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Críticas de Sabino (Diari Menorca)
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Críticas 38
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
20 de noviembre de 2014
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
(+) Combina a la perfección los distintos elementos estilísticos, narrativos y dramáticos de las anteriores películas de la saga, especialmente en el campo visual…
(-) Su condición innegociable de “episodio final” la ajusta a unos parámetros demasiado convencionales y previsibles…
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A la hora de concertar una película inaugural para abrir el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, pocos films han levantado en Sitges tanta expectación en los últimos años como esta última entrega de la saga ‘[•REC]’… Dirigida en solitario por Jaume Balagueró y con la icónica presencia de Manuela Velasco encarnando de nuevo a la intrépida reportera Ángela Vidal, ‘[•REC]4’ (en principio, provista de la coletilla ‘Apocalipsis’, anunciando su intención de carpetazo definitivo) da rienda suelta a un buen número de situaciones familiares y lugares comunes de la franquicia más aclamada del cine de terror español, para no decepcionar a ningún aficionado en su despedida… Un claustrofóbico carguero en alta mar sustituye al emblemático bloque de pisos de l’Eixample barcelonés para que la Vidal ponga punto y final a las hordas de zombies patrios con un motor fueraborda como inesperada herramienta de trabajo…
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Todo empezó como un divertimento, un juego, casi una travesura para Paco Plaza y Jaume Balagueró; su ‘[•REC]’ (2007) era un curioso ejercicio de estilo para el terror español, entre la pantomima televisiva del ‘España Directo’ y el incipiente found footage como estilo -el subgénero del material encontrado que ha (contra)revolucionado el panorama fantástico reciente-, creando de la nada una inaudita mitología científico-teológica que dejaba a la multimillonaria saga videojueguil de ‘Resident Evil’ a la altura del betún… Su secuela, ‘[•REC]2’ (2009), exploraba y daba mayor hincapié a lo insinuado en el primer film, esa idea infecciosa del Mal demoníaco como virus de laboratorio, con un lenguaje audiovisual realmente complejo y multiplicado en sus puntos de vista, para una cinta más contundente y violenta, y en cuyo argumento confluían fórmulas de terror genuinas y repletas de referencias clásicas a títulos míticos del género…Para finalizar la “bromita”, Plaza y Balagueró decidieron separar sus caminos y, de paso, también las vías narrativas del entramado sobre la escalofriante niña de Medeiros…Plaza nos regaló la original ‘[•REC]3: Génesis’ (2012), una gamberrada kitsch situada en el más que hortera marco de un convite nupcial en el casino de (¡!) Sitges, repleta de sentido del humor y visceralidad a tutiplén, y que supuso un celebrado ‘spin off’ sobre el origen de esta plaga cinematográfica… Ahora el turno es para el ‘Apocalipsis’ de Balagueró; ‘[•REC]4’ es una papeleta mucho más complicada que el cachondeo nupcial de su colega valenciano (aislado narrativamente de lo acontecido en las dos primeras partes) y el análisis del resultado no va necesariamente en función de su calidad artística, vista la expectación despertada entre la comunidad fantástica…
De hecho, esta película no tiene apenas ninguna laguna en el aspecto técnico, narrativo o dramático… Balagueró deja atrás el subjetivismo del found footage, que “ya no es un método original” por decirlo suavemente, y abraza una exposición visual hiperbólica y sumamente contundente… Sin abandonar del todo el dispositivo formal que encumbró la saga (el inolvidable reportaje catódico convertía la cámara digital en una extensión de los personajes, que la utilizaban para avanzar entre las tinieblas) y que confirmó el clima opresivo del film original, ni la acción trepidante de su continuación, Balagueró también conserva parte del esperpento originado por Plaza en la tercera parte (encarnado en la viejecita despistada, la entrañable María Alfonsa Rosso, rescatada oportunamente de la precuela) para constatar un ejercicio de potencia cinematográfica, con mucha energía en la puesta en escena y un extraordinario uso del montaje, puro vértigo entre los angostos pasillos del buque…Balagueró sabe pisar el acelerador, consciente de los metros finales que restan…
Es evidente que transitar por territorio más que explorado tiene sus consecuencias… Eliminado cualquier factor sorpresivo y desestimada su implicación en una hipotética continuación de la franquicia, Jaume Balagueró pasa de hurgar en los excesos del imaginario fantástico y se limita a potenciar lo previamente expuesto… El realizador catalán sabe que la familiaridad con la que se afronta el enésimo eslabón de una saga cinematográfica forma parte de su carácter netamente ‘exploitation’, y que los únicos elementos que el cineasta debe aportar son continuidad, facilidad, lugares comunes y músculo, algo que ‘[•REC]4’ posee en hemoglobínicas cantidades… Abandonada, of course, cualquier pretensión de originalidad o novedad (¡es una cuarta parte, por favor!), Balagueró apenas modifica las líneas maestras fijadas por su propio molde original, consagra a Angela Vidal como la ‘action woman’ definitiva del spanish horror contemporáneo y se asegura de proporcionar a su obra más popular y multitudinaria el final más digno al que pueda aspirar… Ahora, a Vidal y a Balagueró les tocan unas más que merecidas vacaciones…
Sabino (Diari Menorca)
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7
20 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
(+) El equilibrio narrativo respecto a su ambición dramática; la conseguida yuxtaposición entre la relación paterno-filial de los Cooper y el espectacular viaje intergaláctico.
