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Críticas de jastarloa
Críticas 1,044
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
30 de agosto de 2018
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Varios factores hacen que el planeta Tierra ya no ofrezca un futuro muy halagüeño para el ser humano -es la sinopsis de la serie, no es que esté describiendo obviedades actuales, que podría confundirse-, por lo que se emprenden las primeras partidas de colonización hacia Alfa Centauri.
Un planteamiento que ya hoy nos puede parecer algo manido, pero que no deja de ofrecer posibilidades, incluso más que el argumento original en el que sólo se enviaba al espacio a la familia Robinson: la situación en la Tierra, la organización de los colonos, posibles luchas de poder entre ellos -son humanos, al fin y al cabo-, los peligros naturales de un nuevo mundo desconocido…

Una de las pretensiones de los creadores es que el espectador nostálgico -¿quedarán muchos, ya pasados 53 años?- pueda reconocer en la nueva versión a los mismos personajes principales, robot incluido. Esto supone una primera limitación creativa, que en sí misma no justifica unos guiones simplones, sin “punch”, ni unos personajes sin carisma. Falta alma en todo lo que vemos, congruencia, sabiduría en la presentación y en el discurrir de la narración, verdaderas ganas e implicación a la hora de darle un lavado de cara a la historia añeja.
Para muestra, un botón. Un día normal (interprétese un capítulo) de cualquiera de los miembros de esta familia, estará salpicado por varias situaciones a vida o muerte que habrán de enfrentar con pocas opciones de supervivencia, generalmente con desencadenantes que beben de todos los tópicos imaginables del thriller de aventuras más mecanizado, con desarrollos que se resuelven en cinco minutos de metraje (o menos) y con desenlaces más o menos amables aderezados con montones de chistecitos y chascarrillos. Finalmente, estos eventos no parecen calar demasiado en sus psiques, no parecen tener un impacto mayor que el acto cotidiano de ir a comprar el pan, terminan siendo simple relleno superfluo.

Es una pena que no se incluyan más flashbacks y de mayor duración y complejidad, mostrando la situación extrema en la Tierra; que no se reserven los enfrentamientos contra las inclemencias naturales del planeta para tratarlos con más mimo, dedicándoles capítulos enteros con verdadera tensión; que no se reduzca el protagonismo de los perfiles infantiles y adolescentes. Sé que ya es mucho pedir, pero también le habría ido mejor un acabado visual menos “dysneiniano”, algo más sucio e inquietante (me vienen a la mente The Martian, The Terror...); aunque lo mejor, de largo, es el apartado técnico.
El elenco, bastante decepcionante en líneas generales. Sólo Parker Posey y Taylor Russell consiguen extraer algo de sustancia.

A medida que avanza, se hace más entretenida, aunque sin llegar a generar adicción ni mucho interés. Uno se plantea dejar de seguir viéndola con demasiada frecuencia.

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Creo que no era mala idea versionar “Lost in space”, dado el momento dulce que vive la ciencia ficción, al menos en cuanto a volumen y capacidad de producción. Pero es importante tener en cuenta que el entorno ha cambiado muchísimo en los últimos veinte años, que ahora este género puede encontrar en el adulto un público incluso más fiel que en el joven. Por lo tanto, no puedo evitar hacerme algunas preguntas: ¿el enfoque familiar, bajo el cual está concebida esta producción (y tantísimas otras de Netflix), era el más adecuado para hacerla?, ¿era buena idea dejar la potente inversión en manos de equipos ejecutivos y creativos sin un bagaje destacado (es más, marcado en la mayoría de sus miembros por fracasos de crítica y público)?, ¿cuándo empezará Netflix a preocuparse un poco más de la calidad media de sus producciones (normalmente sólo nos acordamos de las que les han salido bien, casi todas inesperadamente)? Va a comenzar una guerra encarnizada por el pastel del streaming. Si la arriesgada estrategia de Netflix (márgenes ajustados, quedarse con todas las sobras que no quiere el resto -por algo será-, producir películas y series a velocidad de churrera, darles un acabado de superproducción sólo en apariencia y confiar en un público joven acomodaticio y conformista) resulta en un éxito total y la filosofía HBO (libertad creativa, madurez y deliciosas tendencias tenebrosas en su ideario) termina quedándose sin su parte, yo me desengancharé definitivamente de este modelo, cosa que ya estoy sopesando seriamente.
jastarloa
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7
21 de agosto de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este verano, ayudado por las historias de Jack London, he intentado hacer un ejercicio de desdoblamiento astral con el que trasladar mi alma a regiones más fresquitas. Me interesaron sobremanera los cuentos ambientados en la época y lugares de la fiebre del oro de Alaska, y, buscando más información, llegué a esta serie.

