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Reino Unido Reino Unido · Edinburgh
Voto de JonGS:
8
Musical. Romance. Drama Geneviève es una joven que vive con su madre y le ayuda en la tienda de paraguas que tienen en Cherburgo. Está enamorada de Guy, un joven mecánico, con el que piensa casarse a pesar de la oposición de su madre, que considera a Geneviève demasiado joven y a Guy demasiado pobre. Para pagar una deuda, la madre se ve obligada a vender un collar a un rico joyero que se enamora de Geneviève desde el primer momento. Mientras tanto, Guy tendrá ... [+]
19 de septiembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Demy (Pontchâteau,1931-París,1990) fue una rara avis dentro de lo que fue la La Nouvelle Vague y quizás uno de los pocos directores europeos que se haya atrevido a enfrentarse a la tarea de crear un musical de autoría partiendo de los referentes hollywoodienses. Los Paraguas de Cherburgo (1964), quizás su película más famosa y que empujo la carrera de una joven y bella Catherine Deneuve es ante todo de valorar por su valentía en las forma y el estilo, aunque se califique a la película de comercial, que por otro lado lo es.

Valiente porque estamos ante la primera película musical en la que todos y cada uno de los diálogos son cantados, y al principio cuanto menos choca; y porque hace un uso estilístico del color poco usual para la época.

A destacar una Catherine Deneuve de la que es muy fácil enamorarse y el factor por el cual aunque es una historia romántica, y para más de uno rozará el extremo de la cursilería, esconde una faceta de desasosiego magnificamente conducida por la batuta del gran compositor Michel Legrand que hace de su música un inmejorable hilo conductor de la historia.


Uno de los puntos destacados de la película es la maravillosa utilización de colores vivos y saturados puesto que junto a la música reafirma cada sentimiento y se muestra como una razón más de la propuesta innovadora de Jacques Demy. También añade simbolismo a cada pasaje como cuando vemos a Geneviève junto a la ventana leyendo una carta que le ha enviado Guy; ella vestida de blanco, cortinas blancas, lazo blanco en el pelo, nevando en el exterior, todavía esta viva la esperanza de un reencuentro y una vida feliz en común. Ese mismo lazo será negro en la última escena de la película cuando el destino, uno de los temas recurrentes de Jacques Demy, haya separado los caminos de los dos personajes. La película fue rodada en Eastmancolor lo que hizo que con el paso de los años las cualidades del color se fueran perdiendo. La mujer del realizador, Agnès Varda, coordinó la restauración de la película a partir de negativos que se tenían archivados.

Sería bueno vaciarse de prejuicios ante un film innovador que supuso una bocanada de aire fresco para el cine de la época y que aunque con claras influencias del musical de Hollywod, se puede considerar plenamente europeo.
JonGS
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