El título en español no es demasiado afortunado. En realidad, no hay ninguna mesa cuadrada ni redonda. Pero esto no es obstáculo para que todo sea una parodia sarcástica desmadrada y surrealista de todos los mitos, películas de aventuras medievales, libros de leyendas y relatos fantásticos. No hay desperdicio. Todo es un sinsentido sin respiro, desde el principio hasta el final, sin dejar de lado la plástica de las imágenes. El estilo rompedor y absurdo de del director es único. No tiene equivalencias ni nada que se le parezca, aunque sí tiene imitadores. Por algo es un referente.