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Voto de Juan Ignacio :
6
Drama. Comedia Primavera en tiempos de guerra. Cada día, un lechero atraviesa el frente en burro, esquivando las balas para llevar su preciada mercancía a los soldados. Bendecido por la suerte en su misión, amado por una hermosa aldeana, un futuro apacible parece esperarle… hasta que la llegada de una misteriosa mujer italiana da un vuelco a su vida. Así comienza una historia de amor prohibido y apasionado que sumergirá a ambos en una serie de ... [+]
23 de abril de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zona serbia de Bosnia y Herzegovina (autodenominada República de Sprska) durante la guerra de los 90, finales del siglo XX. Kosta, un hombre de edad madura, militarizado, hace las veces de transportista de leche desde una granja a una de las líneas de fuego. Milena, hija de la dueña, está apasionadamente enamorada de él ante la casi indiferencia de Kosta, quien encontrará al amor de su vida en la persona de una mujer desplazada que será llevada forzadamente a la hacienda, a instancias de la propietaria, para convertirse en la mujer de su hijo cuando éste vuelva del frente.

Al comienzo de la película un rótulo advierte al espectador de que ésta está basada en tres hechos reales y muchas fantasías. Y es cierto que este filme, a pesar de su unidad, está dividido en tres partes claramente diferenciadas. La primera (con diferencia la mejor), la que transcurre durante la guerra; la segunda, cuando el enfrentamiento bélico ha concluido y la pareja protagonista tiene que huir; y, por último, una especie de epitafio que se sitúa quince años después de las dos partes anteriores.

Emir Kusturica, guionista, director y, en este caso también, actor protagonista, vuelve al surrealismo, onirismo y simbolismo que ha caracterizado casi siempre a su cine, dotándole, todo ello, de una magia difícil de lograr; y, en la primera parte de las tres en que divide su obra, retoma también toda su energía desaforada, inasible y desbordante que también le ha dado, cuando la ha utilizado, un añadido más al valor de aquella. En este apartado hay que incluir, pues es una pieza importantísima del maravilloso ambiente creado, el personaje de Milena, excelentemente interpretado por Sloboda Micalovic. El juego de sensualidad creado entre ella y Monica Bellucci alrededor del personaje de Kosta (Emir Kusturica), es magnífico. Ese vendaval de vida efervescente en, y por encima, de la tragedia de una guerra, cesará al llegar la segunda parte, donde sí se mantendrá el surrealismo, onirismo y simbolismo; pero en la que decaerá mucho la magia. La tercera parte contiene una realidad sobria emanada del final del punto anterior que resulta un añadido forzado y poco creíble. La violencia, expuesta de manera muy cruda, es otro exponente de esta película; algo que manifiesta en mayor medida la lucha por vivir dentro de tan adverso ambiente, sobre todo de la pareja de enamorados, y el motor que para ello supone el amor que sienten el uno por el otro. La comicidad que contiene, en algún momento, choca con lo trágico de la situación y el resultado es un tanto bufonesco.

La dirección es, además de todo lo dinámica que el vertiginoso ritmo del guion marca, contenida. La música, de Stribor Kusturica, hijo del director y autor de la de sus tres últimos largometrajes, sigue el modelo que marcó su padre al componer anteriormente la de sus trabajos y es muy buena, así como la tradicional escogida.

Por último, no quiero obviar el tinte político, en concreto nacionalista, que contiene 'En la Vía Láctea'. Emir Kusturica, a raíz de la guerra que esta misma película refiere, se posicionó en el lado beligerante serbio. Esta cinta está rodada, al menos los exteriores, íntegramente en la autoproclamada República de Sprska (la zona de Bosnia y Herzegovina ocupada en su mayoría por serbios) que supone el 49% de su territorio y el 35% de su población. Y aunque la historia que narra la puede entender todo el mundo, y lo que sucede ser trasladado a otros lugares, hay hechos en ella que demuestran dónde está realizada y bajo qué perspectiva: Que el reloj 'asesino' sea austrohúngaro, el simbolismo de la serpiente (animal odiado, pero aceptado por los lugareños porque se ha quedado con ellos), que el personaje siniestro que persigue a la Novia sea un general inglés (alegoría de la intervención extranjera aunque fuera tan solo enviando tropas de interposición de la ONU, y la posterior al enfrentamiento bélico por parte de la OTAN) y la presencia de la iglesia ortodoxa, no son secuencias inintencionadas. El propio director, en declaraciones a una revista serbia, tras el estreno, dijo que quería dejar claro de dónde procedía su obra y para quién, en primer lugar, iba destinada.
Juan Ignacio
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