Klondike, por temática, ambientación y propuesta, trata de llenar, en parte, el hueco que dejó la HBO cuando tuvo que cancelar Deadwood. Ha sido abordada como miniserie con bastantes recursos —es de la productora fundada por los hermanos Ridley y Tony Scott—, lo que evita cancelaciones que puedan alterar los ánimos de sus seguidores y permite concentrar un mayor presupuesto por capítulo.

Técnicamente, poco se le puede reprochar: capta muy bien los matices aventurero y salvaje del asunto que trata. Las precarias concesiones, el barrizal de Dawson City, el infierno blanco y las bestias que lo rodean…; un ambiente más que propicio para la desesperación. Los actores, además, calzan perfectos en sus personajes (muy agradable el guiño incluyendo al Jack London veinteañero que estuvo probando suerte por las inmediaciones).

Chirría, sin embargo, la pomposidad que alcanzan algunos diálogos. Con frecuencia se culminan las confrontaciones entre personajes con frases discutiblemente ingeniosas allí donde deberían predominar las elipsis. Hay silencios que dicen más que mil palabras, y Klondike ofrecía gran cantidad de momentos para haberlos aprovechado, para transmitir más inseguridades, más miedo, más vulnerabilidad.
Existe, también, un leitmotiv romántico que podría haberse tratado de una manera más cruda y dolorosa (más acorde con las circunstancias), pero hay que reconocer que consiguen momentos de gran intensidad dramática.

Lo mejor que se puede decir es que se queda uno con ganas de más. Este tipo de historias no gozan de demasiado interés fuera de fronteras americanas, lo que es una pena, pues aún quedan muchos relatos acerca del Yukón que permitirían mantener una serie durante varias temporadas (el descubrimiento de Bonazna Creek, la vida de las tribus nativas antes y después de la fiebre, los “pioneros” que se adentraban en ese «más al Norte» descrito por London, en ese silencio blanco extremo que consumía su humanidad…).

Fue estrenada el 20 de enero del 2014 en el canal Discovery. Mientras escribo esta crítica, desconozco si se piensa estrenar en España algún día. Al menos vivimos en una época donde el boca a boca sirve de mucho. Yo le daría una oportunidad a Klondike.

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"La naturaleza tiene muchas artimañas para convencer al hombre de su finitud —el incesante fluir de las mareas, la furia de la tormenta, la sacudida del terremoto, el largo retumbar de la artillería del cielo—, pero la más tremenda, la más sorprendente de todas, es la fase pasiva del silencio blanco. Cesa todo movimiento, el aire se despeja, los cielos se vuelven de latón; el más pequeño susurro parece un sacrilegio, y el hombre se torna tímido, asustado del sonido de su propia voz."

La quimera del oro; Jack London.
jastarloa
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9
15 de enero de 2012
35 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iba escéptico. No sabía muy bien qué era lo que iba a encontrar, si una simple sucesión de homenajes, un intento de imitar los estilos de los mejores directores de cine mudo, una ñoñería nostálgica, o qué sé yo. Lo que me ha quedado claro tras verla es que el pulso de Hazanavicius, como guionista, director y editor, está guiado por un corazón profundamente enamorado del cine. Pero su obsesión por hacer una película muda no se ha visto desbordada, todo lo contrario, ha creado un conglomerado fluido, ágil y coherente que compacta referencias muy variadas. Precisamente la gracia está en adivinar a qué película se parece la escena, o a cuál pertenece la música que suena o qué rasgos de qué actores están presentes en los personajes.
Dice Pablo Kurt que llevando a los niños a ver The Artist, se enamorarán del cine. Yo creo que no, creo que primero deberían enamorarse del cine y después ver The Artist. Para eso está pensada, para recordar, analizar sus recursos formales, encontrar los paralelismos con los grandes clásicos y las biografías de sus actores, así como para disfrutar de la originalidad con que se ha planteado en un momento en el que el cine ha cambiado tan radicalmente (desgraciadamente para algunos como yo) que lo novedoso es volver a los inicios.
En este sentido, sólo un apunte: fui a verla con un amigo y, tras ver una de las escenas, le repetí insistentemente que la música que la acompañaba aparecía en una película de Hitchcock (sugerí Vértigo). Él me dijo que no podía ser, que la banda sonora de The Artist era completamente original. Me calentó y llegué a hacer una apuesta: me dejaría sodomizar por un elefante si me equivocaba. Llegamos a casa y lo primero que hicimos fue buscar la información. Mi ano sigue tan estrecho como antes. No sé si esto se puede llamar amor al cine o deseo zoófilo latente, pero ilustra hasta qué punto le puede afectar a un cinéfilo esta película.
Se presta a multitud de revisiones. No creo que tarde mucho en volver a verla y en descubrir guiños que me pasaron inadvertidos.

