Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Francisco Javier Millan:
6
Drama Cuatro sacerdotes conviven en una retirada casa de un pueblo costero, bajo la mirada de Mónica, una monja cuidadora. Los curas están ahí para purgar sus pecados y hacer penitencia. La rutina y tranquilidad del lugar se rompe cuando llega un atormentado quinto sacerdote, y los huéspedes reviven el pasado que creían haber dejado atrás. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2015
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tres años llegaba a las pantallas españolas, casi de tapadillo, la película “No”, del director chileno Pablo Larraín. Una nostálgica cinta resuelta con absoluta eficacia, que venía a contar un suceso histórico clave de los últimos años de la dictadura de su país.
Con la misma fuerza y sencillez nos llega ahora su nueva propuesta. Un relato que bien se puede enmarcar dentro de los límites del drama intimista y de autor, y que viene a mostrar con mucha dureza, diferentes aspectos mentales del ser humano.
En ocasiones no es necesario enseñar la violencia filmando escenas escabrosas. El discurso cinematográfico tiene la capacidad de recrearla desde diferentes puntos de vista y, en este caso, se decanta por una actitud reprimida que pende de un hilo durante todo el metraje.
Los paisajes de una playa desolada y perdida, y el ambiente de la casa de acogida donde vive un pequeño grupo de religiosos, son las piezas de un juego peligroso, en el que los diferentes personajes se ven obligados a convivir.
Sacerdotes acusados por toda clase de actos impúdicos, difíciles de entender y clasificar, pero que a su vez dentro de su mente, resultan ser fruto de su trabajo y de sus buenas intenciones.
Larraín utiliza largas conversaciones y primeros planos para mostrar dicha violencia. Momentos realmente escalofriantes, de un grupo de personas que creen actuar correctamente, bajo una institución que los coarta y los reprime.
Nunca una película ha mostrado el tema de la represión sexual del celibato de una manera tan clara. Hombres y mujeres condenados por su fe, que terminan cruzando la línea en más de una ocasión, y que no dejaran que nada ni nadie se salga con la suya en su pequeño microcosmos.
Lástima que sea una cinta resuelta de una manera excesivamente parca, ya que con una fórmula técnica más estándar, hubiera llegado a más gente. Es un tipo de cine que no sale de las salas minoritarias y de los festivales.
Francisco Javier Millan
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow