Conozco solamente esta entrega de la serie "Cosmos". La armonía de los mundos sublunar y celeste.
Sencillo, ameno y didáctico. Alta divulgación científica que presenta ese "cielo armonioso e inmutable" que tanto cautivó al hombre desde sus orígenes, que supo ver cómo "En un mundo caótico lo único fijo e inmutable eran las estrellas".
Excelente la parte final dedicada a Kepler y Tycho Brahe.
Parafraseando a este último, quiera Dios que el mensaje de Sagan no haya sido en balde.

Cuando el western clásico es ya un cadáver al que Leone ha extendido el certificado de defunción, nos encontramos con este de Springsteen hecho al estilo de los mejores de los 50.
Una modestísima rara avis que merece nuestra atención, donde encontramos algunos rostros clásicos en el género de décadas atrás.
La presentación es horrorosa con un comentarista que nos explica, exactamente, lo que vamos a ver a continuación.
La historia es poco original. Un pueblo a merced de los malos, Emporia (Wyomin), donde los sheriffs cae ante la pasividad de la gente.
En este contexto llega Waco (Keel) que se encuentra a su ex novia casada con el predicador, un buen hombre comprometido con la justicia.
Interesante la personalidad de Waco, pistolero y ex presidiario que ahora parece sentir una extraña pulsión religiosa que entra en crisis ante la magnitud de la tarea que le han encomendado. Un hombre solo, "Solo ante el peligro", con el único apoyo del ayudante del sheriff, un borracho. ¿"Eldorado"?
Enamorado además, "Guárdate el corazón en el bolsillo, los trozos pueden caer en el suelo".
Un western chapado a la antigua hecho a destiempo, original, recomendable en su modestia.

Ludovico Ariosto, el poeta italiano del Renacimiento que compuso ese "Orlando furioso" en el que se inspiró Virginia Woolf para desarrollar el suyo en la pantalla. Recordábamos el título del poema épico del viejo libro de literatura de Elena Villamana.
La cinta, sin embargo, no nos ha entusiasmado lo más mínimo. Pretenciosa y vacua. En lo literario como en lo cinematográfico. Una perfecta nadería.
Ya resulta significativo que Woolf pasara desapercibida como escritora hasta los años 70, cuando se recupera su memoria al hilo del feminismo y de la homosexualidad. Cuestiones ideológicas que no literarias.
Algo parecido hallamos en la obra de Potter, ininteligible en muchos momentos. Recomiendan los críticos la lectura de Woolf para comprenderla. Como si fuera un prospecto o un manual de instrucciones que acompaña a la cinta.
Apañados estamos los peliculeros si tenemos que leernos las obras que inspiran tantas y tantas obras cinematográficas. El cine, como cualquier otro arte, debe valerse de sus propios y exclusivos medios para enviar su mensaje y para hacerse comprender sin más apoyos.
Eso sí, ambientación impecable y vestuario de superlujo. Una cosa no quita la otra.
Para fans de la Woolf.

Estamos en 1958 en una pequeña ciudad alemana de provincias donde se desencadena un arrollador amor de verano entre un adolescente, el joven Michael (Kross), y la no tan joven Hanna (Winslet).
Un amor de bañera y de baños en ríos y piscinas, de desnudos sazonados con lecturas de los ejercicios de la clase de literatura de él, desde la "Odisea" a "Tintín", que encuentran en ella una arrobada escucha.
Saltando de época en época llegaremos con estos dos personajes a 1995. Ya nada es igual, salvo la recitación de uno y la atenta audición de la otra.
Cinta notable sobre despertares. El del amor juvenil y el del amor maduro, el de la conciencia autista ante el sufrimiento de los demás, el de la responsabilidad individual y colectiva del pasado nazi en Alemania, o el de la diferencia entre moralidad y ley que permitió que de los ocho mil funcionarios que pasaron por Auschwitz apenas dieciséis fueran condenados y de ellos solo siete por matar. O eso nos pareció escuchar. Escalofriantes cifras en cualquier caso.
Se cita la obra de Jaspers "El problema de la culpa alemana", donde extiende también la responsabilidad del genocidio a los países occidentales por su pasividad. ¿Y no está pasando ahora algo parecido con el antisemitismo actual?
Magnífico análisis de los personajes. Aunque no logremos entender algunos comportamientos de Michael, como cuando anula la pretendida visita a Hanna en la cárcel, la extraña huida de ella o su atenta escucha de las lecturas que, solo muy al final, lograremos comprender.
Una gran película, y dura, que recomendamos.

Gran adaptación de la novela de Delibes. Un drama de la España profunda que muestra una forma de vida próxima a la esclavitud.
Extraordinaria ambientación de la que destacamos la atmósfera densa, neblinosa y húmeda de los cortijos extremeños de señorito y escopeta. Como extraordinaria es la realización que presenta unos personajes rotundos y claros, con la inocencia de Azarías (Rabal) y su "milana bonita", la servidumbre asumida de Paco (Landa) y amarga de Régula (Terele) o el despotismo del señorito Iván (Diego).
Sin olvidar el resto del reparto, del que destacamos a Don Pedro (González) en representación de esos encargados intermedios cuya promoción en la escala social lleva también sus propias servidumbres.
Soberbias interpretaciones y soberbia banda sonora.
Una gran película pero con un grave inconveniente. Se recrea demasiado en la suerte de denigrar una sociedad que tal vez ha existido, sí, pero que la deforma y caricaturiza cuando llega al extremo, por ejemplo, de poner a cuatro patas al bueno de Paco para seguir como un perro el rastro de una perdiz muerta, o muestra echando bendiciones al orondo obispo o al cabrón del señorito exigiendo a Paco que haga de "secretario" en la cacera con su pata escayolada. Resulta artificiosa y contraproducente, tanta maldad.
De todas formas, tampoco han cambiado tanto las cosas. Pasaron los tiempos de Franco y llegaron otros más bermejos. Si en aquellos acudían invitados a las cacerías ministros y embajadores, en estos otros no faltan tampoco en manchegas monterías ministros bermejos y jueces estrella no menos bermejos.
Más aún, si los caciques de antaño llegaban en sus cochazos al cortijo, los de hogaño no desdeñan hacerlo con los medios aéreos más sofisticados que ponemos a su disposición todos los españoles. ¿Verdad, "falcona bonita"?
La diferencia está en que entonces se denunciaban estos abusos. A ver quien es el guapo del cine español actual que se atreve a criticar los que hoy se cometen.