(-) El desequilibrio artístico y el desconcierto temático: en ocasiones Nolan hipnotiza y, en otras, resulta pomposo y grandilocuente.
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La escritora, ensayista y cineasta norteamericana Susan Sontag (1933-2004) sostenía que existen abismos irreconciliables entre la ciencia-ficción literaria y su correspondiente contextualización cinematográfica: “Las películas son flojas allí donde las novelas de ciencia-ficción (algunas de ellas) son fuertes: en lo científico. Pero, en lugar de una elaboración intelectual, pueden ofrecer algo que las novelas nunca podrán proporcionar: elaboración sensorial”… Tras elevar el listón conceptual del cine de superhéroes y del fantástico en general, Christopher Nolan, el hombre que reinventó a Batman y que diseñó el más alucinante viaje a través de los sueños con ‘Origen’ (‘Inception’, 2010), se atreve ahora a pulverizar la caja de Pandora de la ciencia-ficción… Para ello, deja atrás la oscuridad de Gotham y las arquitecturas mentales para ofrecernos ‘Interstellar’, un luminoso melodrama familiar con aventura espacial de fondo, protagonizado por los actores más solicitados de Hollywood: Matthew McConaughey y Jessica Chastain… A pesar de conjugar a la perfección, como siempre, autoría y espectáculo, Nolan se pierde un poco en los postulados teóricos del astrofísico Kip Thorne que inspiraron el guión, co-escrito junto a su hermano Jonathan, y cuya traducción a imágenes y sonido resulta, a ratos, algo agotadora y rimbombante… Por mucho Nolan que sea, su ‘Interstellar’ no puede evitar que lo intelectual y lo sensitivo entren, de nuevo, en serio conflicto fílmico…
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El mismo término “ciencia-ficción” revela el carácter híbrido a lo que se refiere, ya que encontramos tanto ensayos científicos como pesudocientíficos que no manifiestan ni el más mínimo interés por el desarrollo ficcional, como construcciones imaginativas con pretextos diversos que también consiguen alejarnos de la intencionalidad científica... Evitando ambos caminos, de inicio debe reconocerse en Christopher Nolan un atrevido sentido logístico de trasmisión que per se pretende el género sci-fi, como básico objetivo didáctico de anticipación/divulgación de la ciencia… Reconozcamos que existe cierta animadversión popular hacia este género (exceptuando, of course, las míticas sagas galáctico-aventureras, las ‘space operas’ tipo ‘Star Wars’ o ‘Star Trek’), y que éste ha terminado asumiendo cierto rol de “normalidad”, en una búsqueda constante de nuevas identidades cinematográficas y de algún ‘impasse’ que rezume, por ejemplo, de la popularidad, la trascendencia, la inquietud y la verosimilitud científica a la que aspiraría, sin duda, ‘Interstellar’ (2014)… Otra cosa es que lo consiga…
El pensamiento americano se sienta sobre unas viejas bases opuestas llamadas trascendentalismo y pragmatismo… El trascendentalismo creería en una relación directa entre el individuo y el universo, como si el hombre poseyera, en sí mismo, una parte de la divinidad cósmica total; los pragmáticos, en cambio, promoverían el exclusivo subjetivismo y que la única gran lucha cósmica se encuentre en el prejuicio interior…Nolan y ‘Interstellar’, como si quisieran contentar ambas corrientes, se debaten entre el éxodo interplanetario, la magnificencia cósmica del viaje y la sofisticación de su puesta en escena, y el intenso drama humano que mantiene el piloto Cooper (McConaughey) con su hija, en un apurado delirio doméstico-sideral… A pesar de funcionar en modo “superproducción familiar ochentera”, siguiendo su clara influencia por Spielberg, Nolan acaba cayendo por el mismo agujero (¿negro?) que se tragó en los 90 a Robert Zemeckis y a su ‘Contact’ (1997), con Jodie Foster y (surprise!) Matthew McConaughey…
‘Interstellar’ no pretende situarse en el umbral de la experiencia mística en el que, cinematográficamente, sí encontramos al Stanley Kubrick de ‘2001. Una Odisea en el Espacio’ (‘2001: A Space Oddity’, 1968) o al Terrence Malick de ‘El Árbol de la Vida’ (‘The Tree of Life’, 2011), aunque no puede evitar su onda expansiva… Kubrick y su legendaria elipsis óseo-espacial es la otra gran influencia confesa de Nolan, muy evidenciada en esos robots-monolito que acompañan a la tripulación, del mismo modo que la ambiciosa espiritualidad cósmico-familiar de la familia O’Brian (Brad Pitt y surprise! Jessica Chastain) en el film de Malick resulta bastante reconocible… ‘Interstellar’ prefiere mantenerse en el asombro simple de la producción convencional, de gran envergadura, pero perfectamente asumible en un ámbito plural y totalmente público; unas veces es excesivamente accesible, en otras es absurdamente mesiánico; a veces, roza lo sublime y en otras, lo ridículo; hay momentos ciertamente dulces y hay otros empalagosos… Estar tan cerca de lo científicamente inefable y poder hacerlo manifiesto, tiene unas implicaciones metafísicas muy complejas que Christopher Nolan a eludido a base de trascendentalismo pragmático (o pragmatismo trascendental, si se prefiere) y mucha, mucha pastelería industrial (o efectividad melodramática, si se prefiere)…Bienvenidos, pues, al género de la “ficción-ciencia”…
Sabino (Diari Menorca)
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9
20 de noviembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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(+) Su brutal sentido del humor, palpable desde el mismísimo episodio “piloto” (chiste por cuenta de la casa)
(-) Lo capitular tiende, sin remedio, a la irregularidad (aunque, afortunadamente, el listón general de los seis relatos está lo suficientemente alto)
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Co-producción argentino-española entre Telefé, Kramer & Sigman Films y El Deseo de Almodóvar, ‘Relatos Salvajes’ ya es la película de habla hispana más vista de la historia en Argentina y competirá por el Oscar de Habla No Inglesa, representando a ese país (siendo una muy buena apuesta, por cierto), un éxito que, sin duda, repercutirá en los mercados cinematográficos internacionales, incluyendo desde ya al nuestro (of course)…A pesar de fijar su mirada irónica, despiadada y desgarradora sobre las miserias, las contradicciones y la hipocresía de la crispada y semidescompuesta sociedad argentina, el film de Damián Szifrón contiene un lenguaje cinematográfico lo suficientemente multirreferencial y universal como para penetrar en cualquier conciencia desprevenida del planeta… Un elenco actoral repleto de primeras figuras argentinas (Darío Grandinetti, Julieta Sylberberg, Rita Cortese, Leonardo Sbaraglia, Walter Donado, Ricardo Darín, Oscar Martínez, Erica Rivas, etc…) participa en este imprescindible ‘in crescendo’ operístico de violencia y demencia que conforman estos seis tremendos ‘sketches’…
