En la contraportada de la novela inicial figura la inscripción: “La más terrorífica de Stephen King”. Basándonos en esta frase, ya podemos tener una pequeña idea de lo que nos ofrece este novísimo film de los directores Dennis Widmyer y Kevin Kölsch. Terror en grado sumo, suspense, sangre y apariciones a mansalva, amparados, eso sí hay que reconocerlo, por una interpretación digna y una técnica depurada en todo el proceso fílmico. Todo ello con excelente calidad cinematográfica.

Si algunos títulos del género adolecen de las citadas virtudes, no es el caso de esta reciente producción norteamericana. La trama, no por sabida pues se trata de un nuevo remake, deja de mantener al espectador en vilo durante toda la proyección, con un estilo donde destaca la solidez interpretativa y el tratamiento escénico, pese a la inconsistencia del tema de fondo en sí.

Por mucho que encuadremos Cementerio de animales en los cánones clásicos del miedo en la gran pantalla, hay que estar preparado (entiéndase) “para pasar un delirante mal rato” en el cine ante las apariciones maléficas que ya en su tiempo diseñó Stephen King para espectadores pre-dispuestos a las sorpresas postmortem. Y que conste que el que avisa no es traidor.

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