*Cuál quiere que le cante?

Frozen 2 es imperativamente un producto que confía plenamente en su merchandising, en todas las múltiples derivaciones que puede abarcar y sobre todo en su adaptabilidad a ser, como su predecesora, un producto multi propósito: cine, Home entertainment, videojuegos, libros y revistas, serie de t.v. y toda la mercancía que eso pueda generar, pero además una trama que puede ser obra de teatro musical… y se llena de más canciones.

Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez regresan como los letristas de las (Muchas, muchísimas! canciones) pero… no hay un top hit instantáneo, no hay un “Let it go” (aunque se hace una muy buena referencia) existen números musicales de despliegue de producción con suficiente humor integrado como el de Olaf y el de Kristoff, pero pasado el momento no quedan las letras de la canción revoloteando en la cabeza, como el cántico del empoderamiento que fue “Let It Go”

La versión en inglés posee todo el sello y carácter de las grandes obras de Broadway porque tiene en sus protagónicos a verdaderas estrellas del teatro musical Estadounidense: Kristen Bell, Josh Gad e Idina Menzel, la leyenda detrás de ellos como figuras en el mundo del musical es suficiente para desear escucharlos.

*La impronta moral

Si hay un leitmotiv en la trama de Frozen 2 es la afirmación de que “se debe dar el siguiente paso correcto” y se lleva a la práctica empoderando a Elsa y al mismo tiempo, dándole un destino diferente. Por ello como reflejo y no por sus propios méritos, el destino de Anna y Kristoff se ajusta a un nuevo planteamiento.

Lo siguiente es poner en el radar de los niños un tema controversial: la convivencia entre naciones y la presencia de la guerra, que atraerá una niebla de culpa sobre los participantes en la disputa, hasta que no se presente la adecuada redención de los hechos. La duda es si ese mensaje llegará a los pequeños o si simplemente pasarán de él.

*Viene el Invierno… pero no aún

Dadas las condiciones asociativas en el hemisferio norte de que la nieve es un síntoma de la navidad, Frozen podría catalogarse como Blockbuster navideño, pero en realidad, poco tiene que ver con el tema. Así que, en esta ocasión, los directores Jennifer Lee (que también es guionista) y Chris Buck, deciden trasladarse al otoño y tener microclimas en la trama (obvio hay nieve y hielo por Elsa y sus poderes) pero también se introducen los espíritus elementales: Aire, Tierra, Fuego y Agua para integrar a los ya conocidos tonos azules y blancos, los rojos, ocres y naranjas del bosque de Northuldra en Otoño

*Conclusiones

Frozen 2 continua la saga con una sobrecarga musical y un muy bien instrumentado objetivo, seguir los pasos de Frozen que fue un trancazo a nivel mundial. Nos da un tiempo extra con los personajes, pero poco de ellos llega a sorprendernos por algunas situaciones que arrastran debido a su arco dramático. No se aprecia un desarrollo igual y sostenido en todos y algunos conceptos de empoderamiento sugieren visiones poco deseables de los “sacrificios que se requieren si se desea empoderarse”. Sí hay crestas de humor y sentimiento, aventura y romance, pero también hay valles donde la interacción y el desarrollo de los personajes principales es muy bajo.

Técnicamente es un trabajo impecable, los manejos de texturas, colores y encuadres realmente son un acierto, pero lo que se cuenta está muy por debajo de los logros técnicos.

El desafío de llegar a lo recaudado por su primera parte (o superarlo) se ve de entrada demasiado alto y eso también hace que se ocurra preguntarse: ¿en realidad por qué desarrollar esta secuela?, ¿por seguir viviendo aventuras al lado de personajes que amamos o por romper records de taquilla y comercialización?.

El único personaje que realmente crece, interviene en su destino, evoluciona de alguna manera y tiene una tarea definida es Elsa, y los peligros que debe afrontar para lograr su trabajo pueden sonar/parecer amenazantes, pero nunca logran concretar en realmente “hacer el mal” o “dañar”, porque son combatidos o solucionados en una manera demasiado fácil para el tamaño del problema que parecían, siguiendo los pasos de lo que podría asimilarse como un “simplemente seguir las fórmulas” aunado a una apertura demasiado grande de sub plots que hacen perder fuerza a la historia central, y a las figuras de Elsa y Anna, disipando la atención y volviendo el mensaje total no tan fácilmente descifrable para la audiencia objetivo que básicamente son niños pequeños.

Escrito por Fabian Quezada Leon