Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de zoquete:
7
Drama Una mujer, profesora de piano en un conservatorio, frecuenta cines porno y tiendas de sexo para escapar de la influencia de su dominante madre. Uno de sus alumnos se propone seducirla. (FILMAFFINITY)
19 de julio de 2005
124 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Erase una vez una princesita que vivía dulcemente arropada por su reina madre, que no madrastra, y que dedicaba los días a ilustrar al pobre vulgo sobre el elevado arte de la música. La bella joven enseñaba la riqueza de emociones que desprenden todas y cada una de las notas que un piano puede verter, como si de un mágico lenguaje se tratara, reservado exclusivamente a quienes le dedican todo su cuerpo y alma. Al anochecer, la ejemplar joven sentía su soledad como un pesado lastre y, a la espera del príncipe azul que le librara de las cadenas de su clausura, calmaba su ansioso corazón educándose para el amor, observando curiosa la pasión de otros amantes y preparando todo su ser para su querido. Hete aquí que el galante caballero hace su aparición y el esperado fulgor de efusiones une en delicada armonía a la deslumbrante pareja, que se reconocen creados el uno para el otro y el otro para el uno...

- ¡Oiga! ¿Me está tomando el pelo? Permítame corregirle (suerte que estoy yo aquí, amigos, o este payaso les confunde). Esa joven princesita es una seca, hosca y arisca cuarentona que malvive con su madre, con la que no es raro que tenga tensos episodios de violencia verbal e incluso física. Esa profesora de piano recrea sus noches contemplando espectáculos porno, espiando las aventuras sexuales de sorprendidos chavales en cines al aire libre e incluso lastimándose con hojillas de afeitar en busca de no sé qué dolores placenteros. Lo único que no me atrevo a rebatir es su virtuosismo y amor por el piano... Ah, y en cuanto al príncipe azul, no es sino un fogoso atrevido con el que intercambia una malsana y cruel relación sometimiento-dominación. Ahora, siga, por favor.

Michael Haneke, director con cintas como ´Funny Games´ y ´Código desconocido´ en su haber, también fue estudioso de filosofía y psicología, y así lo viene dejando patente en sus trabajos. Con ´La pianista´ parece usarnos como conejillos de indias, como cobayas para tantear nuestras indignadas quejas o enfebrecidos aplausos por un cine provocador y embarazoso. Discúlpenme si he pretendido experimentar yo también con mi opinión.

¿Desean asistir a las enfermizas actitudes de una sombría y confusa solitaria? Más que nunca, sólo apto para cinéfilos recalcitrantes y curiosos con sólido estómago.

Tengan especial cuidado de la bomba de relojería tras estas grises secuencias. Mañana mismo tal vez, o quizás dentro de un mes, pueden despertarse en medio de la noche recordando el sutil tic en el ojo de la protagonista, su cruel agresión a su más voluntariosa alumna o el juego de humillación y orgullo con su alumno. Algo les estremecerá. Ése es el gran logro de Haneke: mostrar un personaje enfermo (o socialmente inaceptado), acompañarlo de uno aparentemente sano y plantear la relación entre ambos y su intercambio de papeles, la transmisión de una transgresión, de un violento grito a medio camino entre la pasión y el soez atropello. Rotas las reglas una vez, ¿pueden volver a imponerse?
zoquete
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow