Que MJ era un psicópata perverso, un pedófilo, no cabe ninguna duda, pero lo que más me llamó la atención de este documental fue descubrir que su impostada versión peterpanesca no era otra cosa que una pantalla para atrapar víctimas. Se hacía el nene bueno para convencer a los infantes que las relaciones sexuales entre ellos eran sólo un juego de niños. Las burdas manipulaciones de otro perverso, Kevin Spacey, son un poroto al lado de las sofisticadas manipulaciones del rey del pop. Las entrevistas son claves para dilucidar el modus operandi de MJ: la misma forma de tratar a las familias, las mismas técnicas de seducción de los niños y las mismas maneras de aproximarse a ellos hasta lograr el contacto sexual. Pero lo que realmente me asusta de todo esto es comprobar una vez más cómo nuestra cultura está hecha por psicópatas y perversos de toda índole y calaña. ¿Será por eso que vivimos en una cultura perversa y psicopática? Tenemos psicópatas presidentes, ministros, artistas, bancarios, escritores, directores de cine, periodistas y obviamente mafiosos y narcotraficantes que diariamente nos dicen qué hacer con nuestro dinero, cómo vestirnos, qué música escuchar, etcétera. Tan normalizada tenemos la perversidad que ya nadie se sorprende de saber que el planeta sufre un cambio climático que puede acabar con él, nadie se sorprende de saber que el 1% de la población tiene más que el otro 99%, nadie se sorprende que haya países donde la gente no tiene ni para comer, etcétera, y lo peor de todo: nadie se sorprende de que nadie haga nada y que las cosas vayan de mal en peor.

Hollywood nos sigue queriendo hacer creer que las personas más marginales son un ejemplo para la sociedad. En este caso se trata de una mediocre escritora fracasada, antisocial, obesa, alcohólica, mentirosa, compulsiva, narcisista, pedante, lesbiana, estafadora, ladrona, inmadura, manipuladora, con rasgos psicopáticos y con la que pretende que empaticemos o le tengamos lástima. Parece que Hollywood va por un carril y la sociedad va por otro. No tiene nada de rescatable ese personaje y sin embargo le dedican casi dos horas de película. Una tragicomedia para el olvido. La verdad es que no se merece perdón alguno.

En principio aclaro que soy librepensador y ateo, así que el tema de las religiones me tiene sin cuidado. Sin embargo, es notorio que una de las mayores diferencias entre ellas es el tratamiento que le dan a las mujeres, siendo una de las más misóginas la religión musulmana. No sé qué rollo tienen los musulmanes con las mujeres pero el caso es que les tienen un miedo pánico. Basta que una mujer muestre sus curvas para ser tildada de demonio, lapidada o, como en este caso, tajeada. El tajeador de Túnez es un sujeto colectivo, un musulmán que encuentra en ese ritual la satisfacción de sentirse dominador de un cuerpo cuyos misterios lo asusta. Es una película inteligente donde en el camino hacia la verdad descubre un odio visceral de los musulmanes hacia lo femenino. No se trata de que tal o cual persona odie a las mujeres, sino de toda una cultura antifemenina y, por ende, machista. Y no es cuestión de ponerse a discutir si es verdad esto o aquello, la crudeza de los relatos y las imágenes hablan por sí solos de un atraso cultural de siglos en la mentalidad de los tunecinos. Una película imprescindible para los occidentales.

Me gusta mirar las críticas y el puntaje de Filmaffinity antes de ver películas. Pero ya me ha pasado varias veces de que o la puntúan muy alto y las críticas la elogian cuando en realidad son un bodrio, o la puntúan bajo y las críticas la defenestran y en realidad son muy buenas películas. Por ejemplo ésta. Algo me decía que era una buena película y con los actorazos que trabajan me dije: "No puede ser tan malo el león como lo pintan". Y efectivamente, Peter Dinklage vuelve a hacer un papel gigante en un film que se las trae. Quizá sea que los críticos esperan demasiado de todo: de la gente, de los trabajos, de las películas y hasta de la vida misma. Yo no soy tan exigente. Un poco de amor, un plato de comida y una ducha caliente para mí basta y sobra para ser feliz, quizá por eso entiendo tan bien al personaje de Del. No se puede confiar en los bancos, no se puede confiar en los gobiernos, ¿por qué se iba a poder confiar en Filmaffinity? Iluso de mí.

El rubro de "comedia dramática" no le encaja bien a esta película ya que como comedia no hace reír a nadie y como drama no conmueve. Quizá habría que hacer un nuevo rubro llamado "insulso" o "pasatista", donde encajaría perfectamente. Al margen de esto, muestra una vez más cómo la medicina yanqui no ha avanzado ni un ápice desde hace 150 años, tratando a las depresiones con chalecos de fuerza (en este caso chalecos químicos) y electroshocks. El cartel de este film debería llevar la advertencia: "Ver sólo en caso de extremo aburrimiento y si no hay otro programa disponible".