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Voto de Lucyfero:
8
7.9
130,294
Animación. Ciencia ficción. Romance. Infantil En el año 2800, en un planeta Tierra devastado y sin vida, tras cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido -limpiar el planeta de basura- el pequeño robot WALL•E (acrónimo de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) descubre una nueva misión en su vida (además de recolectar cosas inservibles) cuando se encuentra con una moderna y lustrosa robot exploradora llamada EVE. Ambos viajarán a lo largo de la galaxia ... [+]
8 de agosto de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciertamente no fui al cine muy convencido sobre la nueva genialidad de Pixar. Todo lo que había visto y oído de Wall·e me parecía ñoño, mil veces tratado y algo infantil en su planteamiento. Y no me equivoqué, por grandísima suerte. Wall·e es ñoño, sí; pero de una manera tan delicada y sútil que es imposible no sonreirle. Mil veces tratado, también, pero mil veces nunca como ahora. ¿Infantil? También, mucho; pero Wall·e esconde algo que los niños no pueden captar, y que es aquello que lo diferencia de ser una película buena de animación, a ser una incontestable obra maestra del género.
En primer lugar, la animación: increíble, sublime, incontestable; si son escenarios reales o digitales, realmente es casi inapreciable. La animación ha llegado a tal punto con Wall·e, que parece haber dejado de serlo.
Los paisajes, perfectos, bellos; muestran la hermosura de un mundo comido por la basura sin que te repugne para nada. Los planos, cual obra maestra del cine; geniales, simplemente geniales. A simple vista, tal grandísima calidad cinematográfica parece imposible ir dirigida hacia el público infantil... a simple vista, pues la película avanza y empiezan a aparecerle sombras.
Aún así, los primeros 50 minutos de la película son un espectáculo visual y emocional como pocas veces antes había conseguido el cine. Wall·e recuerda a las antiguas y primeras películas de animación: sin diálogos, sólo la música y Wall·e. Pues el comienzo de la película es tan mimético, tan intimista, que se hace grande, muy grande, alcanzando una cumbre magestuosa. Podría mantenerse en ese cénit, hasta el final, y convertirse en la más grande película de animación; pero... los niños, ¿Es que nadie va ha pensar en los niños? A mitad de la grandísima genialidad, cuando Wall·e te hace feliz, sonriente; los más pequeños de la sala empiezan a entretenerse, y tú a maldecir el por qué esta gran película va dirigida a ellos.
Aún así, Wall·e es genial, y esa primera mitad grandiosa, obra maestra; justifica esa segunda parte, que es ciertamente excelente.
Salí con una sonrisa del cine, la misma que tuve durante toda la película, y con la satisfacción de haber disfrutado de ella mucho más que todos los niños que poblaban la sala.
Lucyfero
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