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Voto de Cinemagavia:
7
Drama. Thriller Después de escapar de una emboscada, un sicario enfermo vuelve a su ciudad natal de Galveston donde planea su venganza. Roy Cady es un asesino a sueldo en New Orleans al que le fue diagnosticado cáncer de pulmón a los 40 años. Ante la sospecha de que su jefe quiere eliminarle, Roy trata de huir hacia el horizonte desconocido. En su camino, se encontrará con una joven desamparada que le da la oportunidad de darle un nuevo sentido a su ... [+]
6 de diciembre de 2018
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 6,5

La mala vida

Tal y como ocurren en las películas de este tipo de género, se busca la dramatización de un estilo de vida alejado de lo convencional. Mafiosos, prostitutas… el problema surge cuando en vez de utilizar el arquetipo para humanizar a sus personajes, se coge el estereotipado de cómo deben ser este tipo de personas. No se puede negar que la trama que envuelve al personaje de Elle Fanning es lo que permite que destaque. Hay una bajada a los infiernos, una reflexión sobre el concepto de la lucha interna y el dolor no percibido exteriormente.

Junto con los propios demonios del Roy de Ben Foster, hacen una combinación que se ensambla como cuadro derrotista en el que se atisba con pinceladas muy cuidadas la esperanza. Este pesimismo cinematográfico con ciertas luces es lo que potencia la historia y la lleva por unos derroteros que dan nervio y pasión. Consigue que el público se olvide de la idea primigenia que pudiese tener, para crear una cercanía y sintonía que parten desde una facción más sensible.

Princesas de barrio

Galveston le ha dado la oportunidad perfecta a Elle Fanning de seguir viendo su madurez interpretativa. Lejos queda la imagen de la hermana pequeña de Dakota Fanning, teniendo la suficiente capacidad para ser uno de los pilares sensitivos del film. Otra vez da ese magnetismo a la hora de actuar que otorga credibilidad. Habla con una verdad que consigue emocionar al espectador. El desgarro con el que se mete dentro del alma de Rocky, hace que sea imposible no profundizar y crear una conexión con ella. Aplaudir también la forma en la que deja el glamour de los focos, para convertirse en una joven problemática con una vida más que discutible. Según va floreciendo su discurso, se corona como una princesa de barrio, brillante. Una exaltación de la importancia de saber transmitir y hacer de cada secuencia una manera de comerse la pantalla.

Su partenaire, Ben Foster, da personalidad a Roy. Bajo el concepto de chico malo, corazón bueno, se pueden los claroscuros que permiten que sea un personaje con cierta sustancia. Los dilemas morales no son escogidos al uso, lo que permite a Foster ser el protagonista antagonista perfecto para la película. Dentro de su mirada perdida, hay unos matices que hacen de la frustración, la rabia y el mal querer una vía de escape.

Las palabras en su interpretación pasan a segundo plano, gracias a una energía que desprende que hace que el público sea capaz de sentirlo sin tener que masticar lo que se le pasa por la cabeza en cada instante. Por último, mencionar la anecdótica participación de Lili Reinhart. La actriz, conocida por ‘Riverdale’, es la clausura de la emotividad que acompaña a estos dos monstruos interpretativos. Una forma de culminar de forma paulatina.

Déjà vu

El problema que se encuentra principalmente en Galveston es que parte de unas ideas que ya han sido bastante mancilladas en el séptimo arte. Se hace complicado que en ciertas ocasiones parezca que ya se ha visto algunas dramatizaciones previamente. Lo que conlleva a que no sea una película innovadora a nivel narrativo. Aun así, hay que aplaudir que conservando elementos comunes con otros filmes, Mélanie Laurent haya dado ese sentimiento y causado sensación en varias secuencias. En concreto, el desenlace es lo que mejor está trabajado aunque se tenga la resolución a ciertas problemáticas un tanto ficcionadas sin verosimilitud. El discurso final podría haberse omitido, dado que provoca un alargamiento que aunque no es sobrante tampoco es imprescindible por el mensaje que se termina transmitiendo.

Por último, la relación entre ambos protagonistas es un tanto predecible. No es la primera vez que el rechazo se convierte en cariño. Este ideal de las historias de tipos malos y jóvenes en apuros hace que pierda fuelle y la consistencia varíe. Lo que provoca es que haya una estructura irregular que no termina de redondear el resultado. Pese a que el ritmo es bastante dinámico, en ciertas ocasiones, se percibe un cierto estancamiento. Hay algunas subtramas, que pese a la buena intención de subrayar la acción, se podrían omitir. Se crea algún contenido sobrante que se queda como un mero adorno.

Sin embargo, hay que recordar lo que se ha mencionado previamente, las interpretaciones protagonistas y el cambio de película de suspense a una reflexión más humana, consiguen que el resultado sea notable y esta sensación a “ya visto” no ocupe la mente del público constantemente.

Conclusión

Galveston parte con unas ideas claras, llevadas a cabo a través de la creación de personajes maniqueos. El dolor y el desgarro de las actuaciones de Elle Fanning y Ben Foster son brillantes, acompañándolas de la transformación del cine de género de suspense a un cine más íntimo y que habla de sentimientos. Cae en ciertos clichés y produce un efecto de algo ya visto anteriormente en el cine, pero aun así, consigue tener una resolución trabajada y que en varios momentos rompe el caparazón para ir más allá. Una película sobre los bajos fondos que invita al público a vivir la decadencia emocional con esta historia. Galveston sorprende, seduce pero no fascina.

Escrito por Diego Da Costa

https://cinemagavia.es/galveston-critica-pelicula/
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