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“Todos quieren que los malditos paguen por sus crímenes y pecados como merecen, pero nadie mueve un dedo”… Con estas aproximadas palabras, la cocinera mata-ratas que encarna Rita Cortese en el segundo episodio de estos ‘Relatos Salvajes’ crea un improvisado y nada sofisticado manifiesto ético conductivo (de moral más que dudosa) por el que discurrirá la película… Mediante seis dispares historias, unas más cortas, otras más intensas, unas más claustrofóbicas, otras más viscerales, Damián Szifrón promueve una especie de metáfora justiciera común de autogestión instintiva, puramente animal, que se convierte en el irresistible espíritu del film… Con mucho cinismo, humor negro y un afilado juego de doble moral, el realizador argentino plantea diversas situaciones de gente normal y corriente que, de repente y sin previo aviso, se ve abocada a una situación inesperada y abyecta, y que provoca su total sinrazón y descontrol… Pero la pérdida total de papeles y la locura no se vuelven pesadas cargas de culpabilidad, sino que reaccionan como inesperados resortes de redención extrema, como distintas formas de placer liberador, que enfrentan a nuestro lado más salvaje contra la burocracia de lo establecido…
De este modo, los protagonistas se van adaptando, con mucha mala baba y altas dosis de violencia, a su nuevo hábitat salvaje de miseria moral, a medida que las gotas van colmando sus respectivos vasos interiores…No son personajes profundos, ni disponen de perfiles complejos; son, más bien, trazos sociales brutos, pintados con brocha gorda, representando esquemas más plurales, de amplio espectro… Tampoco su localización social es precisa y resulta necesariamente nítida, pues esta violencia latente reside en cualquier persona de este mundo expuesta a la burocratización de su humanidad, a cualquier víctima del vasallaje educacional, cultural, institucional o económico de nuestras sociedades… Estos ajustes de cuentas con el orden imperante deberían reconocerse, más allá de simples catarsis individuales en cadena, como actos en los que el espíritu humano se eleva a una altura sencillamente deslumbrante… El desorientado hombre contemporáneo se ha vuelto sombrío, fatalista, débil y resignado ante la felicidad imposible… Szifrón invita a nuestra sociedad (de forma subliminal y metafórica, repito) a volver a nuestro fatum primitivo, a la tensión, a la plenitud, a la naturaleza… “Se me antoja corrupto el animal, la especie, el individuo que pierde sus instintos”, podría decirse, parafraseando todavía más a Nietzsche…
La tensión dramática, la endiablada conducta moral y la adrenalina a borbotones que proponen estos ‘Relatos Salvajes’ pueden llevarnos a diferentes citas cinematográficas -el capítulo del “bombita” Darín evoca irremediablemente a ‘Un Día de Furia’ (‘Falling Down’, 1993) de Joel Schumacher; el deslumbrante episodio de carretera protagonizado por Leo Sbaraglia bebe sin duda del Steven Spielberg de ‘El Diablo sobre Ruedas’(‘Duel’, 1971)-, evocar a cineastas tan dispares como Luís García Berlanga, Dino Risi, Álex de la Iglesia o Quentin Tarantino, o directamente llevarnos a la más ineludible de las referencias: aquellos televisivos ‘Cuentos Asombrosos’ (‘Amazing Stories’) perpetrados por Spielberg (junto a cineastas como Robert Zemeckis, Martin Scorsese, Joe Dante o Tobe Hooper) para la NBC a mediados de los 80…Sin duda, la energía cinematográfica, la ambición catártica y la precisión narrativa de la poderosa ‘Relatos Salvajes’ tiene muy buenos moldes a los que rendir cuentas… Habrá que correr el riesgo y seguir de cerca al original, perturbador y quizás polémico Damián Szifón… Yo me apunto o, dicho de otro modo, yo también conozco a Pasternak…
Sabino (Diari Menorca)
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9
27 de mayo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
(+) El desgarrador e inteligente trazado del futuro cibernético que plantea Jonze.
(-) Que el discurso distópico pueda ensombrecer el carácter íntimo de la cinta.
