Otra vez más se usa un hecho político e histórico de tal trascendencia para caer en el error de que aquí unos son buenos y otros son malos porque si, y punto. Y es una pena porque podía haber quedado una película muy interesante.

Mostrando a los brigadistas como zombies que repiten discursos vacios automáticamente, cual maquina de tabaco cuando da las gracias, se consigue llegar a un análisis más superficial aun de la situación que el de los propios personajes a los que se intenta ridiculizar.

Personalmente, la selección de la banda sonora tampoco me pareció para nada adecuada.

La única escena que diría que merece la pena es la buena versión que cantan acapella de Fischia Il Vento.

Desde luego antes que ver esto recomiendo a cualquier curioso que eche un vistazo a Estado de Sitio de Costa-Gavras. Ese sí que sabía de cómo se tienen que hacer estas cosas.