En cualquier caso, el gran público encontrará un melodrama de altura, uno de esos amores que se tratan de disimular sin éxito, que encuentran multitud de obstáculos pero que perduran a lo largo del tiempo. Los espectadores a él pertenecientes no se sentirán fuera de lugar, a pesar de todo, pues la cinta habla a través del montaje, la mímica y el sonido (¡sí, es muda, pero sonora!).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jastarloa
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5
25 de diciembre de 2011
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que coincido con la opinión general: es agradable, es dinámica, es alegre, pero también superficial, previsible y tonta. Como bien decía un usuario de esos perspicaces, la mayor parte de las posibilidades de la película pasaban por la crítica de la prensa sensacionalista, y el guión no ha sabido o no ha querido profundizar en la llaga con punzadas más ácidas que las que se lanzan. Otro filón aprovechable podría haber sido la personalidad de esa tenista sometida al control estricto de un padre exigente y temeroso de su inmadurez, pero Kirsten Dunst se ocupa ella solita de desaprovecharlo aportándole unos exagerados matices infantiles y alocados, incluso difíciles de encajar con un personaje más maduro, el de Bettany, quien cumple con soltura.

No pasa de comedia romántica ligera y edulcorada.

PD: Que Tsongas una feliz Nalbandian y que no Gasquet demasiado dinero. Te deseo un Feliciano 2012. Murray Christmas :D
jastarloa
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8
17 de diciembre de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
* Consigue un lugar de trabajo en el que poder construirlo. Un garaje o un almacén irán bien, pero asegúrate de que la puerta por la que lo vas a sacar es más grande que el tamaño final del barco una vez ensambladas sus piezas.

* Te verás obligado, para reducir costes, a utilizar materiales de baja calidad. No será inconveniente siempre que consigas que flote y, ya navegando, no lo perfores con descuidos tales como intentar colgar un cuadro en el camarote empleando clavos de mayor longitud que el grosor del casco.

* Un ancla de madera seguramente no te sirva para fondearlo. Lo más probable es que, al tener menos densidad que el agua por la mayor separación entre sus moléculas, flote en lugar de hundirse. Si el presupuesto no te llega para hacerla de acero, en lugar de ancla puedes enganchar al extremo de la cadena el último libro de Sánchez Dragó, de pesadez suficiente como para mantener bien fijos varios transatlánticos.

* Una tacita de té no es suficiente para achicar el agua de una inundación. Por menos de cuarenta euros puede uno hacerse con una bomba achicadora automática, a cuya capacidad de succión pueden dársele usos alternativos muy placenteros.

* La bañera de tu casa puede servir como bote salvavidas, ¡pero no se te ocurra quitarle el tapón del desagüe si, en un momento dado, la usas como tal!

[...]

Éstos, y muchos otros consejos, nos adelanta Keaton en este corto, sacando punta a la cotidianeidad de un fin de semana "regatista" en familia, siempre en clave de humor y con la creatividad que le caracteriza.
Está muy bien filosofar de vez en cuando, hablar de política, tratar temas trascendentales, ¡pero nunca menospreciemos el poder curativo de la comedia! Yo, particularmente, la necesito y valoro en mi vida tanto o más que los restantes géneros.

¿He comentado ya alguna vez que me encanta este genio? Quizás su estilo no sea el más inteligente, ni transmita tanta ternura como otros, pero, sin lugar a dudas, fue el rey de slapstick.
jastarloa
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