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Spike Jonze, ‘enfant terrible’ del videoclip de los 90’s junto a David Fincher y Michel Gondry y creador cinematográfico de indispensables fábulas del eclecticismo tales como ‘Cómo ser John Malkovich’ (‘Being John Malkovich’, 1999), ‘El Ladrón de Orquídeas’ (‘Adaptation’, 2002) o ‘Donde Viven los Monstruos’ (‘Where the Wild Things Are’, 2009), abraza el consenso más allá del etiquetado ‘indie’ y consagra su autoría con ‘Her’ (2013), intensa e inteligente historia retrofuturista sobre la soledad, la tecnología, las relaciones humanas y las mutabilidades que conllevan estas conexiones… Un merecido Oscar al Mejor Guión Original es premio insuficiente para esta maravillosa película, en la que destaca la impagable voz de Scarlett Johansson y la tierna, pero contundente, interpretación de Joaquin Phoenix…
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A las puertas del nuevo milenio, con la acepción de lo digital y lo cibernético aún por colmarse, ya nos íbamos preparando para la revolución… Nos lo avisaba, por ejemplo, Norbert Bilbeny, Catedrático de Ética en la Universitat de Barcelona: “Si la revolución cognitiva ha llegado a transformar, con la tecnología genética, la reproducción de la vida y finalmente la esperanza de vida de cada uno, ¿cómo no van a cambiar todas las tecnologías juntas nuestra ‘forma de vida’? (…) Por eso tan absurdas son las actitudes apocalípticas o pesimistas contra las nuevas tecnologías como aquellas que las hacen objeto de un nuevo mesianismo o del simple optimismo. Deducir de ellas la indigencia humana y el ‘olvido del ser’ tienen tan nulo fundamento como adivinar en ellas la plenitud de los tiempos” (‘La Revolución en la Ética. Hábitos y Creencias en la Sociedad Digital’, Anagrama, 1997)
La historia que plantea ‘Her’ podría tener esta mirada divergente hacia lo tecnológico… El amor que siente Theodore Twombly (un divertido Joaquin Phoenix nos ofrece un romanticón puramente ‘vintage’ con pantalones de pinzas imposibles, bigotito ‘fou’ y ciertos bríos de ‘slapstick’) por el flamante sistema operativo nuevo de su ordenador, Samantha (sensual invisibilidad de Scarlett Johansson) podría interpretarse como el colmo de la alienación a la que va abocada esta sociedad multimedia… Lo cierto es que Spike Jonze dirige esta no tan marciana ensoñación futura con un ojo puesto en el debate moral que conlleva, intrínseco e inevitable, aunque la auténtica reflexión de este ‘soft sci-fi’ intimista gira en torno a las dificultades del hombre contemporáneo por estabilizarse emocionalmente, en la cruzada particular que significa encontrar una afinidad electiva sensata y en eludir la cada vez más generalizada sensación de soledad que plantean los nuevos modelos sociales de intercomunicación personal…
Jonze proyecta, con sensatez, razón, elocuencia y una marcada nitidez formal, las inseguridades del atormentado Theodore y las disuelve en el éter embrujado de su romance con Samantha, tan sincero como negado de realidad, tan hermoso y pasional como intangible y evanescente… Son las atribulaciones de la humanidad futura que aparece torciendo la esquina, todos paseando por la calle o compartiendo vagón de metro, sonrientes mirando a su pequeña pantalla particular, ajenos a su entorno físico e hipersensibles a su incipiente vida virtual… ¿Es legítimo, real o éticamente aceptable enamorarnos de una emoción artificial? ¿Hasta qué punto las relaciones sentimentales convencionales son “naturales”, ante el acoso y derribo de esta sociedad devastada por la sobreinformación de internet y el exhibicionismo cibernético de las redes sociales? Alertada ante la inminencia de esta soledad sintomática a la que se dirige el individuo moderno, ‘Her’ puede verse como un tributo cinematográfico a los cinco sentidos y, of course, a la capacidad de amar como el más privilegiado de los vínculos humanos, más allá de mutaciones genéticas, culturales y/o tecnológicas
Sabino (Diari Menorca)
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10
27 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
(+) ¿Es posible destacar algo en esta impecable obra maestra? Cada plano es un regalo en esta alegoría de la imaginación…
(-) Que pueda verse en la interpretación de Fiennes un manierismo o una caricaturización que no son…
