crítica al comunismo. Cada captura que hace John McTiernan tiene como objetivo ir posicionándonos contra ese sistema social construído a lo largo del siglo XX y que gracias a gente como Rambo o Rocky conseguimos destruir.