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Voto de ANA MEGÍAS CALERO:
9
Thriller. Intriga. Comedia 9:00 horas. Un grupo de personas absolutamente heterogéneo desayuna en un bar en el centro de Madrid. Uno de ellos tiene prisa; al salir por la puerta recibe un disparo en la cabeza. Nadie se atreve a socorrerle. Están atrapados.
26 de marzo de 2017
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL BAR de ALEX DE LA IGLESIA




En la tradición mas española y en consecuencia, la mas internacional, concibe Alex de la Iglesia su última película. Extraordinaria, sorprendente y magistralmente rodada y montada, El BAR es una impactante historia que se inspira en Valle-Inclán cuando usa la violencia como metáfora en los estados de ánimo de los personajes, para describirnos sus emociones o la naturaleza de sus pasiones, Como Buñuel, el cineasta conoce a la temible condición humana, sus personajes sacan sus pulsiones mas primarias en la situación límite que de manera inesperada viven en ese pequeño bar. Sus vidas se ven abocadas a un final incierto y terrorífico alejado de su entorno gris y cotidiano.

EL BAR es una película clásica y barroca que nos estremece, nuestra paz puede ser destruida en un instante, el asesinato terrorista es una realidad diaria en nuestro mundo occidental, y puede ocurrir, como en esta cinta, en plena Gran Vía. La amenaza existe, cualquier loco puede matarnos, o puede hacerlo el sistema para protegerse de un atentado.

La película comienza con un extraordinario plano secuencia y una brillante presentación de los personajes, a continuación comienza el conflicto y el punto de giro del guión, del director y de Jorge Guerricaechevarría, está en el principio del primer acto, a partir de ahí, la intriga se desarrolla con un ritmo trepidante y sin descanso, el guión no decae en ningún momento, ayudado por un prodigioso montaje de Domingo González. El diálogo es rápido e inteligente. Los personajes tienen un carácter psicológico perfectamente diseñado y aunque es un reparto coral, destaca el del mendigo loco y justiciero de una personalidad impresionante (Jaime Ordóñez), una chica guapa y pija (Blanca Suarez) un hipsters (Mario Casas)
una ama de casa ludópata (Carmen Machi) un camarero cobarde (Secun de la Rosa) un expolicía fascista (Joaquin Climent) la autoritaria dueña del bar (Terele Pávez) y un viajante de comercio de ropa interior (Alejandro Awada).

La dirección de actores es tan brillante que los personajes están magnificamente interpretados por todo el reparto, aunque hay que decir que la actuación de Jaime Ordóñez es grandiosa, no recuerdo haber visto nada igual en toda la historia del cine español. Si esta estupenda película fuese norteamericana a este impresionante actor no le podría disputar el Oscar nadie en Hollywood. Su transformación física es sorprendente; como los grandes intérpretes internacionales, ha modificado su cuerpo y su cara hasta límites desconocidos en nuestra cinematografía, con todo, su talento y su trabajo minucioso, tan habitual en todas sus interpretaciones, nos deja boquiabiertos.

El conflicto se desarrolla in crescendo, sin pausa, dejándonos sin aliento hasta el final, rodado con una magnífica técnica y un portentoso realismo. Alex de la Iglesia demuestra su sabiduría cinematográfica encadenando los tres actos de manera soberbia, sin que la película decaiga en ningún momento, adentrándonos en las alcantarillas del alma humana. El director pone todo su inmenso talento al servicio de la historia, porque es un cineasta de raza que sabe que vamos al cine para acceder a un mundo fascinante, para vivir una realidad ficticia que nos sorprenda y nos transporte a otra realidad diferente a la que vivimos cotidianamente. Alex de la Iglesia sabe que el cine es la industria del entretenimiento y no desprecia al público y como es un hombre inteligente no tiene que esforzarse en demostrar que lo es. Esta es una película con un guión profundo y original, una historia donde se cumple la máxima de Aristóteles, aquella que dice: “Solo cuando sabemos qué hace una persona podemos saber qué quiere, qué siente en realidad: solo la acción verifica el carácter”.
ANA MEGÍAS CALERO
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