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Un país europeo tan exótico que no existe, un sinfín de personajes estrambóticos, la irrupción del nazismo en clave de fábula, los sempiternos planos frontales… ‘El Gran Hotel Budapest’ (2014) aglutina los elementos más reconocibles del cine preciosista e imaginativo de Wes Anderson y se antoja como el cénit artístico y conceptual del genial autor texano… Una hermosa comedia coral, clásica, vertiginosa y ligera como las de antes que, sin duda, ya es uno de los títulos del año…
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Tras dos películas particularmente emotivas y evocadoras como son ‘Fantástic Mr. Fox’ (2009) y ‘Moonrise Kingdom’ (2012), ambas excentricidades con una particular perspectiva de lo artesanal, lo melancólico y lo infantil, el cineasta Wes Anderson parece haber querido elevar la apuesta de su particular y ensimismado universo de la extravagancia… En ‘El Gran Hotel Budapest’ (2014) se palpa más que nunca ese lúdico regreso al pasado, a la mirada limpia y preciosa de la inocencia, a ese momento en el que el cine te impregna, te contagia su precioso veneno y te retuerce el alma para siempre; para ello, también habita una especial fascinación reivindicativa por el ‘storyteller’, el clásico cuentacuentos, la figura que resucita Anderson en su homenaje confeso a Stefan Zweig, un escritor austríaco cuya prosa ficcional quedó maldita bajo la losa del fascismo y sorda por el estruendo de las dos grandes guerras, y que decidió quitarse de en medio cuando vio dónde había ido a parar su preciada Europa, suicidándose en el exilio brasileño… Anderson, tan dandy de la delicadeza y la impostura como cronista de una forma de entender al artista…
En el exuberante cónclave europeo que es el falso reino de Zubrowka -imposible no acordarse de la Freedonia de los Hermanos Marx en ‘Sopa de Ganso’ (‘Duck Soup’, Leo McCarey, 1933)- puede observarse con nitidez la evidente fascinación del director por el glamour cosmopolita de la Europa de entre guerras, representado en el cine por Ernst Lubitsch, la ‘Casablanca’ de Michael Curtiz (1942) o el Alfred Hitchcock en su etapa inglesa… A Anderson le gusta recrear un tipo de cine que ya no existe, el de la economía formal, el de la precisión en la puesta en escena, el de la exposición impoluta y brillante de situaciones y personajes; ‘El Gran Hotel Budapest’ es pura anacronía impostada, posmodernidad retroactiva de una nostalgia fresca y lúcida, como ese hotel sesentero casi vacío, de insultante y feísta funcionalidad decorativa, cuyos pintorescos fantasmas que lo pueblan deciden retroceder a los esplendorosos años en los que tan majestuoso parador estaba gobernado por el inefable Monsieur Gustave (portentoso Ralph Fiennes) y su escudero Zero Moustafa (la revelación Tony Revolori), que encarna esa adolescencia plena de altivez, inocencia y chispa que, a su vez, representa al cine de Anderson… Una historia se introduce en otra y como en un juego de muñecas rusas (evocado a su vez con la alternancia de formatos panorámicos), el ‘storyteller’ teje su particular ensoñación de pastelitos rosas…
Los encuadres frontales y cenitales, la actitud de ‘slapstick’ permanente en sus personajes, la infinidad de texturas y cromatismos, el entrañable uso de las maquetas, el gusto por el detalle, la brillante música de Alexandre Desplat, la complicidad de un reparto estelar que se divierte (habituales y no tan habituales como Adrien Brody, Tom Wilkinson, Willem Dafoe, Tilda Swinton, Edward Norton, F. Murray Abraham, Jude Law y un largo largo etcétera)… Wes Anderson no solo ha formalizado su particular estilo visual y ha consagrado su autoría (más allá de esa eterna condición indie de ‘auteur’ pop), sino que ha habilitado definitivamente su espacio de reflexión hacia la fascinación por lo pretérito, no como una parábola deconstructiva (al estilo Tarantino) o como un homenaje abierto a sus referencias clásicas, sino como una reinterpretación efusiva y afortunadamente ingenua de la cultura y la historia… Antes de que todo fuera tan tecnológico, tan digital y tan fácil (y tan aburrido, of course) de exponer en una pantalla de cine, desde un lugar perdido en las montañas de la memoria llamado ‘El Gran Hotel Budapest’, Anderson nos recuerda cómo era eso de imaginar…
Sabino (Diari Menorca)
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