La veo una y otra vez y no me canso. Les quiero a todos. En la trigésimo tercera revisión me emocionan tanto como la primera vez. Ojalá pudiera olvidarla y verla de cero de nuevo. Es bonita, graciosa, triste, emocionante, disparatada... Cuando la tengo ya trilladísima me pongo la novena temporada y hasta con ella me divierto. Pasan seis meses y me sorprendo de nuevo viendo capítulos sueltos (antesala de tragarme la temporada entera). Tiene lo mejor de Friends, de Padre de Familia, de The Office, de House... Lo tiene todo, salvo el reconocimiento público (en España).

Trata las relaciones entre sus personajes de forma deliciosa. Consigue que yo no quiera parecerme en nada a JD pero que quiera ser exactamente idéntico a él (sí, me la tomo demasiado en serio lo sé, pero solo porque me encanta). Quiero tener un amigo como Turk, un jefe como Cox, que me importe mi trabajo como a JD. Quiero tener una novia exageradamente torpe, quiero robarle la chica a un perfecto cuidador de delfines, salvar la vida a un tipo en la puerta de un striptease y hacer el amor con una viuda durante el velatorio de su marido.

Pocas de esas cosas me han pasado. Sí me ha pasado en cambio que me he sentido solo la primera noche de mi mudanza, que me he dado cuenta de que NO estaba enamorado de la chica después de remover Roma con Santiago por conseguirla. He sido 'el becario', he tenido becarios a mi cargo. He discutido con el conserje de mi empresa y he embarazado a una mujer sin haberme acostado con ella (no, eso no... y tampoco me he desmayado haciendo caca en casa ajena).

Agradezco a los guionistas de la serie la minuciosidad en los pequeños detalles. Scrubs es una serie fiel a sí misma y sus personajes son mucho más robustos de lo que se espera de una sitcom. Capítulo a parte merece el tema de las ensoñaciones de JD. Son todas buenas. Sin excepción.

Como indico en el titular, no es la mejor serie, pero sí lo es para mi. Es mi 'Friends'.